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Italia rescata a 2.500 migrantes en sus costas mientras otros 60 mueren en las costas de Yemen

  • Italia advierte a Europa de que no puede afrontar sola este éxodo
  • Es una de las mayores operaciones de salvamento del año
  • Contrasta con la muerte de 60 etiopíes y somalíes en el Mar Rojo

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Italia rescata a 2.500 migrantes en sus costas

En las últimas 24 horas, la Marina Italiana ha rescatado a 2.500 personas de las aguas del Mediterráneo en una de las mayores operaciones de salvamento de este año. Una noticia que contrasta con la muerte de 60 etíopes y somalíes que, también intentaban huir del continente africano, y fallecieron el 31 de mayo en aguas de Yemen, según ha confirmado este viernes la Agencia de la ONU para los Refugiados.

Todo el operativo 'Mare Nostrum' se ha movilizado para salvar a 17 barcazas a la deriva con destino a las costas italianas. Y las tareas de rescate aún no han terminado.

El buque San Giorgio intervino durante la noche para rescatar a 998 inmigrantes, entre ellos 214 mujeres y 157 menores que iban en cinco barcazas. La fragata Orione rescató esta madrugada a cerca 400 inmigrantes y ha avistado otra barcaza a la que está prestando socorro, aunque en este caso se desconoce el número de personas a bordo.

Otra de las embarcaciones puestas a disposición para esta operación, la fragata Scirocco, rescató a 206 inmigrantes en la madrugada de este viernes. Otra unidad de la marina italiana recuperó anoche a 113 inmigrantes que iban en una lancha neumática. Y otra embarcación de la marina participó en el rescate de 450 personas, que fueron trasladados al mercante Maersk Regensburg, de bandera de Hong Kong, a la espera de recibir apoyo para trasladar a tierra firme a los inmigrantes.

Debido a la falta de embarcaciones de la Marina Italiana, otros 175 inmigrantes fueron trasladados a otra carguero de bandera moldava.

Los centros de acogida, desbordados

Según cifras del Ministerio del Interior, un total de 39.538 inmigrantes indocumentados llegaron a las costas italianas en los cinco primeros meses de 2014, frente a los 43.000 de todo 2013.

Los centros de acogida están desbordados, y la atención a los inmigrantes presenta, según las ONG, importantes deficiencias. Las condiciones del mar obligan a dividirse a las familias. Los hombres se arriesgan en invierno. Y en primavera, con el buen tiempo, las barcazas vienen llenas de mujeres y niños, muchos de ellos, viajan solos.

El Gobierno italiano afronta la vigilancia del Mediterráneo con una operación que cuesta cada día 300.000 euros y que, dice el ministro del Interior, "no puede ser eterna". Se suceden las quejas ante una Europa que, según Italia, no se implica en la inmigración irregular, cuestión que le incumbe, tanto o más, puesto que la mayoría de los inmigrantes aspiran a obtener asilo, y trasladarse a los países del norte. Para Italia, es un problema prioritario, y lo hará notar a partir de Julio, durante su semestre de presidencia europea.

El programa "Mare Nostrum" para patrullar el Mediterráneo y socorrer a los miles de personas que tratan de llegar al país se puso en marcha después de que 366 inmigrantes fallecieran tras el naufragio de su embarcación a pocas millas de Lampedusa el pasado octubre.

Yemen, el viaje más peligroso

La muerte en el mar de los migrantes que buscan una vida mejor es la cara más cara más trágica de un éxodo imparable.

Este viernes ACNUR ha informado de la muerte de 60 inmigrantes procedentes de Etiopía y Somalía frente a las costas de Yemen.

Desde comienzos de año este naufragio es "el más mortal" para los migrantes africanos que tratan de llegar a Yemen a través del Mar Rojo y el Golfo de Adén, según el portavoz del ACNUR Adrian Edwards que no ha dado detalles sobre las circunstancias del hundimiento.

La de Yemen es la ruta de la inmigración más peligrosa del mundo. Utilizada, sobre todo, por etiopíes, eritreos y somalíes en su huida de la pobreza o la violencia. El final del camino -si no es la muerte- les lleva a Arabia Saudí o alguno de los ricos estados petrolíferos del Golfo Pérsico, donde sobreviven trabajando como esclavos.