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La reincidencia de los violadores, una incertidumbre tras el fin de la doctrina Parot

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El "violador del ascensor" sale de Alcalá Meco
Gallego Fernández, conocido como 'el violador del ascensor', a su salida de la prisión Alcalá-Meco.

La excarcelación de delincuentes en serie como el “violador del  ascensor” y el “violador del portal”, tras haber cumplido su condena,  han avivado la preocupación sobre este tipo de delitos después de que la  sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) haya tumbado  la doctrina Parot que prolongaba las condenas en estos casos.

Los programas de reinserción voluntarios son de momento la única herramienta posible para prevenir la reincidencia, pese a que en la sociedad persiste la creencia de que volverán a delinquir.

De hecho, el psicólogo Javier Urra no duda en calificar a este tipo de agresores como “ladrones del honor” y "depredores de la dignidad humana” con una probabilidad “muy alta” de reincidencia. “El 70% de los violadores no piensan en sus víctimas”, señala Urra, para quien “dejarles en la calle sin más” es “una bomba de relojería”.

Sin embargo, el promedio de reincidencia entre los agresores sexuales es de solo un 20%, según investigaciones realizadas en diversos países (Lösel, 2002; Quinsey, Rice, y Harris, 1995).  En España ese riesgo es similar, de un 18-20%, apunta Santiago Redondo Illescas, profesor de criminología de la Universidad de Barcelona.

La protección de las víctimas potenciales

Si el agresor se ha sometido de forma voluntaria a un programa psicológico el riesgo de que reincida bajará a una probabilidad del 6%, según un estudio realizado por la Universidad de Barcelona en 2009.

Un violador puede reinsertarse y “la inmensa mayoría de personas que cumplen condena de prisión  por delitos de violación y abuso de menores, no volverán a cometer delitos”, añade el profesor. 

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Los programas de reinserción en Cataluña revelan un elevado porcentaje de éxito. Solo un 4,1% de los internos con delitos sexuales que se sometieron al modelo de intervención dentro de la cárcel reincidieron, según los análisis realizados en los centros penitenciarios Brians 1 y 2.

Medidas físicas como la utilización de pulseras de localización y la libertad vigilada que contempla la última reforma del Código Penal “no añaden realmente mayor eficacia en la reinserción”, y su resultado se ha demostrado más negativo que positivo, explica el profesor de criminología.

En cambio, para el psicólogo, Javier Urra, que también imparte clases de Ética y Deontología en la Universidad Complutense de Madrid, son esenciales nuevas medidas de protección de las potenciales víctimas. La primera, que los programas de rehabilitación sean obligatorios y la segunda, un sistema de localización GPS que haga saber al que ha violado que es "perseguido".

También aboga por que los violadores que han salido de la cárcel cuenten con un teléfono para llamar a un terapeuta al que pueda acudir en el momento en que empieza a “fantasear” en un hecho que puede ser dramático. “Necesitamos todos los medios”, añade.

Programas de reinserción

Los programas de reinserción tienen una duración de entre 200 y 500 horas y se prolongan hasta dos años, dependiendo de cómo sea su aplicación. “Algunos másteres no tienen esta intensidad”, explica el criminólogo y también psicólogo Santiago Redondo.

Estos programas intervienen primero sobre el pensamiento cognitivo que provoca distorsiones o errores de pensamiento como que las mujeres se tienen que someter al hombre. Después se les hace trabajar sobre emociones negativas, como la ira que guardan contra las mujeres, para que vean y sientan el daño que pueden hacer a sus víctimas.

En último término se pretende dotarles de habilidades para resolver problemas de la vida sin tener que recurrir a la agresión. El objetivo es que no necesiten la agresión para poder tener relaciones humanas.

El contacto progresivo con el exterior de la cárcel también es determinante para el éxito de su reinserción. Según estudios del departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña, un 84,3% de presos que termina su condena en libertad condicional no reincide.

Tras el fin de la doctrina Parot

El fin de la doctrina Parot, que el Tribunal Supremo había establecido en 2006 como un medio de alargar la condena a presos con delitos más graves a sus espaldas, obliga a plantearse la adopción de medidas alternativas al endurecimiento de las penas.

Desde el Gobierno advierten de que utilizarán todos los mecanismos posibles para garantizar la seguridad tras la salida de los presos.

Las víctimas de una agresión sexual contarán con la ayuda de un psicólogo y su propia fuerza para iniciar un proceso de recuperación que puede prolongarse por años.

Blanca Estrella, presidenta de la asociación Clara Campoamor, que representa a una de las víctimas del “violador del ascensor” ha calificado como “auténtico disparate” su puesta en libertad y apunta a la responsabilidad del fiscal, de la Audiencia de Burgos y del TEDH si vuelve a matar y a violar.

La crítica de la asociación se extiende a los sucesivos gobiernos que desde 1973 no han reformado el Código Penal, mientras que el Sindicato Unificado de Policía ha pedido que los jueces tomen medidas para evitar que los violadores “campen a sus anchas”.