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La historia del Aquarius se repite ahora con el Lifeline, un barco de una ONG alemana que está en aguas internacionales con 230 migrantes a bordo. Italia acusa a la ONG de actuar contra el derecho internacional por rescatar a los migrantes cuando iban a intervenir los guardacostas libios. Roma ha pedido a Malta que se haga cargo, pero este país también se niega e incluso le insta a salir de sus aguas, aunque sí le suministran alimentos y medicinas.

La Comisión Europea ha recordado que un Estado miembro de la Unión Europea (UE) no puede expulsar a ciudadanos comunitarios de su territorio en base a "criterios étnicos", en respuesta a las polémicas declaraciones sobre los gitanos del ministro italiano del Interior, Matteo Salvini.

"La regla general es que no es legal expulsar a un ciudadano europeo sobre una base étnica. Esto está archi-claro", declaró el portavoz de la CE Alexander Winterstein en la rueda de prensa diaria de la institución.

El primer día de viaje del Aquarius rumbo a Valencia ha transcurrido con normalidad, que se ha ido contagiando entre los migrantes, expectantes por la llegada a España. Muchos han pasado el día tumbados por el mareo provocado por el oleaje del mar, aunque la música ha estado muy presente en la jornada. Por la tarde, el barco ha parado frente a la isla siciliana de Mazalla de Vallo, donde han recibido víveres de las autoridades italianas, insuficientes para un viaje que durará al menos tres días, según denuncia Médicos Sin Fronteras. 

Tras varias jornadas de tensión a la espera de un puerto seguro como destino, la situación a bordo del Aquarius se normaliza poco a poco. Este miércoles, la tripulación y los voluntarios están realizando trabajos rutinarios de limpieza, mientras que los migrantes, visiblemente alegres, van asentándose en el que será su hogar durante los próximos días. Está previsto que lleguen a Valencia en los próximos tres días aunque depende de la meteorología adversa.

El Gobierno concederá el estatus de refugiado a los migrantes rescatados por el Aquarius a su llegada a Valencia, según ha informado la Generalitat valenciana, que coordina el protocolo de atención junto con Moncloa. Serán atendidos por la Cruz Roja, y se instalarán en la antigua sede para la Copa de América. Más de 200 ayuntamientos se han ofrecido a acoger a los migrantes desde que Pedro Sánchez ofreciese España como puerto de destino. Una vez en tierra, la prioridad será garantizar el bienestar de todos.