La directora ejecutiva de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) España, Raquel Martí, ha denunciado que "no hay ningún lugar seguro dentro de la Franja de Gaza". "Hemos visto como Israel ha bombardeado incluso los sitios que ellos mismos han creado para proteger a la población desplazada, las mal llamadas 'zonas humanitarias'. La población sabe perfectamente que no hay ningún lugar al que ir", ha asegurado.
Israel ha intensificado sus bombardeos y ataques contra la Ciudad de Gaza, donde viven un millón de personas, pero Martí asegura que la población, "por el momento está pensando en permanecer en Ciudad de Gaza porque sabe que la situación es la misma en otras localidades". "A cualquier sitio que vayan, su vida corre peligro", ha añadido.
Más de 62.000 gazatíes han sido asesinados desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre de 2023. En las últimas horas hemos sabido que Israel se abre a negociar con Hamás una posible tregua, al tiempo que ha ratificado el plan militar para tomar Ciudad de Gaza y mientras la población civil sigue muriendo a causa de las bombas, a tiros en las colas del hambre y de la propia hambruna. En Las Mañanas de RNE con Lara Hermoso, la coordinadora de Emergencias de Médicos sin Fronteras en Gaza, Esperanza Santos, afirma que esta ofensiva "sería catastrófica para toda esa población que vive en Ciudad de Gaza" y reprocha que la guerra no es solo de bombas, sino también "psicológica". Sobre si es posible el cese de la actividad militar, señala que "nunca a parado" realmente, ni siquiera en zonas que no están consideradas como zonas militares.
Desde Al-Mawasi, en la zona costera de Jan Yunis, nos cuenta que la sensación en el enclave palestino es de "trampa" por la limitación del espacio y la alta densidad de población: "La franja de Gaza es un sitio limitado y la han ido restringiendo más [...] Es como un hormiguero, aparte de la destrucción y de casi el total de la población viviendo en tiendas de campaña y desplazados, y la cantidad de veces que una sola persona tenido que desplazarse a lo largo de estos 22 meses de conflicto".
Una investigación del diario británico The Guardian ha revelado que el 83% de las víctimas gazatíes eran población civil. Médicos sin Fronteras denuncia es que entre las privaciones a las que se enfrenta la población gazatí está la falta de agua y la malnutrición, que afecta a toda la población: "En el día a día ves a la gente con cara de hambre, ves adultos con cara de hambre". La organización se ha visto obligada a dejar de distribuir agua en 137 puntos de distribución porque, denuncia Santos, llegar a la población de forma segura es difícil en algunos lugares. A pesar de todo, cree que la esperanza aún no se ha perdido en Gaza. "Los gazatíes siguen creyendo en que el alto el fuego es posible y ellos mantienen la esperanza de sobrevivir" a pesar, dice, de que llevan viviendo desde 2023 en "esta situación de castigo colectivo".
La ciudad de Jan Yunis en Gaza ha vuelto a ser el epicentro de la ofensiva israelí, con bombardeos sin margen para evacuar y miles de desplazados atrapados sin refugio, agua ni comida. La ONU ha insistido en la urgencia de un alto el fuego y ha denunciado trabas en la entrega de ayuda humanitaria, mientras alerta de que un millón y medio de personas necesita material de emergencia. En la última semana han muerto una media de treinta palestinos al día, frente a ninguna baja israelí.
Israel ha intensificado su ofensiva sobre la Franja con bombardeos en campamentos de desplazados y la entrada de tropas en el estratégico barrio de Sabra en la Ciudad de Gaza. La ONU y la Cruz Roja, así como las familias de los rehenes israelíes, continúan reclamando un alto el fuego inmediato, pero el primer ministro Benjamín Netanyahu ha ordenado acelerar la toma de la localidad. Mientras Egipto y Arabia Saudí buscan una salida negociada, e incluso Hamás ha ofrecido la liberación de parte de los israelíes secuestrados, Tel Aviv ha descartado por el momento responder a las ofertas de tregua.
Mientras cientos de familiares de rehenes israelíes han marchado en la frontera de Gaza para exigir una tregua que permita el regreso de sus seres queridos, el Gobierno israelí ha reforzado la presión militar en la Franja. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha ordenado acelerar los plazos para ocupar Ciudad de Gaza y movilizar 60.000 reservistas, pese a que siete de cada diez israelíes reclaman un alto el fuego con Hamás.
Al mismo tiempo, su gabinete ha aprobado un ambicioso plan de expansión de colonias en Cisjordania que amenaza con fragmentar aún más el territorio palestino. El proyecto incluye la creación de 3.000 nuevas viviendas, carreteras exclusivas para colonos y la conexión con Jerusalén, bloqueando la viabilidad de un futuro Estado palestino.
Hasta 26 aldeas beduinas están amenazadas por la expansión israelí en la Cisjordania ocupada. Los ataques de los colonos son diarios. Se apropian de sus tierras con rudimentarias caravanas, a la espera de un permiso que les permita construir sus asentamientos. Cerca de la frontera, el Gobierno israelí ha levantado en las últimas décadas uno de los mayores asentamientos de la región, donde viven actualmente 40.000 colonos. Ante esta situación, apenas quedan beduinos por la zona.
Está previsto que Israel construya 3.000 viviendas para ampliar dicha colonia y unirla a Jerusalén con una autovía exclusiva para israelíes. Para ello, confiscará terrenos palestinos estratégicos y fragmentará a Cisjordania.
La presión internacional a favor de reconocer un Estado palestino no ha frenado este proyecto que bloquea la solución de los dos Estados. Israel lo diseñó hace años, y hace apenas una semana aceleró su aprobación. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, cree que este es el momento de hacer todos los cambios necesarios tanto en Gaza como en Cisjordania.
En los alrededores de Nablus, donde apenas circulan ambulancias, España y Cisjordania se cruzan en una historia de resistencia familiar. Loay conduce el vehículo; Osama, su hijo, vuelve tras siete años de formación como paramédico en Granada. "He vuelto a ayudar a mi pueblo", comenta Osama a RTVE. "Mi padre trabaja solo y necesita ayuda en esta situación", añade.
Poco o nada ha mejorado desde que se fue, según Osama. Loay lo resume en un dato inquietante: las agresiones de colonos se han intensificado y los asentamientos se expanden. Las incursiones del ejército israelí son rutina, y la ambulancia de esta familia es la única para atender a ocho municipios donde cada trayecto es una odisea.
"En cada pueblo, cada carretera, hay controles. Los soldados israelíes buscan y hablan mucho tiempo para quedarnos mucho tiempo con los pacientes en cada puesto de control, para que no lleguemos rápido", denuncia Osama. En Cisjordania, salir es fácil, pero llegar nunca está garantizado.
Hamás ha dado luz verde a una tregua temporal de 60 días para intercambiar 50 rehenes —vivos y fallecidos— por 200 prisioneros palestinos, incluidos 140 condenados a cadena perpetua. Durante ese periodo, las partes tienen previsto negociar un alto el fuego permanente que incluiría la retirada del Ejército israelí de Gaza. Como parte del pacto, Hamás aceptaría exiliar a sus dirigentes y ceder el control del enclave a una administración civil respaldada por países árabes. La propuesta, mediada por Qatar y Egipto, queda ahora pendiente de respuesta por parte de Israel.
De primeras, la propuesta puede satisfacer parcialmente al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien ha insistido en varias ocasiones que solo detendrá la ofensiva si Hamás libera a todos los rehenes y se desarma por completo.
Mientras tanto, continúa el éxodo masivo desde la ciudad de Gaza, donde un millón de personas intenta huir ante los bombardeos. Israel ha intensificado sus ataques tras aprobar un plan para ocupar la ciudad antes del 7 de octubre, fecha clave por cumplirse dos años del ataque de Hamás. Solo esta madrugada, 25 palestinos han muerto en la Franja.
Los manifestantes israelíes han bloqueado decenas de carreteras para exigir un pacto que libere a todos los secuestrados y el fin de la guerra. Se han sumado universidades, la municipalidad de Tel Aviv y otras 75 locales y empresas privadas.
El presidente Herzog ha insistido en presionar a Hamás y ha llamado hipócritas a los líderes internacionales. Según las encuestas, el 70% de israelíes apoya el fin de los combates, principalmente por los rehenes.
Su postura no responde al sufrimiento en Gaza ni a presiones internacionales, simplemente no ven un final. Una gran manifestación cerrará este domingo en Tel Aviv la jornada de protesta, aunque pocos confían en que frene al Gobierno.
El periodista Mikel Ayestaran ha estado documentando los platos que la familia Hammad ponían sobre la mesa en el norte de Gaza. "Ha sido un menú de resistencia, así te das cuenta de cómo la población de Gaza no tiene acceso a alimentos frescos, carne, pescado...", nos cuenta en 'Las Mañanas de RNE'. Ayestaran explica que "comprar un huevo es un auténtico milagro, teniendo en cuenta los precios que han alcanzado los pocos productos que quedan". Ahora ha abierto un crowdfunding para convertir este proyecto fotográfico en el libro 'Menú de Gaza: Familia Hammad'.
El periodista llegó hasta la familia Hammad gracias al intérprete y traductor Kayed Hammad, que solía trabajar con enviados internacionales a la Franja de Gaza hasta que logró salir del territorio palestino. Nos contó su experiencia en el programa 'Cinco Continentes': "He cambiado de casa 17 veces, escapando por la noche y dejando todo lo que tenía".