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Berlusconi: "Realmente no me gusta mi trabajo"

  • El primer ministro italiano considera "una vida díficil" ser jefe del gobierno italiano
  • Se queha de "la prensa de alcantarilla" que no tiene "vergüenza" y está "enferma"
  • Considera que es necesario que siga para que no se separe el centro-derecha
  • Niega que haya cometido nunca una metedura de pata

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"Hago lo que hago por un sentido de sacrificio. Realmente no me gusta. No me gusta en absoluto".  Con estas palabras a la periodista de la CNN Paula Newton el primer ministro Berlusconi se ha presentado a sí mismo el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, en una enésima vuelta de tuerca en la tormenta política que vive su país por los sucesivos escándalos a los que está vinculado.

Y es que para el líder conservador italiano, de 73 años, "muy a menudo hay muchos asuntos feos" en su trabajo, sobre todo "una prensa de alcantarilla, peor que eso, sin vergüenza y enferma".

"Es una vida dificíl ser el responsable de liderar un gobierno en un país como Italia", se ha lamentado Berlusconi, para el que la razón última de su permanencia en el poder es que es "el único líder capaz de mantener unido al centro-derecha".

No hay meteduras de pata

Además, Berlusconi ha negado que algunos de sus comentarios hayan sido meteduras de pata y ha defendido que siempre piensa antes de hablar.

"Nunca he cometido ninguna metedura de pata, ni siquiera una. Cada metedura de pata ha sido inventada por los periódicos", ha añadido.

Entre esas supuestas meteduras de pata está haber llamado bronceado al presidente de EE.UU., Barack Obama, o dejar esperando a su lado a la canciller alemana, Ángela Merkel, mientras hablaba por teléfono.

"Cuento historias y cuento chistes, pero solo cuaento chistes que pueden ser escuchados por cualquiera. Siempre soy consciente de lo que estoy hablando", ha defendido el primer ministro italiano, que no ha perdido ocasión de culpar a los medios de su ruptura matrimonial con Verónica Lario.

Sin embargo, más allá de este episodio y de otros escándalos sobre sus fiestas en Villa Certosa y el fracaso de su ley de inmunidad para evitar ser juzgado por los tribunales, Berlusconi sigue siendo valorado por los italianos.

El secreto de su éxito: "Todo el mundo sabe que tengo un sentido de la amistad, soy leal, siempre digo lo que pienso. No tengo ningún pensamiento oculto, no escondo nada. Hablo abiertamente"