El ministro de Exteriores de Irán, Abás Araqchí, ha asegurado este martes que "no hay un acuerdo sobre un alto el fuego ni un cese de operaciones" con Israel, a pesar del anuncio previo del presidente estadounidense, Donald Trump, de un "alto el fuego total" entre ambos países.
Por otro lado, el Congreso inicia este martes el último pleno ordinario de este periodo de sesiones con el foco puesto en el caso Koldo y la cumbre de la OTAN, cita que impedirá al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, participar en la sesión de control del miércoles.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha asegurado este martes que Israel e Irán han acordado "un alto el fuego total" que entrará en vigor en seis horas, durará otras 12 y pondrá fin a un conflicto al que se ha referido como "la guerra de los 12 días".
"¡FELICITACIONES A TODOS! Israel e Irán han acordado plenamente que habrá un ALTO AL FUEGO total (en aproximadamente 6 horas, cuando ambos países hayan completado sus misiones finales), durante 12 horas, momento en el cual se considerará que la guerra ha TERMINADO", ha afirmado.
Marc Campdelacreu, enviado especial de TVE a Jerusalén, informa que todavía no ha habido reacciones al ataque iraní sobre una base militar estadounidense en Doha, Catar. La situación es volátil y la situación se está actualizando minuto a minuto.
Esta base es donde más soldados de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos hay en Oriente Próximo. El ministro de defensa de Catar ha condenado el ataque y que los misiles iraníes habrían sido interceptados sin ninguna víctima por ahora.
A pesar de todo, sigue siendo información provisional. Se trata de siete misiles lanzados sobre esta base militar. Además, otra base militar de EE.UU. en Irak está siendo atacada, donde ya se habrían desplegado las fuerzas de defensa antiaérea en previsión de un posible ataque iraní.
Por su parte, hace unas horas, Catar anunció el cierre de su espacio aérea para proteger a los turistas y a la gente del país en previsión de este ataque, que ha sido confirmado por Irán. La acción es una represalia contra laacción militar llevada a cabo por EE.UU.
La comunidad internacional trata de rebajar la tensión por la vía diplomática. La escalada centra los debates de la ONU y la próxima cumbre de la OTAN en La Haya.
En el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, se ha evidenciado que hay un enfrentamiento y una profunda división pese a los llamamientos al diálogo. Estados Unidos e Israel han justificado sus ataques a Irán y cuentan con el respaldo de Reino Unido y Francia para que el régimen de los ayatolás no tenga armas nucleares. Por su parte, Irán ha asegurado que es el primer país agredido, por lo que tiene derecho a defenderse; a Irán le respaldan otras naciones como Rusia, China y Pakistán y han propuesto una resolución para un alto el fuego que tendrá que votarse y que EE.UU., previsiblemente, vetará.
Mientras, desde la ONU advierten de que el mundo va hacia un escenario muy peligroso. Aseguran que el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares está en evidente riesgo de colapso.
El sábado, Estados Unidos bombardeó las tres principales instalaciones nucleares de Irán. El Pentágono ha desvelado más detalles sobre cómo fue la operación llamada Martillo de Medianoche: siete bombarderos furtivos B2 despegaron el sábado de madrugada de la base aérea de Whiteman, Missouri, en el medio oeste de Estados Unidos. Tras 17 horas de vuelo a través del Atlántico y Mediterráneo, los cazas se unen a los bombarderos una hora antes de entrar en territorio iraní. A la una de la madrugada del domingo, hora peninsular española, ya habían lanzado las 14 bombas antibúnker. Cayeron sobre las dos bases nucleares de Fordow y Natanz. A la vez, decenas de misiles Tomahawk se lanzaron contra la base de Isfahán desde un submarino, previsiblemente desde el mar arábigo. Media hora después, los aviones abandonan el espacio aéreo iraní. La operación había concluido.
Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), analiza en 'Las Mañanas de RNE' las consecuencias del ataque de Estados Unidos contra tres instalaciones nucleares iraníes.
Núñez asegura que, si no ha habido radiación, esto hace pensar que los efectos de esa "espectacular operación militar", según Trump, no han sido tan letales como para destruir y desmantelar el programa nuclear iraní. "No estaríamos en esta situación si Trump, en su primera presidencia, no hubiera roto un acuerdo que se había logrado con Irán", insiste. El codirector del IECAH describe que estamos ante una "dinámica impulsada por un gobierno supremacista, como es el israelí, que tiene el sueño de redibujar el mapa de la región y que está siendo respaldado por EE.UU. ante la pasividad de tantos otros, como la Unión Europea".
Lo más preocupante para Jesús Núñez es que estos ataques estadounidenses pueden provocar que, de manera inmediata, Irán decida salirse del Tratado de No Proliferación Nuclear y eso significaría quedarse "sin ojos ni oídos" para saber lo que están haciendo. "No se ha invadido Corea del Norte porque tiene armas nucleares y el régimen iraní puede extraer una lección clara: solo con armas nucleares tendré capacidad de disuasión real".
Florentino Portero, historiador y experto en relaciones internacionales, analiza para el canal 24 horas las implicaciones del ataque de Estados Unidos a las plantas nucleares de Irán, que es una muestra de las "contradicciones con las que se mueve en estos momentos la diplomacia estadounidense. Por una parte, no quieren saber nada del mundo, pero por otro lado, sus intereses en la región son muy grandes, tanto con el bloque árabe como con Israel".
"Permitir que Irán accediera al umbral nuclear suponía cambiar la dinámica de la región y eso sería un desastre para los aliados de Estados Unidos", ha asegurado Portero, que ha añadido que "lo que no puede hacer Irán ahora es enfrentarse a EE.UU., eso sería una provocación de locos", por eso lo más sencillo sería atacar a Israel o subir el listón y cerrar el estrecho de Ormuz, por ejemplo, lo que tendría un impacto directo sobre la economía internacional.
Foto: WHITE HOUSE/AFP — Donald Trump en la Sala de Crisis de la Casa Blanca
Israel sorprendió y debilitó al régimen iraní en la madrugada del 13 de junio. Fue una ofensiva sin precedentes que llamó "operación león naciente". Israel bombardeó instalaciones militares y nucleares alegando que Teherán estaba a punto de desarrollar bombas nucleares. También mató a la cúpula militar y científica del país.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, explicó que los preparativos llevaron meses y que dio indicaciones para esa ofensiva en noviembre de 2024, porque, según Netanyahu, tras la muerte en un ataque israelí de Hassán Nasralá, líder de Hizbulá y aliado de Teherán, el régimen iraní avanzó en su programa nuclear.
Teherán, una ciudad normalmente vibrante y congestionada, se presenta este domingo como una urbe fantasmal. Los comercios cerrados y las calles desiertas reflejan la huida de más de cinco millones de sus habitantes, que han buscado refugio en el norte, especialmente en las montañas, históricamente asociadas con protección en tiempos de conflicto.
El acceso a la capital iraní ha estado marcado por controles militares inusuales y un viaje terrestre de 900 kilómetros desde la frontera turca, según informa la corresponsal. Todo indica que, tras los ataques estadounidense, Irán atraviesa un momento extraordinario que ha transformado la vida cotidiana de su capital.
Estados Unidos ha utilizado más de 125 aeronaves y 75 bombas y misiles para atacar tres instalaciones nucleares iraníes: Isfahán, Natanz y Fordow. El presidente estadounidense, Donald Trump, anunciaba el ataque en un discurso a la nación como un éxito militar espectacular. Tomó la decisión minutos antes del ataque, pero la operación llamada 'Martillo de Medianoche' llevaba meses preparándose, según el Pentágono.
Puede que lo haga o puede que no, decía, pero al final, Donald Trump ha atacado Irán. En campaña, el presidente estadounidense prometió no intervenir en conflictos en el exterior, tras el trauma de Irak y Afganistán.
Esta intervención podría llevar a una guerra larga, de desgaste y empujar a Irán a retomar su programa nuclear con más fuerza. Y es que Irán tiene sus instalaciones, algunas secretas, repartidas por todo el país.
Israel ha presionado a EE.UU. para que entrara en juego con un arma que ellos, no tienen: la GBU-57, una bomba antibúnker capaz de penetrar en instalaciones nucleares subterráneas como la de Fordow. En este ataque, EE.UU. ha movilizado bombarderos B2, los únicos capaces de transportarlas.
Trump quiere forzar así a Irán a que negocie, aunque la amenaza de un ataque iraní contra bases estadounidenses está más cerca que ayer.
En 2013, Irán estrenó presidente: Hassan Rohaní, un clérigo moderado. En Estados Unidos, cuando Barack Obama iniciaba su segundo mandato, se produjo un acercamiento histórico: ambos líderes hablaron por teléfono sobre un pacto nuclear, el contacto de más alto nivel en tres décadas. Dos años más tarde llegó el acuerdo 'Plan de Acción Integral Conjunto', fruto de un trabajo diplomático a fuego lento. Lo firmaron Irán, Estados Unidos, y también China, Rusia, Francia, Reino Unido, Alemania y la Unión Europea.