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El primer día de viaje del Aquarius rumbo a Valencia ha transcurrido con normalidad, que se ha ido contagiando entre los migrantes, expectantes por la llegada a España. Muchos han pasado el día tumbados por el mareo provocado por el oleaje del mar, aunque la música ha estado muy presente en la jornada. Por la tarde, el barco ha parado frente a la isla siciliana de Mazalla de Vallo, donde han recibido víveres de las autoridades italianas, insuficientes para un viaje que durará al menos tres días, según denuncia Médicos Sin Fronteras. 

El caso de una niña de nueve años que se pasó diez horas seguidas delante del ordenador e incluso se orinó encima mientras juagaba al Fortnite, ha disparado la preocuapción, ya quese añade a otros indicadores preocupantes: se calcula que el 4 % de la población adolescente está en riesgo de convertirse en adicta a internet.

Tras varias jornadas de tensión a la espera de un puerto seguro como destino, la situación a bordo del Aquarius se normaliza poco a poco. Este miércoles, la tripulación y los voluntarios están realizando trabajos rutinarios de limpieza, mientras que los migrantes, visiblemente alegres, van asentándose en el que será su hogar durante los próximos días. Está previsto que lleguen a Valencia en los próximos tres días aunque depende de la meteorología adversa.

El Gobierno concederá el estatus de refugiado a los migrantes rescatados por el Aquarius a su llegada a Valencia, según ha informado la Generalitat valenciana, que coordina el protocolo de atención junto con Moncloa. Serán atendidos por la Cruz Roja, y se instalarán en la antigua sede para la Copa de América. Más de 200 ayuntamientos se han ofrecido a acoger a los migrantes desde que Pedro Sánchez ofreciese España como puerto de destino. Una vez en tierra, la prioridad será garantizar el bienestar de todos.

El Aquarius, el barco de la ONG francesa SOS Méditerranée que rescató a 629 migrantes y no tuvo permiso para atracar en Italia, ha trasladado este martes a 524 migrantes a dos barcos de la Armada italiana, para después poner rumbo a Valencia. Según informa Sara Alonso, periodista de RNE a bordo del barco, el traslado ha sido seguro y organizado, y la mayoría ha recibido con entusiasmo y sorpresa la noticia del viaje a España tras recibir la explicación de los voluntarios sobre la situación. 

El Gobierno Valenciano se reunirá este martes por la tarde para preparar la acogida y la atención de los más de 600 migrantes que llegarán a bordo del Aquarius y dos barcos italianos. La coordinación del operativo una vez en tierra estará a cargo de la Cruz Roja. Según explica Joaquin Valhondo, lo que más preocupa es que lleguen desnutridos, deshidratados y mareados. Los menores quedarán bajo la tutela de la Comunidad Valenciana y, el resto, entrarán en un proceso de acogida, para el que se han ofrecido muchos ayuntamientos españoles. 

La decisión del nuevo ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, de no autorizar el desembarco del Aquarius con 629 migrantes no ha sido celebrada por los italianos. Aunque Salvini cantaba el lunes "victoria" al conocer que España se ofrecía a acoger el barco, muchos creen que su plan es echar un pulso a las ONG que operan en el Mediterráneo y emplazar a Bruselas a buscar soluciones duraderas a los flujos migratorios. "El objetivo de Salvini y compañía es retirar las ONG del mar, no hay puerto para todos", titula la prensa italiana, que refleja el cierre selectivo de algunos barcos italianos. En cualquier caso, una parte de Italia parece encantada con la decisión de Salvini, que acusa a los barcos de las ONG de haberse convertido en un puente marítimo entre Libia e Italia. 

.El buque de rescate Aquarius, parado entre Italia y Malta con 629 migrantes a bordo desde el domingo ante la negativa de los dos países para permitir su desembarco, viajará finalmente al puerto de Valencia. Para la operación, los migrantes serán divididos en tres barcos: más de un centenar se quedarán en el buque de SOS Méditerranée y Médicos Sin Fronteras (MSF), y el resto serán trasladados a dos barcos de la Armada italiana. MSF, que veía inviable viajar a España, pide a las autoridades "un plan de acción claro que garantice la seguridad de los migrantes". También exige que haya médicos a bordo e interlocutores para hablar con ellos en su propio idioma.