En su día a día, la mayoría de los cardenales lleva sotana negra y fascia roja, aunque no todos visten igual. Por ejemplo, capuchinos y dominicos prefieren el atuendo de su orden. Cinco pontífices de esa orden usaron ese color y a partir del siglo XVI, también lo hizo el papa, que hasta entonces iba de rojo.
El rojo es el color que predomina en grandes celebraciones litúrgicas, con algunas salvedades. Todos son católicos, creen los mismos dogmas y reconocen al papa como cabeza espiritual, pero representan a 24 iglesias particulares, es decir, con autonomía para celebrar sus ritos según la zona en la que estén.
Los sacerdotes más jóvenes de Roma hacen un hueco en sus estudios y pasean alrededor del Vaticano. Algunos hacen recados, también aprovechan para asomarse a la plaza de San Pedro por si coincide la fumata. La edad mínima para ser sacerdote es de 25 años. Algunos opinan que hacen falta cambios en la curia, otros explican que es crucial evangelizar con los medios que hay hoy. Estos días hablan mucho del futuro de la Iglesia y de la conexión con los jóvenes.
El cielo que cubre el Vaticano, al que todo el mundo ha mirado un par de veces a lo largo de la mañana del jueves, mantiene la expectación de curiosos, fieles religiosos y turistas. La vista se posa en la chimenea, aquella que mostrará al mundo si hay un nuevo papa o, por el contrario, será necesario esperar hasta la próxima votación del cónclave.
Hay quien ya tiene preparada la reacción para un humo blanco que, de momento, no llega. "No 'habemus papa'", se lamenta uno de los turistas entrevistados. "Aunque somos muy afortunados, porque llevamos 20 minutos acá y hemos visto la fumata negra", destaca. Algunos volverán para la próxima fumata pero, para otros, esa oportunidad se les ha escapado. Toca seguir mirando al cielo Vaticano hasta que el humo ofrezca una respuesta.
La primera fumata del cónclave siempre genera gran expectación entre el público y los medios de comunicación. Las puertas se habían cerrado casi tres horas antes y esa primera votación se tomaba como un trámite, pero la tardanza hizo que los nervios fueran creciendo en las redacciones. Los enviados especiales se iban poniendo en su posición de directo y preparando una crónica que segundos después no les iba a servir.
Sagrario Ruiz de Apodaca, enviada especial de TVE, llevaba 46 minutos mirando la chimenea, el pasatiempo preferido por todos estos días, aunque ella lo hacía en San Pedro. Si bien esta periodista empezó de día, con el paso de las horas se quedó a oscuras y con urgencia hubo que encender los focos. Tampoco le sirvió lo que tenía preparado.
El nombre que elija el nuevo papa dará muchas pistas de por dónde puede ir su pontificado. Jorge Bergoglio quiso llamarse Francisco por san Francisco de Asís, para no olvidarse de los pobres. Juan Pablo I eligió su nombre uniendo a sus dos antecesores que pusieron en marcha el Concilio Vaticano II, el papa Juan XXIII que lo convocó y el papa Pablo VI que lo clausuró. Los más frecuentes, en la historia de la Iglesia, han sido Juan, Gregorio y Benedicto. Aunque a lo largo de la historia los papas no siempre los papas cambiaron de nombre.
Unas 11.000 personas se han congregado en la plaza de San Pedro del Vaticano y su entorno para ver la segunda fumata del cónclave para elegir un nuevo papa, que salió de nuevo negra. Tras esta segunda fumata, los cardenales volverán a reunirse dos veces por la tarde.
Unos minutos antes de las doce, la fumata negra ha anunciado que las dos votaciones de la mañana del segundo día de conclave han terminado sin acuerdo entre los cardenales para elegir un nuevo papa. La multitud ha reaccionado con sorpresa, ante la prontitud del resultado, que el Vaticano esperaba para más tarde.
Las cuentas de la Santa Sede muestran un déficit de unos 46,5 millones de euros para un presupuesto total de casi 500 millones, sin tener en cuenta dos grandes hospitales vaticanos que tienen su propia gestión, explica en La Hora Daniel Flores, periodista de Datos RTVE. Cuenta que la razón de este declive económico, que Francisco trató de paliar, se debe mayormente a una disminución de las donaciones. Ha hablado también sobre la primera condena penal para un cardenal, que vino por un caso de irregularidad económica en la compra de un inmueble en Londres. Se pagó, con dinero vaticano, más de lo que costaba la propiedad.
Pablo Ordaz, ex corresponsal de El País en el Vaticano, visita Las mañanas de RNE con Josep Cuní en la segunda jornada del cónclave que escogerá al sucesor de Francisco. El periodista, gran conocedor del funcionamiento del gobierno de la Iglesia Católica, ha hablado de sus vivencias siguiendo al Papa Francisco durante cinco años, incluyendo algunos de sus grandes viajes, donde el pontífice hacía una especia de "casting" de nuevos cardenales. De ahí, ha aclarado Ordaz, que algunos lleven apenas unos pocos años en el cargo. "Bergoglio quería savia nueva para la Iglesia", ha afirmado.
Además, el periodista ha explicado la importancia de salir de Europa para entender la evolución de la institución en los últimos años. Especialmente África, donde Ordaz ha apuntado que "la Iglesia no está en crisis", hasta el punto que "el Opus Dei está invirtiendo" en buscar seguidores el continente. "Si llega un papa africano, no sería una sorpresa, serían dos: primero por el salto de la Iglesia y porque ese salto sería al conservadurismo", ha explicado Ordaz, en referencia a asuntos espinosos para el seno de la Iglesia como la aceptación de la homosexualidad. El choque entre las dos corrientes, conservadora y progresista, en la elección del nuevo pontífice ha sido otro de los temas analizados en esta conversación en la que ha intervenido también el corresponsal de RNE en Roma, Jordi Barcia, y los analistas Lourdes Pérez, Marc López y Pablo Simón.
Comenzamos el segundo día de cónclave para elegir al nuevo papa. En la edición especial de 'Las Mañanas de RNE' desde Roma, charlamos con Diego Alonso Lasheras, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas. "Lo espiritual es muy político y lo político es muy espiritual [...] Ciertas maneras de expresar lo espiritual en lo político del papa Francisco ha podido no gustar en muchos sitios, sobre todo en Occidente". Lasheras considera que Francisco no era "un peronista al uso" y que la división que ha podido crear se atribuiría más a su carácter, y no tanto a una ideología política. "Ha sido sorprendente, muchas veces hablaba sin haber preparado un discurso muy formal".
El profesor de Relaciones Internacionales destaca que la geopolítica es muy importante incluso en la iglesia. "El centro de gravedad de la Iglesia católica se lleva desplazando fuera de Europa unos cuantos decenios", asegura. Subraya que Francisco ha nombrado a más cardenales no europeos. "Tenemos miembros del Colegio Cardenalicio que representan a la Iglesia de Mongolia, teniendo un peso estratégico mínimo [...] Ha privilegiado poner el foco en realidades periféricas".
El primer día de cónclave para elegir al sucesor de Francisco acaba con fumata negra, sin consenso entre los 133 cardenales electores. En el programa especial '24 Horas de RNE' desde Roma, hablamos con Sergio Rodríguez López-Ros, vaticanista y profesor de la la Universitat Abat Oliba CEU, sobre las claves que marcarán la elección del próximo pontífice. Una de las cuestiones actuales es la situación geopolítica y cómo determinará en el futuro de la Iglesia: "El cerrarse bajo llave durante el cónclave es un símbolo, es la independencia de la Iglesia frente a los gobiernos. Siempre ha intentado bloquearse de las interferencias", explica.
El humo ha salido de la chimenea de la Capilla Sixtina a las nueve de la noche, más de tres horas después del inicio de la votación, el profesor ha afirmado que "la fumata blanca debería ser mañana a las 19:00h o bien en la primera votación del viernes, no más tarde". Sobre las cualidades que debería tener el próximo pontífice, destaca "que no tiene que ser un gran teólogo, sino un buen comunicador porque ahí nadie le puede suplantar" y resalta el camino del papa Francisco en este ámbito, un camino que "no tiene vuelta atrás".
Cuando los fieles llegan al Vaticano se encuentran ante una ciudad blindada. La seguridad es máxima. Desde las 7 de la mañana se ha desplegado un dispositivo especial con más de 4.000 efectivos. Se controla desde una de las salas operativas de la policía el Estado italiano. Los uniformados peinan palmo a palmo cada esquina del Vaticano; sobre todo zonas sensibles como la Plaza de San Pedro.
"Suerte por partida doble". Esto es lo que le ha dicho el decano Giovanni Battista Re a Pietro Parolin, situado como máximo favorito en las quinielas, durante la misa previa a la apertura del cónclave. Se especula sobre si esos buenos deseos pueden ser por su condición de papable o por su papel como guardián del cónclave.
Ha sido una imagen muy comentada porque, desde hace días, Roma es un hervidero de rumores con nombres de posibles sucesores de Francisco. Hay todo tipo de conjeturas. Los expertos y vaticanistas hacen sus propias apuestas, pero hay nombres destacados, como Parolin, Pizzaballa o Zuppi.
Aunque puede ser el momento de un papa africano, y ahí está sonando fuerte el congolés Ambongo. Si miramos a Asia, en esas quinielas se repite el del filipino Tagle, originario de uno de los países donde más católicos hay. Los cardenales europeos no son mayoría como antaño, pero tenemos favoritos al marsellés Aveline, al húngaro Erdö o el sueco Arborelius, que creció protestante y a los 20 años se convirtió a la religión católica.
El Vaticano está blindado de arriba a abajo para albergar el cónclave. En Santa Marta, solo pueden observarse las ventanas cerradas a cal y canto de las habitaciones de cada cardenal elector. Se les han asignado por sorteo, y allí sufrirán los desvelos que implica elegir al mejor de todos ellos.
Los cardenales solo se han dejado ver un momento al salir de la misa pro eligendo Pontifice. Allí hablaban por última vez con personas ajenas al cónclave. Por la salida del Perugino, sacerdotes, monjas y otros invitados abandonaban el Vaticano tras el Extra omnes. Extramuros seguirán atentamente el resultado de las votaciones.
Sin embargo, no son solo muros y piedras lo que separa a los cardenales electores del resto del mundo: también está la tecnología, con inhibidores encargados de anular cualquier señal de los equipos de transmisión, incluidos los de los periodistas.