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Los grandes de la industria salvan Bletchley Park, la cuna de la informática moderna

  • Google se ha unido a IBM y otras compañías para salvar un museo histórico
  • En Bletchley Park se creó el primer 'ordenador programable' moderno
  • El lugar permaneció en secreto tras su creación durante la II Guerra Mundial

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La máquina Enigma alemana era el objetivo de los trabajos de descifrado de códigos en Bletchley Park.
La máquina Enigma alemana era el objetivo de los trabajos de descifrado de códigos en Bletchley Park.

Durante la II Guerra Mundial los británicos reunieron a un masivo grupo de matemáticos, ingenieros, lingüistas y expertos en criptografía para trabajar en lo imposible: descifrar los códigos secretos que los nazis alemanes empleaban en sus comunicaciones.

El trabajo, que habían comenzado los polacos con unas máquinas llamadas 'bombas lógicas', culminó con diez mil mentes pensantes trabajando al unísono en un enclave discreto: Bletchley Park, situado a unos 80 kilómetros de Londres, en Buckinghamshire.

Durante años Bletchley Park vio cómo los números y garabatos sobre el papel de aquellos genios, liderados por el matemático Alan Turing, pasaban a convertirse en enormes y pesadas 'máquinas rompecódigos'.

Una de ellas, llamada Colossus, se considera una de las primeras computadoras modernas. Y quien llama a Bletchley Park la 'cuna de la informática' no exagera: muchos de los conceptos actuales de las ciencias de la computación se desarrollaron en aquellas mansiones y barracones, por ejemplo el de 'ordenador programable'.

La gente que trabajó en Bletchley Park fue el arma secreta aliada que permitió ganar la guerra

Hasta el propio Winston Churchill dijo que "la gente que trabajó en Bletchley Park fue el arma secreta aliada que permitió ganar la guerra".

Tal vez sea algo exagerado, pero sin duda acortaron la guerra y salvaron innumerables vidas al facilitar a los mandos información vital sobre los movimientos alemanes.

Hay quien ha calculado que sus trabajos probablemente acortaron la guerra en un par de años y salvaron unos 20 millones de personas.

Del secreto al olvido

Bletchley Park siempre se mantuvo en secreto como una más de las instalaciones militares de la época.

Acabada la guerra, fue discretamente 'desmontada' y Winston Churchill dio orden directa de que todos los ordenadores Colossus e incluso sus planos fueran destruidos (excepto dos) para guardar tan valioso secreto: no en vano la máquina Enigma era capaz de romper unos 4.000 mensajes alemanes diarios, algo que los nazis nunca llegaron a saber.

No fue hasta los años 70 que se levantó el secreto de su existencia. Por desgracia, Bletchley Park no había aguantado muy bien el paso del tiempo y pasó por épocas difíciles, en un estado de abandono y olvido.

No fue hasta los años 70 que se levantó el secreto de la existencia de Bletchley Park

Afortunadamente para la informática -y para la historia- muchos de aquellos pioneros y veteranos todavía vivían: se escribieron libros y se recuperaron materiales que habían guardado celosamente los ingenieros (de forma ilegal, obviamente).

Con el tiempo incluso se decidió abrir el Museo Nacional de Informática en el mismo lugar y reconstruir todo lo posible: barracones, máquinas, planos y documentos de todo tipo. Sin embargo, el proyecto se enfrentó a un gran problema: la financiación.

Gigantes al rescate

Mantener los edificios con todas sus instalaciones y el propio museo no era baladí, pero el peso del enclave en la historia de la informática hizo que mediante suscripciones populares y aportaciones de empresas se pudiera resolver la situación.

En 1994 se comenzó en el trabajo de recreación de una computadora Colossus, a partir de ocho fotos y esquemas de algunos de los circuitos; aquella aventura culminó diez años después.

La monstruosa máquina incluso compitió contra un PC moderno para 'romper' de nuevo los viejos códigos secretos, aunque perdió -irónicamente frente a un software alemán.

Hasta principios de los años 2000 los precios de las entradas al museo y los donativos bastaban para cubrir los gastos, pero llegó un momento en que fueron necesarios 6 millones de euros para restaurar los edificios principales.

Ante la situación, algunos gigantes de la industria como IBM -cuyo papel en la informática sigue vigente más de un siglo después de su creación- y PGP Corporation –especializados en seguridad y códigos secretos- aportaron buena parte del dinero necesario para salvar la cuna de la informática para la posteridad.

La lista de benefactores crece

Pero cada año siguen necesitándose más fondos. El último en apuntarse a la lista de benefactores del mítico enclave ha sido Google: con una aportación de unos 100.000 dólares en una campaña iniciada por un periodista británico para salvar los documentos de Alan Turing ayudó a llegar a los 600.000 euros necesarios para que pudieran permanecer en el Reino Unido en el museo.

No sería exagerado decir que sin Alan Turing Google tal y como lo conocemos no existiría

Así explicaron su aportación: "El hecho es que todos tenemos héroes. En Google nuestros héroes son Alan Turing y la gente que trabajó en Bletchley Park para descifrar aquellos códigos. En cierto modo fue probablemente el logro más inspirador y que más ha hecho avanzar la tecnología científica en los últimos cien años. No sería exagerado decir que sin Alan Turing Google tal y como lo conocemos no existiría".

De este modo se cerraba melodiosamente un círculo perfecto: Google devolvía -con su aportación económica y capacidad de apoyo- la vida y el espíritu al lugar histórico en el que nació la informática moderna, sin cuya existencia el propio Google no habría podido ser concebido.