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Asegurar la “Vida bajo el agua”, el agua oceánica; el agua que cubre un setenta por ciento de nuestro planeta. Este es el eje central sobre el que gira la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos que tiene lugar esta semana en la ciudad de Niza, en Francia. Numerosos representantes internacionales de alto nivel -políticos, científicos, gestores, conservacionistas y observadores- se han dado cita aquí. Entre estos últimos, Carlos Bravo, especialista en política oceánica de la organización Ocean Care, al que hemos invitado a nuestra reserva.

También acude esta noche Pedro Vélez, del IEO (CSIC), coordinador en España de Argo, un programa internacional de observación que lleva más de veinte años detectando las variables del agua para entender y predecir el clima. Lo hace gracias a una red de miles de boyas marina a la deriva. Estos días piden más apoyo para reforzar y ampliar este cometido en los fondos más profundos.

Hoy se celebra el Día Mundial de los Océanos. Estos sufren los efectos del "cambio climático, porque está habiendo aumento de las temperaturas, cambio en las corrientes, aumento del nivel del mar, que por ejemplo acaba en muerte de corales o que se caliente, en el caso de las aguas cercanas a la península, un 63% más rápido de lo normal", afirma Celia Ojeda, responsable del Área de Biodiversidad de Greenpeace España. También señala que otros de los problemas en los océanos es la contaminación por plásticos, que degradan el ecosistema, y la sobrepesca, que ha mermado en casi un 40% la capacidad de pesca en el mundo. Con todo, España esta "muy por encima" en cuanto a nivel de protección de los mares, afirma Ojeda, aunque reclama una mejor gestión: "Aunque protegemos, no gestionamos bien la pesca y tenemos, es verdad, también mucha contaminación". Mañana comienza en Niza, Francia, la Conferencia de los Océanos, la tercera conferencia de las Naciones Unidas sobre estos ecosistemas en la que se va a abogar por pasar del discurso a la acción para garantizar su salud. La responsable de Greenpeace confía en que se llegue a acuerdos, no solo en términos económicos, "sino que mantengan la sostenibilidad". "Necesitamos que en Niza se protejan los océanos, pero también se proteja la pesca sostenible de bajo impacto y alto valor social", concluye.

Su estratégica ubicación en la rada que lleva su nombre, en una posición avanzada sobre el océano, ha marcado la historia de esta ciudad. Brest, la más poblada del departamento de Finistère, en plena Bretaña francesa, posee el segundo puerto militar más importante del país. Los barcos de guerra conviven en estas aguas costeras con buques comerciales, pesqueros y las embarcaciones de recreo que amarran en sus dos marinas deportivas. En compañía de Luc Le Saos, trabajador del sector turístico, buscamos el alma de la urbe. Montamos en el icónico teleférico que conecta la margen izquierda de La Penfeld con el popular barrio de Recouvrance, que también da nombre al inmenso puente móvil de esta ría. La cabina nos deja en Les Ateliers des Capucins, antiguas instalaciones navales reconvertidas en la plaza pública cubierta más grande de Europa. Su responsable de comunicación, Iris Colardeau, nos guía por sus múltiples espacios, que incluyen una gran mediateca, cine, locales de hostelería y un museo. Dos españoles residentes en la ciudad, la profesora Carmen Galera y el redactor de interfaz digital José Luis Uclés, nos invitan a visitar el Museo Nacional de la Marina, ubicado en pleno Château de Brest, enorme fortaleza de origen romano. Contamos con Maryvonne Caro, presidenta de la asociación que mantiene vivo el hermanamiento entre Brest y Cádiz, una relación que comenzó hace cuatro décadas y que permitió, por ejemplo, que la gaditana María Foncubierta, trabajadora del aeropuerto Brest-Bretaña, conociera a su marido, Michel Coum, durante su estancia de estudios. Ambos nos prestan sus voces para retratar la animación de los muelles y el sosiego de entornos naturales como el Conservatorio Botánico Nacional y la cercana playa de Moulin Blanc. En ese mismo costado oriental del municipio nos espera Océanopolis, un centro de divulgación científica dedicado a los mares, que descubrimos gracias a su portavoz Maëlle Quinquis y a la doctora en biogeoquímica marina Maeva Gesson.

En su noveno vuelo de prueba, la nave Starship ha alcanzado la órbita terrestre. Un avance para la misión de la empresa SpaceX, del magnate Elon Musk.

El despegue desde la ciudad Starbase, al sur de Texas (México), ha transcurrido con éxito. Sin embargo, tras varios minutos de vuelo, las fugas de combustible han provocado la pérdida de control de la nave. Se ha desintegrado y ha caído al océano Índico. Razón por la que el cohete no ha podido desplegar los satélites que tenían previstos.

Este año se han hecho dos lanzamientos más, en enero y en marzo. Ambos terminaron con explosiones pocos minutos después. Esta vez, Starship, de 121 metros de altura, ha reutilizado el propulsor Super Heavy por primera vez.

Los grupos ambientalistas ya han denunciado los riesgos de este tipo de vuelos. Pese a ello, la Administración Federal de Aviación (FAA) ha aumentado el número de vuelos de SpaceX. En concreto, podrá volar hasta 25 veces al año.

Tras su paso por el Gobierno de Donald Trump, Elon Musk se va a centrar más en sus negocios y ha adelantado que los próximos tres lanzamientos serán menos espaciados en el tiempo. Es decir, “uno cada tres o cuatro semanas”, ha explicado el empresario.

La Fundación Nao Victoria, entidad sin ánimo de lucro que construye y opera réplicas de barcos históricos, nos invita a navegar a bordo de su Galeón Andalucía, embajador de la cultura naval española. Miles de personas lo visitan cada año durante las escalas que hace en puertos de todo el mundo; los más apasionados pueden incluso formar parte de su tripulación, sea como voluntarios durante varios meses o en calidad de aprendices en travesías puntuales. Este navío de tres palos, siete velas y cincuenta metros de eslora mantiene viva la memoria de aquellas naves que, entre los siglos XVI y XVIII, revolucionaron el transporte y comercio internacional. La doctora en historia Guadalupe Fernández Morente, implicada en la construcción del galeón, nos ayuda a entender este colosal proyecto junto con María Esteban, responsable de comunicación de la Fundación Nao Victoria. A bordo de su buque insignia, botado en Punta Umbría en 2010, viajamos entre Castellón y Huelva; una experiencia de tres días que nos permite integrarnos en un universo de cabos, mástiles y telas al viento. En compañía del capitán Miguel Cuesta y del primer oficial Carlos Lorente, recorremos las distintas cubiertas de la embarcación. Comenzamos por la tolda o puente de mando; bajamos al combés, la zona noble y las dependencias de la marinería; buscamos las mejores vistas asomados al tajamar, encaramados en el castillo de proa o en la toldilla, a popa. En las entrañas de este gigante de madera visitamos la bodega y su cubierta de artillería, con cinco cañones por banda. De camino, vamos conociendo tripulantes como la contramaestre Alicia Pérez, la segunda oficial Verónica Peral o la marinera de puente Alba Baños. Participamos en la rutina de las guardias diurnas y nocturnas con Nacho Coya, Francesc Nou, Marcos Juan Crespo, Jim Elliot Moya Navamuel y Luis López Vázquez, alumnos de distintos estudios náuticos que desarrollan aquí sus prácticas de mar. Además, los voluntarios Antonio Toscano y José Miguel González comparten sus impresiones como integrantes de este peculiar equipo de navegantes románticos.

Europa experimentó el año pasado las inundaciones más extensas desde 2013, con casi un tercio de su red fluvial por encima del umbral de inundación, según el informe conjunto del Servicio de Cambio Climático de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial sobre 2024. El documento estima que 413.000 personas se vieron afectadas por inundaciones en el continente, con al menos 335 muertos, en eventos catastróficos como la dana ocurrida a finales de octubre en Valencia, o la tormenta Boris de septiembre en Europa central.

El Informe del Estado del Clima en Europa 2024 pone de manifiesto un año más que este continente es el que está sufriendo un calentamiento más rápido, lo que le hace especialmente sensible a los efectos del cambio climático. El año pasado volvió a ser el más cálido registrado en Europa, con temperaturas récord en las regiones central, oriental y sudoriental. Las tormentas fueron frecuentemente severas y las inundaciones generalizadas. Además, se observó un marcado contraste climático entre el este y el oeste: extremadamente seco y cálido en el este, y cálido pero húmedo en el oeste. En este sentido, Europa occidental tuvo uno de los diez años más húmedos desde 1950.

  • El hallazgo es clave para conocer más sobre esta emblemática especie marina de aspecto terrorífico.
  • ¿Por qué es tan raro que ocurra? El equipo de la ONG Condrik explica para Aquí la Tierra este descubrimiento excepcional