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El BCE condiciona un nuevo programa de ayuda a Grecia a que el país registre superávit primario

  • Habría que esperar a que Eurostat verifique el déficit en abril de 2014
  • Asmussen: "Se perciben ya los primeros signos de estabilización económica"
  • Merkel deja la puerta abierta -al no negarlo explícitamente- a un tercer rescate

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El ministro griego de Finanzas Yannis Sturnaras y el miembro del consejo ejecutivo del BCE Jörg Asmussen
El ministro griego de Finanzas Yannis Sturnaras y el miembro del consejo ejecutivo del BCE Jörg Asmussen.

El miembro del comité ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE) Jörg Asmussen ha dicho que hasta la primavera de 2014 no se plantean posibles medidas sobre la deuda griega  y que esto tan solo ocurrirá en el caso de que Grecia haya alcanzado un superávit primario.

En una breve declaración ante la prensa tras la reunión mantenido en Atenas con el ministro de Finanzas heleno, Yannis Sturnaras, el economista jefe del BCE ha dicho que no se ha hablado sobre un posible nuevo programa de rescate, como lo planteó este martes el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble. "No hemos discutido sobre esto, nos hemos centrado en lograr que  el actual programa sea un éxito, un mayor crecimiento y empleos",  ha afirmado Asmussen.

El economista alemán, que ha alentado a Grecia a continuar las reformas, ha aludido a las decisiones tomadas por el Eurogrupo en noviembre de 2012, cuando se estableció que se plantearía la posibilidad de mejorar las condiciones de asistencia una vez que Grecia alcance un superávit primario y haya cumplido el programa de ajuste previsto en el memorándum firmado con la troika a cambio del segundo rescate.

En términos similares se ha expresado la portavoz de la Comisión Europea Chantal Hughes, al recordar que en su acuerdo de noviembre de 2012, el Eurogrupo afirmó que se "considerarán más medidas y asistencia si fuera necesario para alcanzar una mayor reducción creíble y sostenible de la deuda griega cuando Grecia alcance un superávit primario anual y si implementa plenamente todas las condiciones del programa".

Por otra parte, la canciller alemana, Angela Merkel, ha dejado la puerta abierta -al no negarlo explícitamente- a un tercer rescate para Grecia en una entrevista concedida a la televisión SAT.1. "Qué sumas serán necesarias dado el caso, no lo puedo decir a día de hoy. Como pronto podremos decirlo a mediados del año que viene", ha dicho la canciller al ser interrogada sobre las declaraciones de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble.

En otoño se analizará la sostenibilidad de la deuda

Todo esto, sin embargo, no se planteará hasta la primavera, pues no será hasta abril cuando Eurostat haya verificado los datos sobre el déficit y la deuda de Grecia.

Asmussen ha alabado los esfuerzos de consolidación realizados por Grecia "particularmente en los últimos 18 meses" y ha afirmado que se perciben ya los "primeros signos de estabilización económica", como resultado de un "proceso doloroso" que ha llevado a un desempleo "inaceptablemente elevado".

La visita de Asmussen se produce en pleno debate sobre la sostenibilidad de la deuda griega, y a la vista de que el programa de asistencia presenta un agujero de financiación de 3.800 millones hasta su vencimiento a finales de 2014.

Si bien no será hasta otoño cuando se abra el análisis exhaustivo sobre la sostenibilidad, en las últimas semanas se han barajado ya diversas posibilidades de cómo aliviar la carga de la deuda sin recurrir a una quita propiamente dicha, un extremo que Alemania ha rechazado categóricamente.

Entre las modalidades que se barajan y que ha mencionado el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, desde Finlandia, está la ampliación de los plazos de devolución, o, como señalan analistas económicos en este país, la posibilidad de reducir además los tipos de interés, lo que vendría a suponer una renegociación de la deuda pero no una quita propiamente dicha.

El debate tiene además como trasfondo un problema de funcionamiento de la troika (BCE, CE y FMI). Los reglamentos del FMI prohíben la concesión de nuevas ayudas si el país que las solicita no tiene garantizada su capacidad de financiación durante doce meses, lo que -salvo que se encuentren soluciones- ocurre en el caso de Grecia por la mencionada brecha financiera.