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Panamá recuerda la desastrosa invasión de Estados Unidos hace 20 años

  • Estados Unidos invadió Panamá para derrocar al general Noriega
  • A los miles de muertos civiles se unió la destrucción del país

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Panamá ha cambiado mucho desde que hace 20 años fuese invadido por Estados Unidos para derrocar al general Manuel Antonio Noriega, acusado de narcotráfico y de poner en peligro el tránsito en el canal que atraviesa el país.

Fue el fin de una dictadura que acorraló a la sociedad civil panameña e incluso anuló el resultado de unas elecciones que el candidato designado por Noriega perdió de forma abrumadora, algo que brindó una oportunidad a EE.UU. para 'poner orden' en su 'patio trasero'.

Unos 26.000 soldados estadounidenses entraron en el país en la llamada "Operación Causa Justa", con el objetivo de expulsar del poder y capturar a Noriega, que gobernó en el país entre 1983 y 1989, y destruir las Fuerzas Armadas.

Una invasión rápida y sangrienta

Fue una lucha desigual si se tiene en cuenta que el ejército panameño contaba con 12.000 soldados mal equipados, mientras que las tropas enviadas por George H.W. Bush entraron con una fuerza aérea de última generación.

Las tropas invasoras destruyeron los barrios populares de la ciudad, bastión de los partidarios de Noriega, y dejaron un número de muertos, la mayoría civiles, que oscilan entre los 2.000 y los 6.000 muertos, según quien facilite las cifras.

A los trece días de la invasión, Noriega, que se había refugiado en la Nunciatura, se entregó y fue llevado a Estados Unidos, donde permanece encarcelado a la espera de que se resuelva un recurso en el que pide que sea devuelto Panamá para cumplir allí el resto de su condena por narcotráfico.

El balance para el país fue desastroso, porque a la crisis económica se unió la destrucción de todas las infraestructuras salvo el canal, una zona de paso clave para el tráfico internacional de mercancías.

Como la policía panameña se encuadró en las fuerzas de defensa del país, la ausencia de seguridad favoreció los saqueos de los negocios, que arruinaron la economía local, y muchos empresarios no pudieron entonces recuperarse.

Pocos añoran a Noriega

Sin embargo, la situación es muy distinta para el país y son pocos los que añoran los tiempos de Noriega. Con un crecimiento del PIB del 3% en plena crisis mundial y con la ampliación del canal en el horizonte, las perspectivas para el país son de las mejores si se comparan con sus vecinos de Centroamérica.

El proyecto tiene un presupuesto de más de 2.200 millones de euros y ha sido adjudicado a un consorcio liderado por la constructora española Sacyr Vallehermoso, que construirá un tercer sistema de esclusas que permitirá duplicar el tráfico por el Canal.

El crecimiento económico ha ido parejo a la estabilidad política que consiguió el país tras la invasión, que conllevó la disolución del ejército, algo que alejó el fantasma de los cuartelazos.

En julio de este año tomó posesión como presidente Ricardo Martinelli, un rico empresario que se ha mostrado partidario de mantener una economía libre y abierta a la inversión extranjera y de la lucha contra el narcotráfico.