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Rusia envía armamento sofisticado al régimen sirio, según 'The New York Times'

Se trataría de misiles anti-buques Yakhont    

  • Permitiría a Damasco disuadir de una intervención, según los expertos

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Rusia envía armamento sofisticado al régimen sirio, según 'The New York Times'

Rusia ha enviado a Siria sofisticados misiles anti-barcos que refuerzan las defensas sirias en la costa, pese a las peticiones de Estados Unidos y otros países a Moscú de que detenga el suministro de armas al presidente Bachar al Asad, según han manifestado funcionarios estadounidenses este viernes. Las mismas fuentes consideran que este arsenal podría ser utilizado por Damasco para contrarrestar cualquier posible intervención militar extranjera en Siria.

El primer medio en dar la noticia ha sido el diario The New York Times que, citando a un funcionario estadounidense que ha preferido mantener el anonimato, asegura que los últimos misiles tierra-aire Yakhont que Moscú ha suministrado a Siria han sido entregados recientemente.

El Yakhont es un misil guiado por radar, supersónico y diseñado para la defensa costera. Dependiendo de su trayectoria tiene un rango de entre 120 y 300 km. Informes de Estados Unidos hacen hincapié en la implicación de esta entrega y el aumento de las capacidades militares del gobierno de Asad para defenderse lejos de las costas de Siria.

Refuerza las defensas de Damasco

Por su parte, el Pentagóno ha trasladado su preocupación de que este envío pudiera envalentonar a las fuerzas al régimen sirio y prolongar el conflicto. "Es por lo menos una decisión desafortunada que puede envalentonar al régimen y prolongar el sufrimiento, por lo que es inoportuno y muy lamentable", ha dicho el general Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor Conjunto, según Reuters.

“Es un verdadero asesino de barcos”, ha comentado Nick Brown, el editor jefe de la influyente revista especializada en armamento Jane. "Permitirá al régimen disuadir a las fuerzas extranjeras que buscan proveer a la oposición del mar, o de llevar a cabo un papel más activo si una zona de exclusión aérea y un embargo de envío serían declarados en algún momento”.

Algunos analistas resaltan que el significado real de estos informes es doble. En primer lugar, muestran el constante deseo de Rusia de garantizar que no haya intervención occidental en Siria como ocurrió en Libia. Por otra parte, preocupa también que los misiles Yakhont pueden ser entregados a la milicia libanesa de Hizbulá, aliado de Siria y que recientemente advirtió de que Damasco le entregará armamento más sofisticado.

Por otra parte, el diario estadounidense The Wall Street Journal  ha informado de que Moscú ha desplegado al menos una docena de buques de guerra para patrullar las aguas cercanas a su base naval rusa en la ciudad siria de Tartus.

Moscú no se pronuncia

Aunque Moscú no ha hecho una declaración formal al respecto, el ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, ha asegurado que los suministros rusos no rompen las reglas internacionales, aunque no ha precisado más detalles. "No hemos ocultado que suministramos armas a Siria en virtud de contratos firmados anteriormente, sin violar los acuerdos internacionales, o nuestra propia legislación”, ha dicho Lavor, según informa la BBC.

Estas informaciones llegan en medio de la creciente alarma ante el posible uso de armas químicas por parte de Damasco, algo que el presidente de EE.UU. Barack Obama ya manifestó que sería "una línea roja" que no toleraría.

Debate sobre el posible uso de armas químicas por parte de Al Asad. Londres respalda lo que ayer dijo la Casa Blanca, y cree que su utilización es un hecho. Pero ambos gobiernos guardan cautela, y dicen que aún es pronto para emitir un "juicio definitivo" sobre si Damasco ha cruzado realmente esa "línea roja".

Siria ha sido precisamente uno de los puntos más importantes de las reuniones que ha mantenido recientemente Obama con el primer ministro británico, David Cameron, y el primer ministro turco, Reccep Tayip Erdogan.

Mientras, continúan los esfuerzos diplomáticos de Washington y Moscú, por acelerar la conferencia que se celebrará en Ginebra a finales de mayo y en la que pretenden reunir a representantes de ambos bandos y de líderes regionales.