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Un alto cargo del Gobierno de Bush le acusa de ocultar que presos de Guantánamo eran inocentes

  • El coronel Wilkerson sostiene que sabía que no había pruebas contra ellos
  • Se les mantuvo en prisión, dice, para no dañar la Guerra contra el Terror
  • Su opinión será compartida por su jefe, ex secretario de Estado con Bush

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Manifestantes simulan ser presos de Guantánamo frente a la Casa Blanca, en Washington.
Manifestantes simulan ser presos de Guantánamo frente a la Casa Blanca, en Washington.

El ex presidente de Estados Unidos, George W. Bush, su vicepresidente, Dick Cheney, y su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, sabían que cientos de personas inocentes fueron enviadas a la prisión de Guantánamo y no hicieron nada porque consideraban que liberarlos podría dañar su posición en la guerra de Irak y en la más amplia Guerra contra el Terror emprendida tras los atentados del 11-S.

Así se recoge en un documento realizado por un estrecho asesor del entonces secretario de Estado, Colin Powell al que ha tenido acceso el diario británico The Times.

El informe, firmado por el coronel Lawrence Wilkerson, es una declaración jurada y firmada para apoyar una demanda presentada por un detenido de Guantánamo. Es la prmiera vez que este tipo de acusaciones son realizadas por un miembro de la propia Administración Bush contra sus antiguos jefes.

Entregados a precio de oro

Wilkerson fue el jefe de gabinete de Powell, el más crítico con la posiciíon de Cheney y Rumsfeld. En el documento dice aviertamente que ambos conocieron que la mayoría de los primeros 742 detenidos enviados a Guantánamo en 2002 eran inocentes pero creyeron que era "política imposible liberarlos".

El general Powell, que abandonó la Administración Bush en 2005 enfadaddo por la información errónea que le hicieron dar al mundo sobre las armas de destrucción masiva en Irak en el Consejo de Seguridad de la ONU, apoyaría la declaración del coronel Wilkerson.

Wilkerson, que ha criticado durante años el enfoque de la Administración Bush de la lucha contra el terrorismo y la guerra en irak, sostiene que la mayoría de los detenidos -entre los que había desde niños de 12 hasta hombres de 93- nunca fueron capturados por soldados americanos, sino que fueron entregados por afganos y paquistaníes por hasta 5.000 dólares cada uno.

No habría ninguna o pocas evidencias contra ellos y se desconocían las razones por las que fueron detenidos.

El coronel también añade que una de las razones por las que Cheney y Rumsfeld no querían liberar a detenidos inocentes es porque "los esfuerzos de detención serían revelados mientras se estaba desarrollando esa operación increíblemente confusas".

"Esto no era aceptable para la Administración y habría sido seriamente dañino para el liderazgo del Departamento de Defensa", sostiene.

Dejaron a inocentes languidecer en Guantánamoporque consideraba que lo justificaba la Guerra contra el Terror

Sobre Cheney, Wilkerson, que sirvió al ejército en el ejército americano durante 31 años, sostiene: "No le importaba que la inmensa mayoría de los detenidos de Guantánamo fuese inocentes. Si cientos de inocentes tenía que sufrir para detener a un puñado de terroristas, sería así".

Así las cosas, Cheney y Rumsfeld "dejaron a personas inocentes languidecer en Guantánamo durante años porque consideraban que estaba justificado por la más amplia Guerra contra el Terror y el pequeño número de terroristas que fueron responsables del 11-S".

Bush lo sabía

Pero el asunto va más allá: cuando habló de este asunto con su jefe, Colin Powell, éste le comunicó que la opinión de Cheney y Rumsfeld era compartida por su jefe, el presidente Bush.

Esta declaración se ha firmado en apoyo de Adel Hassan Hamad, un hombre sudanés que fue retenido en Guantánamo desde marzo de 2003 hasta diciembre de 2007. Hamad sostiene que fue torturado por agentes estadounidenses en la prisión y presentó el jueves una demanda contra una lista de altos cargos americanos.

Los defensores de la prisión de Guantánamo recuerdan que los primeros detenidos fueron liberados en septiembre de 2002, nueve meses después de que fuesen enviados a la prisión. Cuando Bush dejó la Casa Blanca, habían sido liberados 530. Actualmente quedan 180.