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El fin de semana largo de la Constitución ha comenzado con algunos atascos en las carreteras de salida de las grandes ciudades debido a la afluencia de los conductores que disfrutarán de tres días festivos, que se han unido a las intensidades circulatorias habituales de los viernes.

Cada día, medio millón de alumnos viajan en los 17.000 autobuses escolares que hay en España. El momento de mayor riesgo no es el recorrido, sino cuando suben o bajan del vehículo. Tráfico ha comenzado una campaña de control y vigilancia del transporte escolar, con especial hincapié en los cinturones de seguridad.

Este domingo se celebra el Día Mundial de las víctimas de accidentes de tráfico. 1.680 personas fallecieron el año pasado en las carreteras españolas y otras 5.500 resultaron heridas de gravedad. En el mundo los accidentes de tráfico matan cada año a casi 1,2 millones y dejan entre 20 y 30 millones de lesionados. La OMS lo considera un problema de salud pública. 

Un posible exceso de velocidad continúa siendo la principal hipótesis que manejan los investigadores. El autocar procedente de Madrid tomó un desvió hacia Calasparra,en Murcia, un carril de salida limitado a 40 km por hora pero el vehículo no trazó la curva, siguió recto y cayó por un terraplén de 15 metros. Según la investigación el autobús circulaba a 90 kilómetros por hora, más del doble del límite en ese tramo. 

El conductor, que dijo a los agentes, cuando le detuvieron que no le habían funcionado los frenos, ha salido en libertad con cargos tras declarar ante la jueza. Se le imputan delitos de homicidio, lesiones y conducción imprudente. Según el propietario del autocar, el vehículo sufrió otro accidente hace cuatro años en el que resultaron heridas 15 personas. Al parecer el conductor entonces también alegó un supuesto problema de frenos.

El equipo especial de la Guardia Civil de reconstrucción de accidentes ha llegado ya a Cieza para averiguar qué pudo pasar para que el autobús se saliese de la carretera. Los primeros datos de la investigación apuntan a que habría entrado en una curva a 90 kilómetros por hora cuando la señal más cercana al lugar del accidente señala que no se puede circular a más de 40. El equipo especial de la Guardia Civil procedente de Madrid investiga si a este exceso de velocidad se le unió una hipotética distracción, que habría llevado al conductor a perder el control del autobús. Tras el accidente, el conductor habría asegurado que le fallaron los frenos, una hipótesis que podría verse reforzada si en la carretera los guardias no encuentran huellas de una gran frenada. También se investiga si el mismo autocar sufrió otro accidente hace cuatro años en el que resultaron heridas 15 personas. El conductor del vehículo alegó entonces también un supuesto problema de frenos. 

La Dirección General de Tráfico (DGT) ha denunciado a casi 34.700 conductores en su campaña de la semana pasada en carreteras secundarias. La mayoría por exceso de velocidad, pero también por cometer infracciones como adelantar con línea continua o hablar por el móvil mientras se conduce.