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Aunque está siendo muy cautelosa, a la UE le preocupa que con Donald Trump se produzca un giro en las ahora fluidas relaciones con Estados Unidos, su principal socio en seguridad y comercial. Entre otras cosas, Trump ha planteado un acercamiento a Moscú, alabado el Brexit y criticado la política migratoria europea, que, según ha dicho, acabará provocando la desintegración de la UE.

Arizona, tierra de cañones, frontera y brecha entre sur y norte. Un feudo conservador en el que Trump ha cosechado parte de su éxito: ha ganado por cuatro puntos en un paisanaje profundamente dividido. Donald Trump ha captado el descontento con el establishment, la vieja clase política, y muchos confían en su capacidad de generar riqueza.

"No es mi presidente". La misma frase se ha escuchado en Nueva York, en Los Ángeles, en Chicago, en San Francisco, en Washington… Sobre todo en las grandes ciudades y en bastiones demócratas, pero también ha habido protestas en ciudades republicanas como Atlanta, Kansas o Dallas. Ni las palabras de Obama ni las de Clinton pidiendo a sus votantes aceptar la victoria de Trump han calmado los ánimos. 

El portavoz del PSOE en la Eurocámara, Ramón Jaúreguino oculta su preocupación y la de Europa por el triunfo de Trump en Estados Unidos. En Las mañanas de RNE ha explicado que "en los países que tienen fronteras con la órbita exsoviética hay miedo, porque van a dejar de estar protegidos". Recuerda que Trump no quiere una Europa fuerte. No obstante, comparte la idea de que el nuevo inquilino de la Casa Blanca no será el "vocinglero" de la campaña. "Hay un montón de gente en contra del libre comercio y el movimiento de los capitales financieros, hay una clase media empobrecida". Todo esto está detrás del triunfo de Trump, que representa, en su opinión, la respuesta equivocada. Es la respuesta fácil de volver al ombligo, cerrar fronteras, impedir el comercio internacional, proteger la industria propia y poner nuevos aranceles, dice. Todo esto, a su juicio, hace recrecer un neonacionalismo muy rampante en Europa. Sobre la situación política en España, entiende que el debate está muy "encanallado" y es hora de que se serene (10/11/16).

Melania Knauss, ahora Melania Trump (Eslovenia, 1970), creció en un modesto apartamento de un pueblo cercano a Sevnica (Eslovenia), que entonces formaba parte de la República Federativa Socialista de Yugoslavia (RFSY), disuelta en 1992 con la Guerra de los Balcanes. Tras comenzar su carrera de modelo en Milán y París, se mudó a Nueva York en 1996. Cinco años más tarde obtuvo la residencia permanente y en 2006 se naturalizó estadounidense.

Será una primera dama indudablemente atípica, la segunda nacida fuera de EE.UU. y una de las pocas exmodelos. Sin embargo, Melania es la antítesis de su marido, Donald Trump, próximo presidente del país, y buscará desempañar su papel de la manera más tradicional posible. A sus 46 años, Melania es extraordinariamente discreta, siempre mantiene un tono sosegado y evita a toda costa verse involucrada en polémicas. Midiendo al máximo sus palabras, todo lo contrario a lo que acostumbra a hacer su marido, se ha presentado en las escasas entrevistas que ha concedido como una mujer devota de su familia y ha asegurado que mantendría un papel muy clásico.

En la incendiaria campaña de Donald Trump, con quien se casó hace 11 años, se ha mantenido lo más alejada posible de los focos, cediéndole el protagonismo a Ivanka, hija del primer matrimonio del multimillonario y una de sus principales asesoras. Solo ha dado un mitin y en la última semana de campaña, para pedir el voto de las mujeres en el estado decisivo de Pensilvania. Su "causa" -todas las primeras damas han tenido una-, serían "los más necesitados, sobre todo las mujeres y los niños", pero reservaría tiempo para dedicarse al único hijo del matrimonio, Barron, de diez años, y a apoyar a su esposo.

Pese a la lluvia en Nueva York, cientos de personas -principalmente jóvenes- se han concentrado delante de la residencia y cuartel general del presidente electo,la Torre Trump, que ya había reforzado su seguridad. Allí han confluido dos marchas, que partían de lugares emblemáticos Union Square y Colombus Circus. Con consignas como "no es my presidente o Stop Donald Trump" han expresado su frustración por el resultado electoral.

Melania Trump será la primera dama nacida fuera de Estados Unidos en dos siglos. Y la tercera modelo en ocupar la Casa Blanca. También lo fueron Pat Nixon y Betty Ford. De 46 años y nacida en Eslovenia, Melania lleva 11 casada con Donald Trump, con el que ha tenido un hijo de diez años. Oficialmente deberá encargarse de labores de intendencia de la Casa Blanca como su gestión, decoración y anfitriona en recepciones. Contará con una secretaria social, un jefe de personal, una secretaria de prensa y un jefe ejecutivo. Melania ya ha dicho que se volcará en los niños y las mujeres.

No todo el mundo puede decir que ha participado en una película de Woody Allen, Donald Trump sí, en Celebrity. El próximo presidente de Estados Unidos comenzó su carrera cinematográfica en 1989 junto a Bo Derek. Por la película Los fantasmas no pueden hacerlo consiguió el Razzie a peor actor de reparto y eso que hizo de sí mismo. Un día en el hotel Plaza de Nueva York, propiedad suya en aquel momento, se encontró con el rodaje de Solo en casa 2 y decidió participar. Actuó también en El pepinilloUna pandilla de pillos o Amor con preaviso en la que se mide con Hugh Grant. En televisión ha aparecido en series como Sexo en Nueva York o El Príncipe de Bel-Air. Todos papeles secundarios, pero a partir del 20 de enero él será el protagonista de la Casa Blanca.

Tras la victoria del republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, sobrevenida tras una campaña muy igualada y un resultado que ha mostrado la polarización del país, el presidente saliente, Barack Obama, ha aprovechado su primera comparecencia pública para pedir "unidad", "inclusión" y "respeto". "Todos somos primero estadounidenses, somos patriotas", ha querido subrayar al margen de las ideologías políticas.
Aunque no ha escondido sus "diferencias significativas" con el presidente electo Trump y que es normal sentir decepción cuando pierde tu propio candidato, ha querido mandar un mensaje de unidad nacional en una comparecencia sin preguntas en la Casa Blanca en la que ha estado acompañado por su vicepresidente, Joe Biden.