Cultivos más productivos, resistentes a sequías, calor o aguas salinas, capaces de repeler plagas o ser inmunes a enfermedades: son ejemplos de lo que podría ser la agricultura del futuro. La edición genética permite acelerar el método tradicional de mejora por cruce y selección de variedades.
Así, para lograr cultivos más productivos y resilientes al cambio climático, Bruselas propone aplicar la tecnología CRISPR, ya que a diferencia de la transgénica —que seguirá prohibida— sólo incorpora genes de la misma especie vegetal. Sin embargo, algunos grupos ecologistas desconfían de ella y auguran un mercadeo de patentes.
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