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Constatan cómo un cambio en los polos afecta también al trópico

  • Cambios locales dan lugar a procesos de cambios globales
  • El estudio corrobora lo ya sugerido por modelos climáticos

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Un grupo de investigadores, liderado por científicos españoles, ha demostrado empíricamente que los océanos de latitudes altas, en concreto el Pacífico Norte y el Atlántico Sur, juegan un papel clave en el control de los climas tropicales.

Esta es la principal conclusión de un estudio que publica la revista Science, el cual aporta una pieza más al rompecabezas del análisis del comportamiento de los océanos y su influencia sobre el clima y contribuye al debate sobre cuáles son las zonas del planeta que cuando cambian sus climas locales dan lugar a procesos de cambios globales.

Este trabajo, en el que se corrobora lo ya sugerido por modelos climáticos, apunta, además, que el calentamiento de las zonas polares y subpolares, las más afectadas por el cambio climático, podría influir en la formación de la lengua fría del Pacífico ecuatorial.

A estas conclusiones los investigadores han llegado gracias a la reconstrucción del clima desde el Plioceno (hace 3,65 millones de años), un período que se supone análogo al clima futuro de la Tierra, ya que las temperaturas medias del planeta fueron significativamente más elevadas que en el presente.

Para ello, tal y como ha explicado Antoni Rosell, de la Universidad Autónoma de Barcelona, han estudiado los sedimentos de los fondos marinos, que contienen los restos de organismos que han vivido en el mar durante millones de años, así como materiales de los continentes transportados por el viento, ríos o hielos.

Los sedimentos analizados están compuestos, principalmente, por conchas microscópicas de plancton, y fueron obtenidos por el programa internacional IODP (Integrated Ocean Drilling Program), que gestiona un barco a disposición de la comunidad científica internacional para la adquisición de testigos sedimentarios.

Así, se han descrito los restos orgánicos de algas unicelulares, en concreto unos compuestos que se llaman alquenonas.

De este examen los científicos han sacado algunas conclusiones principales, ha puntualizado Rosell.

Hace 1,8 millones de años y hasta hace 1,2 millones de años se produjo en las zonas subpolares del Pacífico Norte y el Atlántico Sur un enfriamiento en la superficie del mar, de forma simultánea.

Además, se ha corroborado cómo se formó y cuándo la lengua de agua fría del Pacífico ecuatorial.

Rosell ha detallado que esta lengua, que en la actualidad casi desaparece con el fenómeno "El Niño", apareció entre hace 1,8 millones y 1,2 millones de años.

Estudios anteriores han mostrado que durante las condiciones cálidas del Plioceno esta lengua de agua fría no existía, de manera que las características en el Pacífico ecuatorial eran similares a las de un episodio de "El Niño" permanente.

El equipo de investigación ha demostrado que el enfriamiento y expansión de las aguas polares hacia los trópicos jugaron un papel muy importante en el Pacífico ecuatorial, ya que provocó la disminución de la profundidad de la termoclina y, por lo tanto, la aparición de la citada lengua que se observa actualmente.

La termoclina es la capa del océano en que la temperatura desciende rápidamente y que señala la frontera entre las aguas superficiales, bien mezcladas por el viento, y las profundas.

El trabajo evidencia la importancia que pueden tener las zonas polares en el proceso de cambio global y se ha demostrado la relación "intensa" entre las variaciones del clima en las altas latitudes y la profundidad de la termoclina en el Pacífico ecuatorial.

A raíz de esta conclusión, los investigadores apuntan, si bien ésta es la parte "más especulativa del trabajo", que es "posible que la lengua fría acabe respondiendo también al calentamiento global, produciendo un escenario climático similar al del Plioceno".