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El Gobierno alemán aprueba la jubilación anticipada a los 63 años con 45 de cotización

  • Merkel insiste en impulsar la unión económica y ampliar los tratados europeos
  • Adelanta que en 5 años habrá que aumentar las cotizaciones para las pensiones

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Merkel inicia una legislatura de reformas con la idea de reforzar Europa

El Gobierno alemán ha aprobado este miércoles la reforma de las pensiones pactada por la gran coalición que, entre otras cosas, permitirá adelantar a los 63  años la edad de jubilación anticipada sin reducción  en la prestación  para aquellos trabajadores que hayan cotizado al menos  45 años. La reforma, elaborada por la ministra de Trabajo, la socialdemócrata Andrea Nahles, prevé asimismo mejoras en pensiones de madres mayores y en las pensiones más bajas.

El retiro anticipado a los 63 años ahora aprobado solo se contempla para los nacidos antes de 1952 y, según la titular de Trabajo, no entra en contradicción con el plan de aumentar gradualmente la edad legal de jubilación a los 67 años, sino que discurre en paralelo.

El adelanto de la edad de jubilación anticipada se aplicará solo hasta 2029, ya que durante estos años se irá  incrementando  de forma gradual hasta situarse definitivamente en 65 años.

La aplicación del paquete de medidas supondrá 11.000 millones de euros anuales más de coste adicional hasta  2030, que se financiarán con las propias reservas del seguro  obligatorio de jubilación. Se espera que la reforma supere el trámite  parlamentario en las próximas semanas, para que entre en vigor el próximo 1 de julio.

En una rueda de prensa, Nahles ha defendido su reforma como "justa", ya que se orienta a beneficiar a todos aquellos que "desde hace décadas" trabajaron y cotizaron y a los que llegó el momento del retiro. "No es un regalo, se lo merecen", ha sostenido la ministra, para quien la nueva regulación no precipitará un "alud de jubilaciones anticipadas", puesto que afecta exclusivamente a quienes que alcanzaron los 45 años de cotización y completaron así el período previsto para acceder al retiro.

"Señal errónea hacia los socios de la UE"

Los planes de la ministra han sido criticados por otro socialdemócrata, el excanciller Gerhard Schröder, cuyo gobierno decidió subir de forma gradual la edad de jubilación hasta los 67 años dentro de sus reformas conocidas como Agenda 2010.

Desde el diario sensacionalista Bild,  Schröder ha advertido que permitir la jubilación anticipada a los 63 años es "una señal errónea" hacia los socios de la UE, a los que Berlín insta "con razón" a aplicar reformas estructurales entre las que se incluye la subida de la edad de jubilación a los 67 años.

La ministra Nahles ha rechazado estas críticas en la comparecencia organizada para explicar la reforma, y ha aludido a las "conocidas diferencias" existentes entre ella y Schröder, con quien tuvo una complicada relación cuando él era canciller.

Además de la posibilidad de jubilarse a los 63 años, la reforma de Nahles contempla mejoras en las prestaciones para padres y madres con hijos nacidos antes de 1992 -la medida más costosa del paquete-, ya que   tuvieron "considerablemente" menos apoyo para la educación de sus  hijos  que los padres actuales. Nahles calcula que esta medida  afectará  positivamente a 9,5 millones de padres o madres.

Otro de los  cambios incluidos en la reforma es una mejora de las  pensiones de  invalidez y más dinero para los períodos de  rehabilitación, ya que  estas personas corren el riesgo de caer en la  pobreza en la vejez.  "Estas personas son las que necesitan nuestra  solidaridad", ha remarcado la  ministra.

En este sentido, el Gobierno alemán asegura que  todas las medidas  incluidas en esta reforma de las pensiones tienen  algo común: que no  son un regalo para los que se van a beneficiar de  ellas, sino que "se  lo han ganado".

Hasta 2019, los gastos adicionales se pagarán con las reservas del seguro de pensiones y, a partir de 2020, se destinará a ese fin dinero adicional proveniente de la recaudación fiscal.

Merkel insiste en impulsar la unión económica

La canciller alemana, Angela Merkel, ha insistido en la necesidad de "avanzar" en la unión económica europea y de "reforzar" el funcionamiento de las instituciones comunitarias, lo que implicará "un mayor desarrollo" de los tratados europeos.

"Podemos acostumbrarnos a vivir con la crisis, pero no podremos decir que la hemos superado hasta que no hayamos logrado organizar debidamente nuestras estructuras", ha afirmado la canciller en su primera declaración de gobierno ante el Bundestag (Cámara Baja del Parlamento) desde la apertura de la presente legislatura.

La canciller ha comenzado su discurso con un análisis del contexto europeo, donde ha reconocido los avances logrados para situar a la UE en la senda de la estabilidad, pero ha insistido en la necesidad de no bajar la guardia y continuar con las reformas.

Según Merkel, la actual crisis ha demostrado la necesidad de avanzar en la regulación de los mercados financieros y que "ninguno de sus actores debe poder actuar sin la debida regulación". La regla -a su juicio- debe ser clara: "Quien asume un riesgo, asume también las pérdidas".

En su opinión, se han producido "progresos" en esa dirección, pero "no podemos darnos por satisfechos con lo logrado". Merkel ha avisado que es necesario dar nuevos pasos, como la introducción de un impuesto sobre las transacciones financieras, tal como defiende su Gobierno.

Hasta que no se hayan articulado convenientemente ese y otros mecanismos, como los implicados en la unión bancaria, no podrá considerarse superada la "peor crisis financiera" que hasta ahora había conocido la UE, ha recalcado.

Merkel ha insistido en que Alemania fue durante años el "enfermo de Europa" y cómo gracias a las reformas estructurales aprobadas se ha convertido en el "motor de crecimiento y el ancla de la estabilidad" del continente.

Ese "historia de éxito", lograda en buena parte gracias al trabajo conjunto con empresarios y sindicatos, obliga al país a asumir su responsabilidad tanto en la UE como en el mundo.