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'Veneno', Peer Meter reconstruye la historia de la envenenadora de Bremen, que mató a sus 3 hijos

  • También a sus padres, a sus dos maridos y a otras 8 personas
  • Fue el último criminal ejecutado públicamente en Bremen, en 1831

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Viñetas de 'Veneno', de Peer Meter y Barbara Yelin
Viñetas de 'Veneno', de Peer Meter y Barbara Yelin

"El solo hecho de tener veneno... hacia que estuviera especialmente satisfecha... lo que ni yo consigo explicarme"

En plena plaza de la catedral de Bremen puede verse, todavía hoy, la placa que recuerda el lugar en donde fue decapitado el último criminal ejecutado en público en dicha ciudad: la famosa envenenadora de Bremen, Gesche Gottfried, que mató a 15 personas (entre ellas sus tres hijos, sus padres y sus dos maridos) y suministró veneno, al menos, a otras 19 personas. Incluso persiste la costumbre, entre los vecinos, de escupir encima de la placa.

Uno de los crímenes más espeluznantes de la historia de Europa, que sirve de base al guionista Peer Meter para crear una sorprendente reconstrucción de la sociedad de la época y sus remordimientos por mirar hacia otro lado, en la novela gráfica Veneno (sins entido)

Meter ya nos narró los últimos días de libertad y la captura de Fritz Haarman en Haarman. El carnicero de Hannover (La Cúpula). Que guarda muchos puntos en común con esta obra pero que, al mismo tiempo, están planteadas desde dos perspectivas diferentes.

Ya que, mientras Haardman sigue los pasos del criminal hasta su detención, en Veneno nos cuenta los días previos a la ejecución de Gesche, cuando la ciudad entera quería enterrar uno de los episodios más vergonzosos de su historia acabando con ella, sin tener en cuenta su grave desequilibrio mental.

Una casa en la que reinaba la muerte

El caso de Gesche Margarethe Gottfried conmocionó a toda Europa por su singularidad. Fue el 6 de marzo de 1828 cuando esta mujer de 43 años confesó haber envenenado a todas esas personas, entre 1813 y 1827, sin ser capaz de dar un móvil para ello.

Enseguida fue evidente que padecía un trastorno psicológico. Algo que ya se rumoreaba hace tiempo, ya que los vecinos aseguraban que en su casa reinaban la enfermedad y la muerte. Unos síntomas que fueron ignorados durante años por los esos mismos vecinos que miraban hacia otro lado, algo similar a lo que ocurrió con el carnicero de Hannover.

Los patéticos diagnósticos de los médicos, que analizaron los cadáveres de las víctimas y que atribuyeron las muertes a enfermedades, también contribuyeron a encubrir sus crímenes durante tanto tiempo.

Cuidaba de los enfermos y asesinaba a sus hijos

Para desarrollar su historia Meter elige como protagonista a una joven escritora que llega a la ciudad unas horas antes de la ejecución pública de Gesche. Enseguida es confundida con una periodista que viene a informar sobre la ejecución por un pueblo deseoso de ocultar su vergüenza y pasar página cuanto antes. Por lo que la joven es acosada hasta la extenuación.

A partir de ahí, Meter nos va dando pinceladas históricas sobre el "proceso inquisitorial" de origen medieval, que se empleó para juzgar a la acusada, que se basaba en el secreto absoluto de las actas. Unas actas que se pensaron perdidas durante mucho tiempo y que sólo salieron a la luz en 1985, evidenciando las numerosas irregularidades cometidas en el juicio.

El abogado de Gesche, Friedrich Leopold Voget la describió como una mujer "dominada por una pulsión anormal e irresistible como un sufrimiento, un estado enfermizo, que la empujaba a envenenar" y por eso pidió que no se la condenara a muerte. Pero al mismo tiempo escribió dos libros en los que reclamaba y celebraba explícitamente su condena. Algo que puede elevarse a la sociedad de la época y su complejo de culpabilidad.

Incluso el Juez de instrucción, el senador Dr. Franz Friedrich Droste se vio superado por la situación. La confesión de la imputada de sus horrorosos crímenes le hizo sentirse desorientado e incluso pensó que Gesche fabulaba.

Escribió: "Una mujer que cuida de los enfermos, da de comer a los pobres pero que envenena a sus amigas; alguien a quién una frase de Goethe hace llorar pero que asesina a sus propios hijos... ¿Quién se atrevería a definir su personalidad?".

Gesche Gottfried fue decapitada por la espada el 21 de abril de 1831. Fue la última ejecución pública que tuvo lugar en Bremen.

Unos dibujos acorde con la historia

Mención aparte merece el apartado gráfico a cargo de la alemana Barbara Yelin, que es capaz de captar todos los grises de esta historia con un espectacular dibujo en blanco y negro que recuerda a los grabados de la época y sirve para ponernos inmediatamente en situación.

Sin olvidar la excepcional portada (la tenéis en la columna de la izquierda) en la que capta toda la ambigüedad moral del personaje. No sabemos si tras esa mirada se esconde una pobre mujer asustada o una asesina sin escrúpulos que esta decidiendo cuando nos va a invitar a nuestra última comida.

Un apasionante retrato de la sociedad de su época y un inquietante recuerdo de uno de los criminales más ¿despiadados o patéticos? de la historia.