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Las primeras mujeres gitanas que estudiaron una carrera universitaria se enfrentaron a la incomprensión en todos los ámbitos. Séfora Vargas, abogada y activista por los derechos de las mujeres, nos cuenta su experiencia y su lucha contra la violencia machista.

Sheila, Davinia, Marisol e Isabel son las protagonistas de este primer programa que inaugura la 19ª temporada de Tolerancia Cero. Llevan en prisión entre 15 meses y 5 años, concretamente en el Centro Penitenciario Madrid I-Mujeres, en Alcalá de Henares, Madrid; y juntas han participado en Ser Mujer, un programa de Instituciones Penitenciarias inaugurado en 2011 y que, desde entonces, han realizado 1.300 internas. Dos datos: más del 70% de las mujeres que acaban en la cárcel han sufrido algún tipo violencia que, en no pocas ocasiones, las conducen al delito y a pagar por él. Y lo más grave. Muchas, además de haberla sufrido en libertad, no se deshacen de ella cuando la pierden, porque los hijos e hijas se convierten entonces en arma arrojadiza por parte de las ex parejas. Ser mujer pretende que la historia no se repita, que recuperen la autoestima perdida, que aprendan a identificar una relación tóxica, y a poner nombre y apellido al maltrato sufrido.

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Hoy seguimos pendientes del último caso de violencia machista en Andalucía. En Úbeda ha habido una concentración y se ha leído un manifiesto de rechazo a esta lacra machista. Mientras, ha empeorado el estado de salud de la víctima, una joven de 33 años que ya formaba parte del archivo Viogén y que había recibido todas las ayudas posibles desde los servicios sociales.

En Úbeda, en Jaén, agresión machista. Un hombre de 42 años está detenido por apuñalar presuntamente a su pareja, y escapar después con el hijo de ambos, de dos años. La mujer está ingresada con pronóstico reservado.

Hablamos de una nueva forma de violencia contra la mujer que se viene detectando en nuestro país especialmente desde el pasado julio: los pinchazos a mujeres en contextos de ocio nocturno. No está clara la vinculación directa de estos pinchazos con la sumisión química, pero sí que tienen riesgos y que coaccionan la libertad y seguridad de las mujeres. Por tanto, se trata de violencia machista. De todo ello y de los nuevos protocolos de atención sanitaria hablamos con los padres de dos jóvenes que han sufrido pinchazos este verano, y con la doctora Nieves Martín Alonso, presidenta de la Comisión contra la Violencia de Género del Hospital Infanta Leonor de Madrid. También con la politóloga Nerea Barjola y con la jurista Altamira Gonzalo. Tiempo, además, para la futura Ley del Aborto aprobada esta semana en el Consejo de Ministros que permitirá, entre otras cosas, interrumpir el embarazo a las menores de 16 y 17 años sin permiso paterno.

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La brecha de género sigue teniendo una gran presencia en el mercado laboral y, en determinados campos, es más ancha que en otros. La ciencia, la investigación y el mundo universitario aún tienen muchas tareas pendientes en este aspecto. Conversamos con Patricia González Rodríguez, neurocientífica y fisióloga. Actualmente, investiga sobre el párkinson en el Instituto de Biomedicina de Sevilla. En colaboración con la Northwestern University de Chicago, su grupo ha logrado generar un nuevo modelo animal con el que han desvelado algunas incógnitas sobre la enfermedad: "Hemos visto que las neuronas dopaminérgicas no mueren directamente, sino que cambian su morfología y desaparecen a nuestra vista. Podríamos intentar rescatarlas y revertir un poco la enfermerdad". Aunque este descubrimiento copó bastantes titulares, González considera que persiste una gran desconexión entre la sociedad española y la ciencia: "Aunque acabamos de pasar una pandemia en la que hemos visto que es crucial, creo que todavía no se valora lo suficiente". A ello, suma la falta de oportunidades para los profesionales, lo que deriva en la conocida como fuga de cerebros: "Somos buenos en los primeros estadíos, pero no tenemos una buena estabilización". De su estancia en Estados Unidos, destaca la graninversión privada en ciencia, algo que no no es habitual en las empresas españolas: "Se hace solo si se va a recuperar ese dinero y la ciencia no funciona así. Se necesita una investigación básica".

"A la mujer se le suele exigir mucho más de lo que se exige a los hombres", lamenta Patricia González. De la desigualdad de género en la ciencia, pone el foco en el perjuicio que las bajas maternales suponen para las mujeres: "Cuando paras tu producción científica, vas quedándote atrás". Aunque afirma que se está mejorando, cree que "todavía queda mucho por avanzar". Sobre este y otros asuntos, preguntamos a Esther Roca, profesora del departamento de Educación Comparada y una de las impulsoras del movimiento #MeToo en la Universitat de València. Cuando era estudiante, Roca fue víctima de acoso sexual por parte de un profesor. Cuenta que no fue la única, pero que nadie denunció porque no se tenía la información que hay ahora. Años después, cuando ya se dedicaba a la docencia, se vio inmersa en un episodio de violencia de género aisladora: "Es la que sufrimos las personas cuando defendemos a víctimas de acoso sexual o de cualquier otro tipo de violencia de género". Ante el acoso sexual en el ámbito universitario, cree que los protocolos y las comisiones de igualdad no son realmente efectivos, ya que no tienen en cuenta el conocimiento científico que hay al respecto. Con todo, asegura que desde el movimiento #MeToo están logrando que las universidades formen a sus trabajadores.

Al fin ha salido adelante la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual,  más conocida como ley del “sólo sí es sí”, que tuvo como detonante el caso de La Manada. Con esta nueva norma, toda relación que no sea expresamente consentida podrá ser considerada una agresión sexual, y ni el silencio ni la pasividad significarán consentimiento. Por otro lado, como ya hemos explicado a lo largo de la temporada, esta ley introduce cambios en lo que se refiere a la reparación del daño de las víctimas, a su acompañamiento y a los recursos para atenderlas, como los centros de crisis 24 horas. Desde finales de 2020 existen dos, uno en Asturias y otro en Madrid, el Centro Pilar Estébanez, al que nos acercamos esta semana. El Gobierno prevé poner en marcha otros 50 de cara a 2023, uno por provincia. Además, hablamos de la recuperación de quienes han sobrevivido a la violencia sexual. En otro orden de cosas, nos acercamos a otra realidad completamente diferente, la de los cuidados, la de madres que lo dejan todo a un lado para cuidar de sus hijos e hijas, en este caso personas que padecen el síndrome de Prader Willi, un trastorno genético que, entre otras cosas, provoca una sensación constante de hambre.

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El acoso y los discursos de odio en redes sociales hacia activistas feministas es algo que se ha naturalizado, como ellas mismas denuncian, aunque ello les suponga convivir con amenazas de muerte y agresiones verbales muy graves: "Llamarte feminazi hace cinco años era el insulto estrella. Pues de eso hemos pasado a: 'Te voy a matar puta feminazi'. Estos ataques se producen con el fin de acallar su discurso relacionado con temas como el aborto, la prostitución o la violencia de género. Y quienes están detrás suelen ser “hombres muy violentos” o “mujeres que cuestionan la necesidad del feminismo”.

El miedo a que las amenazas traspasen la pantalla es algo inevitable y la falta de protección las hace vulnerables: “La gente te dice: 'Deja las redes sociales por un tiempo'. Pero la violencia digital es el reflejo de una violencia que está encarnada en el cuerpo de la gente que lo está pensando y ejerciendo”.

Alba Urrutia ha hablado con Pamela Palenciano, autora del monólogo ‘No solo duelen los golpes’; conHelena Sotoca, divulgadora de arte y feminismo en redes sociales; con Ángela Rodríguez ‘Pam’, Secretaria de Estado de Igualdad y Contra la Violencia de Género del Gobierno de España, y con Ada Santana, presidenta de laFederación de Mujeres Jóvenes.

En los medios de comunicación, cada vez son más habituales las noticias sobre agresiones sexuales. Sin embargo, siguen persistiendo grandes falacias en torno a las violencias machistas: se habla de casos aislados, se patologiza al agresor o se culpa a la víctima. Conversamos conElisa García Mingo, doctora en antropología sociocultural y profesora investigadora de la Universidad Complutense de Madrid. Junto a un grupo de colegas de varias universidades españolas, forma parte lared de investigación científico sobre violencias sexuales (SEXVIOL).

Uno de sus principales estudios pretende desmontar el mito la agresión sexual, "demostrar a través de datos y del estudio científico que la violencia sexual es sistemática, que no son hecho aislados que les ocurren a algunas mujeres". Además, mediante el análisis de sentencias judiciales, han elaborado el perfil más común del perpetrador, que no es el de un enfermo mental o un monstruo desconocido, sino el de una persona cercana.

Aunque reconoce que el discurso de losmedios de comunicación ha mejorado con el paso del tiempo, cree que en ocasiones aún se cae en ese estereotipo: "En esa necesidad de informar de lo nuevo y de lo sorprendente, a veces informan con una aproximación que espectaculariza algunas formas de violencia". Como ejemplo, menciona las violaciones grupales o la reciente proliferación de pinchazos en discotecas.

Reconoce el importante papel que, en los últimos años, han ejercido las redes sociales. Para García Mingo, el uso masivo de etiquetas como #MeToo o #YoSíTeCreo es un "verdadero movimiento social". Sin embargo, también pone el foco en una "regresión misógina", muy presente y accesible para los jóvenes en las plataformas digitales.

Por último, destaca el bajo porcentaje de denuncias: "Solo un 7-8% de los delitos son denunciados". Para revertir esta tendencia, incide en la necesidad de educar a la juventud, para incrementar la conciencia de las mujeres, pero también la de los hombres: "Que sus referentes no sean varones misógisnos, sino que tenganejemplos de masculinidad positiva".

Julio y agosto son los meses con más denuncias y asesinatos de mujeres por la violencia machista. Las víctimas pasan más tiempo con el agresor y aumentan los malos tratos. Desde que empezaron las estadísticas, en 2003, han asesinado a 1.156 mujeres en España. Pedir ayuda es clave para su protección.

Foto: iStock / Getty Images Plus

El proyecto Medios de comunicación como catalizadores del cambio en políticas de género, enmarcado dentro del programa Masar de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), hace balance de sus dos años en marcha. En ese tiempo ha formado a más 300 profesionales del periodismo, procedentes de Mauritania, Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto, Libia, Líbano, Jordania, Siria y Palestina, capacitándoles para abordar el tratamiento de la violencia machista y la igualdad, y contribuir así a la necesaria sensibilización de la sociedad. Además, en otro orden de cosas, conocemos un poco mejor a Ana Frank, descubierta junto a su familia un mes de agosto de 1944, antes de convertirse en víctima del exterminio nazi; y visitamos la exposición Clara Campoamor Rodríguez: mujer y ciudadana (1888-1972), en la Biblioteca Nacional.

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Las páginas de Sugardating ponen en contacto a mujeres jóvenes con necesidades económicas con hombres mayores que están dispuestos a pagar sus gastos a cambio de compañía. Se plantea como un intercambio de "beneficio mutuo", pero los expertos advierten de sus riesgos y de que se trata de una nueva forma de prostitución. Las redes sociales han contribuido a visibilizar y blanquear este fénomeno que cada vez está más extendido y normalizado.

Continúan abiertas las investigaciones de 60 denuncias de pinchazos indiscriminados a mujeres en lugares de ocio, aunque por ahora no hay indicios de inoculación tóxica ni casos confirmados de sumisión química. Las principales cuestiones son el motivo de las agresiones y qué hacer en caso de recibir un pinchazo. María Luisa Calcerrada, comandante jefa de Delitos contra las Personas, expresa que no conocen el objetivo de estas acciones, pero se trata de una agresión a mujeres: "No tenemos constancia de que las mujeres hayan sido víctimas de un delito posterior", afirma. Fernando Grande Marlaska, ministro de interior, ha insistido en la importancia de denunciar estos delitos, que se producen en lugares de ocio de aglomeración de jóvenes, como festivales de música y discotecas. Respecto a cómo actuar, es importante protegerse con amigos y acudir lo más rápido posible a un centro sanitario, ya que, desde el Consejo General de Enfermería alertan de que los pichazos pueden ocasionar graves riesgos para la salud.

Informa Pilar Segovia

Hablamos de los retos virales que parten de plataformas como TikTok, Twitter e Instagram, y de la violencia asociada a ellos. La viralización de los llamados challenges puede llegar a ser muy peligrosa, como el famoso Caza al pijo, o el Mataleón, una especie de estrangulamiento que acabó con un menor de 13 años hospitalizado el pasado mayo en Valencia. De todo ello charlamos con Jessica Ortega-Barón, investigadora del grupo Ciberpsicología en la Universidad Internacional de La Rioja; y con Maite Cerezal, docente responsable del programa Safety.net en el Colegio Sagrado Corazón La Anunciata de Valladolid, una iniciativa impulsada por Universidad de la Rioja y la Fundación Educativa Francisco Coll, que busca prevenir los riesgos relacionados con Internet en la adolescencia. Además, cambiamos de asunto para acercarnos a los supervivientes de las muertes por suicidio que, en no pocas ocasiones, están relacionadas con situaciones de violencia insoportables.

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Dos policías que violaron a una chica de 18 años y un empresario que violó a una jornalera evitan la cárcel por 6.000 euros y un curso de educación sexual. Se trata de dos acuerdos de conformidad en los que la víctima colabora, entre otros motivos, para poder olvidar y seguir adelante. Marisa Soleto, jurista y directora de la Fundación Mujeres, asegura que estos acuerdos son más habituales de lo que parece: “Cuando la justicia es demasiado lenta se obliga a las víctimas a volver a recordarlo durante años y esto hace que lleguen a acuerdos de conformidad como estos, lo que quieren es pasar página”.

Sobrelos cursos de educación sexual, la presidenta de la Fundación reconoce su importancia como medida de prevención, antes de que se haya cometido el delito: “En este caso, estos cursos están siendo utilizados para que los condenados no se vayan de rositas y devuelvan algo a la sociedad, pero no sabemos su efectividad cuando el delito ya se ha cometido”. Soleto subraya que estos acuerdos dan una sensación de impunidad y que la condena judicial y social debería ser contundente y compartida:"Se genera una imagen de que violar a una mujer sale muy barato en España".

Desde la Fundación Mujeres esperan que la aprobación de la ley 'solo sí es sí' produzca cambios de carácter judicial y ponga el consentimiento de las mujeres en el centro: “La ley actual presta mucha atención en los medios coercitivos y por lo tanto preguntan mucho sobre cuál fue el comportamiento de la víctima, si se resistió lo suficiente. Esperamos que con esta nueva ley se le pregunte mucho más al agresor, que sean ellos los cuestionados sobre si se cercioraron de que contaban con el consentimiento de la víctima”. Respecto a la oleada de pinchazos en discotecas, asegura queindudablemente son agresiones a mujeres, a pesar de que no exista una sumisión química: “Produce una situación de miedo y clarísimamente lo podemos clasificar como un factor de violencia de género”.

Recientemente hemos conocido tres casos diferentes de violencia sexual que se han visto resueltos de la misma forma: con una multa económica, la asistencia a cursos de educación sexual o de reeducación conductual y, en todo caso,  servicios a la comunidad. Un acuerdo al que, como ha explicado la presidenta de la Unión Progresista de Fiscales,  Inés Herreros,  acceden en muchas ocasiones las víctimas por no tener que sufrir la segunda victimización que supondría tener que someterse a un proceso judicial.

Herreros ha señalado que el problema se encuentra en que, en lugar de revisar cómo reaccionan las víctimas y por qué lo hacen, “deberíamos preguntarnos qué estamos haciendo como sociedad en materia de libertad sexual”. Analizando temas tan relevantes como la educación de las nuevas generaciones, la normalización de las vejaciones hacia las mujeres por sus conductas sexuales o la tolerancia hacia la violentación de las mujeres que se percibe en la pornografía, por ejemplo.

La presidenta de la UPF ha remarcado que debemos dejar de responsabilizar a las víctimas y de juzgarlas por sus decisiones y, sobre todo, “cambiar el foco, que deje de estar en las mujeres y ponerlo en qué está pasando para que haya hombres que cometan este tipo de delitos”.