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La lluvia, en Estados Unidos está ayudando a controlar las llamas que han devorado el norte de California pero también supone un peligro para un terreno arrasado. Han pasado ya dos semanas del inicio de los incendios y el balance oficial habla de más de 80 fallecidos y cerca de 600 desaparecidos.

La lluvia ha llegado a una California con el norte casi devastado por el mayor incendio en la historia del estado. Pero lo que puede ser de gran ayuda también conlleva peligro. El de posibles inundaciones y corrimientos de tierra que arrastren restos humanos que estén bajo los escombros. Las autoridades dicen que ya está controlado el 85% del incendio, que comenzó el 8 de noviembre y ha calcinado unas 62.000 hectáreas y más de 13.500 casas.

Así se ve desde el aire la localidad de Paradise, en el norte, que ha quedado prácticamente destruida por el fuego. Los desaparecidos han aumentado a más de 600 y 9.000 bomberos siguen trabajando. Los muertos por los incendios son ya 66, en una zona arrasada. Mucha gente no pudo escapar por la rapidez con que se extendieron las llamas. Donald Trump viajará mañana a ese estado.

Hoy en ciudades como San Francisco, Sacramento o Oakland está previsto que se suspendan las clases... el humo de los incendios ha llegado hasta allí.

A medida que pasan los días, las cifras que llegan desde California son cada vez más desoladoras. Los incendios que desde hace una semana arrasan el norte y el sur del estado dejan ya 66 muertos y más de 600 desaparecidos. Nos lo cuenta el corresponsal de RNE, Fran Sevilla.

En Estados Unidos, continúan aumentando las cifras de desaparecidos -por ahora alrededor de 200- y también la de fallecidos por el peor incendio de la historia de California. Las llamas han causado ya 44 muertos. El presidente, Donald Trump, ha declarado el estado de desastre, mientras los equipos de emergencia se afanan en la lucha contra el fuego. La prioridad ahora, dicen, es la de salvar vidas. Buscamos la última hora con el corresponsal de RNE, Fran Sevilla.