Las protestas en Perú que exigen la convocatoria de unas elecciones adelantadas y la excarcelación del expresidente Pedro Castillo no cejan, y Castillo sigue sumando apoyos.
Los manifestantes protestan en las calles, tienen 23 carreteras bloqueadas y cuatro aeropuertos siguen afectados. La mayoría son simpatizantes de Castillo pero también hay ciudadanos enfadados que dicen setirse ignorados por los líderes políticos tradicionales.
Para muchos, Castillo, hijo de campesinos y profesor rural, había demostrado que alguien como ellos podía llegar a la presidencia.
Castillo llegó inesperdamente al poder en julio del año padsado gracias al apoyo de los votantes rurales. Su victoria era vista como la primera oportunidad de vencer a la élite política de Lima.
Prometió reformar la Constitución, redistribuir los ingresos procedentes del cobre y empoderar a los grupos indígenas marginados. Y aunque no ha llevado a cabo la mayoría de los compromisos, ahora su arresto parece haber borrado parte de esa decepción.
La indignación ha aumentado en los últimos días tras conocerse que entre las primeras víctimas estaba un estudiante de 15 años y un campesino de 18. Tras más de una semana de violencia y con un estado de emergencia decretado Peru vive un caos político y social donde no se vislumbra una solución a corto plazo.
