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Las marchas, en esta jornada de aniversario, se han convertido en actos reivindicativos para protestar por la deriva de la revolución que sacudió al mundo hace dos años. Hace dos años, en el Egipto de Mubarak y su régimen militar, esta imagen era insólita. Miles de personas hartas de pobreza, corrupción y tiranía. 18 días de protestas y Mubarak huyó en helicóptero sobre las cabezas de los que lo hicieron caer. Pero en Tahrir no han parado las protestas. La economía no se recupera, lastrada por la falta de turistas. Los egipcios han votado al islamista Morsi en las elecciones más libres que recuerdan, pero la calle se divide entre sus seguidores y la población menos religiosa, temerosa de que las mujeres o los cristianos coptos pierdan derechos.

Los disturbios han vuelto a la Plaza Tahrir de El Cairo en el segundo aniversario de la revuelta que acabó con el presidente Hosni Mubarack, y ya hay varias decenas de heridos. Partidos y movimientos opositores han convocado manifestaciones para protestar, dicen, por el abuso de poder del presidente Mohamed Morsi y de su formación, los Hermanos Musulmanes

Los disturbios que se iniciaron este jueves en El Cairo han continuado durante la madrugada del viernes, cuando se celebra el segundo aniversario de las protestas que derrocaron al presidente Hosni Mubarak.

La Policía ha disparado gas lacrimógeno para dispersar a pequeños grupos de manifestantes. Algunas tiendas de campaña que permanecían en la plaza han ardido.

La oposición al presidente egipcio, el islamista Mohamed Morsi, ha convocado para este viernes una marcha para protestar por lo que consideran una traición a los objetivos de la revolución del 25 de enero, que unió a los egipcios en la exigencia de democracia y bienestar económico.

Los Hermanos Musulmanes, organización islamista a la que pertenece Morsi, ha adelantado que no convocará a sus seguidores.

Morsi pidió el jueves a los egipcios que celebren en paz el aniversario de la revolución, que además en esta ocasión coincide con la celebración del nacimiento del profeta Mahoma.

En China, muchos ciudadanos están perdiendo el miedo a protestar frente a los abusos de los gobiernos locales. Viajan hasta Pekín para pedir la intervención del poder central, pero la mayoría acaban hacinados en barrios marginales sin que nadie atienda sus demandas.

Cerca de un millar de personas protestan contra la corrupción en las cercanías a la sede del Partido Popular, situada en la madriñea calle de Génova, ante un fuerte dispositivo policial.

Los congregados no pueden acercarse a la sede del PP ya que la Policía ha instalado un doble vallado de seguridad a unos 200 metros, en la confluencia de la calle Génova con la plaza de Alonso Martínez y también con la plaza de Colón.

Miles de personas han salido a la calle este martes en la capital de Pakistán, Islamabad, siguiendo el llamamiento del clérigo suní Muhammad Tahirul Qadri. Los manifestantes piden la dimisión de figuras destacadas del gobierno civil y reformas electorales para erradicar la corrupción.

La marcha ha provocado enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, que han disparado al aire para dispersar a la multitud. Según la Policía, los manifestantes intentaba llegar hasta la llamada "zona roja", donde se ubican los edificios gubernamentales. Por su parte, los seguidores del líder religioso afirman que la Policía intentó detenerle.

Algunos manifestantes han arrojado piedras a los agentes y al menos seis personas han resultado heridas.

El grueso de la marcha ha alcanzado durante la madrugada las inmediaciones la céntrica avenida Jinnah, en la que decenas de miles de personas esperaban desde hacía horas la llegada de Qadri desde la ciudad oriental de Lahore.

El clérigo ha instado al Gobierno a disolver el parlamento federal y las asambleas regionales este mismo martes, y ha pedido a los asistentes que no se disuelvan hasta que se atiendan sus demandas.