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El nuevo vehículo de la ESA culmina con éxito su primera prueba de reentrada en la Tierra

  • El vehículo ha amerizado en el océano Pacífico a las 16.20 horas
  • El objetivo del vuelo, de 100 minutos, era probar la capacidad de reentrada
  • IXV es un vehículo sin alas autónomo que resiste hasta 2.000 grados
  • Europa podrá hacer misiones próximamente con total autonomía

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El vuelo experimental de la ESA culmina con éxito su primera prueba de regreso a la Tierra

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha culminado con éxito el primer vuelo de prueba de su Vehículo Experimental Intermedio (IXV) sin tripular, con el que estaba previsto poner a prueba la tecnología europea de reentrada en la atmósfera.

El IXV despegó desde el centro espacial de la ESA en Kourou (Guayana francesa) a las 14.40 hora peninsular española, a bordo del cohete Vega -tras un retraso de 40 minutos- por Tras un vuelo en el que se ha situado a 413 kilómetros de la superficie terrestre, ha amerizado en el océano Pacífico.

En total han sido 100 minutos de operaciones en los que los miembros de la Agencia aguardaban con gran expectación el momento de la reentrada en la atmósfera, unos 20 minutos antes del amerizaje.

Este primer vuelo es la guinda a los diez años de trabajo en los que la ESA busca ser independiente a la hora de conseguir que los vehículos lanzados a una órbita baja puedan regresar.

En el futuro Europa podrá traer astronautas de vuelta a la Tierra

El buen resultado de esta prueba abre el camino a que en los próximos años Europa sea capaz de recoger muestras de otros planetas y cometas y traerlas a la Tierra; devolver a la tripulación desde la Estación Espacial Internacional (EEI); reparar satélites averiados o retirar los que estén en desuso e incluso realizar vuelos de turismo espacial.

Así se ha explicado en el Centro Europeo de Astronomía Espacial de la ESA en Madrid, desde el que se ha seguido el lanzamiento de IXV. Asimismo, el vuelo también ha servido para probar el primer vuelo de Vega hacia el este y en sentido contrario a la rotación del planeta -anteriormente todos los lanzamientos fueron en sentido oeste-.

Los resultados iniciales de esta misión se harán públicos, previsiblemente, dentro de unas seis semanas.

Fases del lanzamiento y regreso

Tras el lanzamiento, el cuarto para el cohete Vega, han pasado unos 18 minutos hasta que IXV se ha separado después de realizar una serie de fases intermedias, como la apertura de su cobertura.

Después el vehículo continúa ascendiendo hasta alcanzar unos 420 kilómetros de altitud, más o menos la distancia a la que se encuentra la Estación Espacial Internacional.

Eso ocurre así porque el IXV simula haber estado en la EEI y regresar a la Tierra, ha explicado el responsable del Departamento de Análisis Aerotermodinámico y Propulsión de la ESA, José Longo, quien ha indicado que al descender y encontrarse a 120 km de la Tierra lleva una velocidad de 7,5 km/s y durante los siguientes 20 minutos aminora hasta 0,5 km/s.

El vehículo IXV llega a soportar hasta 2.000 grados de temperatura

Aunque durante casi toda la operación el vehículo ha estado en contacto con las estaciones de control ubicadas en Turín, Gabón y Kenia, durante un mínimo de diez minutos el vehículo ha perdido la señal, lo que en inglés se conoce como blackout (suspensión de la transmisión).

Se debe, según ha señalado Longo, a que la velocidad se va transformando en calor en el exterior del vehículo, y alcanza los 2.000 grados a los doce minutos de la reentrada. Es decir, es el momento en el que el IXV llega a la mayor temperatura y muchos electrones "se comen las señales de radio".

Momento crítico de la misión

Diez minutos antes del amerizaje en el océano Pacífico, donde estaba esperando el buque Nos Aires preparado para localizar el IXV en un radio de 25 kilómetros, el vehículo ha empezado a desplegar sus cuatros paracaídas.

El primero -desplegado correctamente a las 16.09 horas- ha ayudado al vehículo a pasar de una velocidad supersónica a subsónica, mientras que el segundo paracaídas lo ha estabilizado.

Durante esta fase, las imágenes que llegaban de los ingenieros que se encontraban en el buque, como del centro de operaciones en Turín (Italia) eran de alegría, hasta que a las 16.20, ya con la confirmación de que el avión experimental había tocado la superficie del Pacífico, se han visto abrazos y sonrisas de oreja a oreja.

Cuatro paracaídas han ayudado al vehículo experimental a amerizar

Como ha manifestado el director de Espacio de SENER, Diego Rodríguez -principal contratista español implicado en la misión-, durante el regreso se reciben datos que permiten comprobar si el vehículo se desplaza por el corredor de reentrada predeterminado y en las condiciones previstas.

"No vale con sobrevivir, el vehículo hace maniobras durante la entrada y con la telemetría podremos ver si se ha movido por donde nosotros queríamos", ha subrayado Rodríguez.

La industria española, clave en la misión

Varios representantes de la industria espacial española han asistido al lanzamiento del Vehículo Experimental Intermedio, que mide cinco metros de largo, 2,2 de ancho y 1,5 de alto. Asimismo, pesa dos toneladas y es reutilizable, puesto que su superficie externa está formada por compuestos cerámicos.

El proyecto IXV, de un coste de 150 millones de euros, se ha llevado a cabo entre Italia, Francia, España, Suiza, Bélgica, Irlanda y Portugal en colaboración con más de 40 empresas.

Mientras que Italia ha aportado cerca del 50% de la financiación, España ha participado en un 33% en el diseño y desarrollo de la tecnología del vehículo a través de las empresas SENER, Elecnor Deimos, GMV, Rymsa y GTD.

La principal tarea que han llevado a cabo es crear el sistema de guiado, navegación y control (sistema GNC) del IXV, que es el que permite determinar "dónde ir, dónde está y tener el control que pilota el vehículo", según ha indicado el director de sistemas de Vuelo de Elecnor, Mariano Sánchez, cuya empresa ha trabajado con SENER y GMV en esta y otras fases decisivas del proyecto.

Rymsa, por su parte, se ha encargado de desarrollar las seis antenas de comunicaciones del vehículo, tanto las que reciben la señal GPS como aquellas que se comunican para facilitar su control. También han sido responsables de las antenas de que guían el lanzador Vega en IXV.

Otra de las partes cruciales de la misión, es la verificación y validación independiente del software embarcado, de lo que se ha hecho cargo la compañía GTD, según ha indicado su director de Espacio, Ricardo Bennàssar, que consiste en hacer comprobaciones de seguridad, detectar problemas y proponer soluciones para eliminar los riesgos de la misión.