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La fama de los bordados y la calidad de su materia prima hizo de Suzhou una parada fundamental en la Ruta de la Seda. De ella se dice que es el paraíso en la Tierra; una ciudad comercial llena de canales que transformó parte de los beneficios en la construcción de hermosos jardines, su seña de identidad. El Jardín del Administrador Humilde o el del Maestro de Redes son obras maestras del paisajismo, reflejos de la trascendencia metafísica de la belleza natural en la cultura china. Con estos argumentos la Unesco incorporó los jardines clásicos de Suzhou al listado del Patrimonio de la Humanidad. Accedemos a varios en compañía de la profesora Yu Wenqing (Qingqing) y su marido, el consultor industrial Enrique Luengo. Además contemplamos esbeltas pagodas como la del templo de Bao En o la torre inclinada que corona Tiger Hill. Paseamos al borde del agua en las calles Shantang Jie y Pingjiang Lu, recorremos el concurrido Museo de Suzhou y visitamos remansos de paz y naturaleza con las profesoras Lujia Li y Ma Jing, el profesor Wenhao Li y el catedrático de nanoelectrónica Mario Lanza, antiguo residente en esta ciudad perteneciente a la provincia de Jiangsu. Su moderno parque industrial, extendido en torno al lago Jinji, es a la vez distrito financiero, centro cultural y meca del ocio; lo investigamos con ayuda del ingeniero Xavi López, que señala un llamativo rascacielos con forma de pantalones como hito de su orilla oeste. Una escapada al pintoresco pueblo acuático de Tongli completa nuestro viaje a esta gran urbe al sur del delta del Yangtsé.

El Canal 24 Horas ha entrevistado a Esther Sánchez y Paula Moya, dos españolas que llevan un día en el aeropuerto de Ben Gurion porque cancelaron su vuelo a España. Este lunes han estado hablando con el consulado, con el que intentaron ponerse en contacto el domingo: "Hasta hoy no se han interesado. Pedimos que nos lleven a España", dicen.

Foto: Pasajeros esperan en el aeropuerto Ben Gurion, cerca de Tel Aviv, Israel, el 7 de octubre de 2023. GIL COHEN-MAGEN / AFP

Son muchos los españoles a los que la guerra en Israel les ha pillado haciendo turismo en la zona. Salir cuanto antes del país y llegar sanos y salvos a España es ahora su única preocupación, pero también una opción complicada, ya que algunas compañías han cancelado sus vuelos. La embajada pide que mientras tanto se queden en sus alojamientos

Foto: Lanzamiento de cohetes desde la Franja de Gaza hacia Israel. REUTERS/Amir Cohen

Envuelta en una bruma del misterio, rodeada de una inmerecida leyenda negra de intrigas y traiciones, la casa de Borja llegó a ser una de las familias más poderosas del Renacimiento. El apellido también ha pasado a la historia en su versión italianizada porque los Borgia dieron al mundo dos papas: Alejandro VI y Calixto III. Los ecos de esta apasionante dinastía siguen resonando en la ciudad valenciana de Gandía, donde estos aristócratas de origen aragonés echaron raíces durante tres siglos. El historiador y escritor Vicent Lloret nos ayuda a trazar su árbol genealógico mientras descubrimos suntuosas estancias del Palacio Ducal, visita clave para comprender esta capital comarcal de la Safor. Al pasear por el casco histórico encontramos otros monumentos vinculados a la familia Borja; desde la iglesia colegiata de Santa María hasta el antiguo hospital de San Marcos, hoy sede del Museo Arqueológico de Gandía. Su director, Joan Negre, guía nuestros pasos por esta institución que custodia, entre otras piezas notables, parte del tesoro de arte rupestre de la cercana cueva del Parpalló. También nos interesamos por valiosas tradiciones gandienses como su Semana Santa o las Fallas; en el museo monográfico dedicado a estas últimas nos espera su director, Alberto Bou. No podemos pasar por alto la icónica lonja del barrio pesquero, El Grao, que limita al norte con el desarrollo turístico playero de Gandía. La técnica municipal encargada de su mantenimiento, Carmela Morant, recorre con nosotros varios kilómetros de arena al borde del mar. Pero antes nos citamos con el chef Amadeo Faus y el presidente de la Asociación Cultural y Gastronómica Fideuà de Gandia, Avelino Alfaro, para probar el plato insignia de esta villa que vive hacia el Mediterráneo. Nuestro viaje termina mirando a la naturaleza, explorando junto al guía Jaume Sau las zonas de marjal y la sierra del Mondúver.

El Elba es el camino de agua que conecta Hamburgo con todos los puertos del mundo; decisivo desde tiempos medievales, cuando la villa pertenecía a la Liga Hanseática. Grandes cruceros y buques de carga atracan a diario en sus muelles tras navegar cien kilómetros río arriba desde la costa del Mar del Norte. Su vocación comercial, la inevitable necesidad de viajar y acoger, ha forjado el peculiar carácter de esta ciudad estado. Los hamburgueses tienen fama de abiertos, inquietos y divertidos, tópico que encaja como un guante a nuestra anfitriona, la profesora del Goethe-Institut Cornelia Zollner. Con ella recorremos la ciudad vieja y la nueva, exploramos canales y los dos lagos urbanos que alimenta el río Alster. En nuestro paseo contamos también con los guías locales Jutta Hülsmann y Sebastián Saavedra, que nos ayudan a retratar lugares como el ayuntamiento o las famosas iglesias de San Nicolás y San Miguel. Dos residentes, Elena Villa Bokov y Manuel Sánchez, nos invitan a asomarnos a rincones tan peculiares como Reeperbahn –el barrio rojo–, la playa fluvial o el pintoresco distrito de Blankenese, un universo de escaleras con buenas vistas. No falta el imprescindible paseo por Speicherstadt, la isla de almacenes del siglo XIX declarada Patrimonio de la Humanidad, ni una visita a Miniatur Wunderland, la maqueta de trenes más grande del mundo, que disfrutamos junto al profesor Johannes von Stritzky.