Sin fronteras definidas ni tropas que las resguarden, el territorio de Palestina es una incógnita. Su reconocimiento tiene un peso simbólico que, sin embargo, carece de un valor real si no se acompaña de medidas y presiones internacionales para favorecer que Palestina sea un Estado de pleno derecho. Asimismo, la única medida que avalan la mayoría de países es la de los dos Estados, algo que sin embargo no es bien visto ni por los propios palestinos ni por Israel.
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