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Santos pide perdón por los crímenes que ha cometido el Estado contra las comunidades indígenas, cuyo territorio es campo de batalla entre el Ejército colombiano y los guerrilleros de las FARC. El presidente de Colombia intenta así rebajar la tensión tras los enfrentamientos entre soldados y nativos en el último mes.

El Ejército y la Policía colombianos han reocupado la base de la que fueron expulsados por los indígenas en el departamento del Cauca. A cambio, el Gobierno ha accedido a iniciar un diálogo "al más alto nivel" el próximo lunes para buscar una solución a la crisis de violencia en esa región del suroeste del país, que ha dejado esta semana dos civiles muertos y unos 30 heridos.

Un centenar de soldados colombianos han sido expulsados a empujones de una base militar en Toribío (Cauca) por indígenas de la etnia nasa que quieren recuperar el control de sus territorios, en los que no cesan los enfrentamientos entre el Ejército y la Policía con la guerrilla de las FARC.

La acción la llevó a cabo un numeroso grupo de aborígenes tras expirar la pasada medianoche un ultimátum dado tanto a la fuerza pública como a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para que salieran de sus tierras ancestrales en el departamento del Cauca.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, rechazó la actitud de los indígenas contra los militares y reiteró que la fuerza pública no abandonará esta zona del suroeste y ninguna otra del país.

El ejército de Colombia ha encontrado al sur del país el que podría ser el mayor cementerio de las FARC. Un centenar de fosas comunes con los cadáveres de guerrilleros ajusticiados, militares y civiles secuestrados e incluso niños, asesinados por incumplir las normas de la guerrilla.