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El voto en contra por sorpresa del vicepresidente argentino tumba la polémica ley del campo

  • El Senado rechaza la subida de aranceles tras 17 horas de debate
  • Los agricultores argentinos llevan cuatro meses de protestas por esta ley
  • Cobos dice que lo ha hecho por sus convicciones y pide seguir en el ejectuivo
  • El campo celebra su triunfo y la oposición recuerda al Gobierno que no tiene poder absoluto

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El campo argentino celebra el rechazo a la ley de aranceles
Productores agropecuarios argentinos celebran que el Senado rechazara la ley enviada por el gobierno para convalidar los impuestos móviles a las exportaciones de granos, proyecto que había provocado un grave enfrentamiento entre ambas partes en los últimos meses.

Golpe a la presidenta argentina, Cristina Fernández, y a su política agraria. La dirigente ha visto como su vicepresidente ha votado en contra de la polémica ley de aranceles que ha sacado a los agricultores a la calle en los últimos meses.

El proyecto gubernamental que aumenta los impuestos a las exportaciones de granos ha sido rechazado en el Senado por el voto en contra del vicepresidente argentino, Julio Cobos.

El sorprendente voto del vicepresidente ha roto el empate a 36 entre oficialistas, y opositores y peronistas críticos que se había producido en la votación del Senado. De acuerdo con la Constitución, el vicepresidente, también presidente de la Cámara Alta, se vio obligado a desempatar después de un debate de más de 17 horas y eligió el no.

El conflicto entre el gobierno argentino y el sector agropecuario ha entrado así en un nuevo capítulo tras el rechazo en el Senado del polémico decreto. La inesperada decisión de Cobos pone en apuros a la presidenta argentina, que ha sufrido un gran desgaste en los cuatro meses de conficto en los que ha visto que su popularidad caía en picado.

Cobos ha admitido en su discurso en el Senado, antes de votar en contra, que es "uno de los momentos más difíciles" de su vida, pero ha justificado su decisión por sus "convicciones" y su convencimiento de que es necesario buscar una salida consensuada al conflicto del campo. El vicepresidente ha pedido a Cristina Fernández que envíe un nuevo proyecto al Parlamento.

"Creo que la presidenta de los argentinos me va a entender porque no creo que sirva una ley que no es la solución a este conflicto (...) no puedo acompañar y esto no significa que esté traicionando a nadie, estoy actuando conforme a mis convicciones", ha agregado antes de votar en contra.

A pesar de su decisión, Cobos ha expresado su deseo de seguir en el Ejecutivo argentino junto a Cristina Fernández hasta el final del mandato en 2011.

La crisis que generó hace más de cuatro meses el alza de los impuestos a las exportaciones de granos sacó del ostracismo a Cobos, quien comenzó a manifestar públicamente sus diferencias con el Ejecutivo en medio de la puja con el sector rural.

La oposición y el campo celebran la votación

Mientras el gobierno se divide, la opoisión ha vivido un gran triunfo y ha enviado al Gobierno el mensaje de que no tiene poder absoluto.

En las calles, cientos de simpatizantes del oficialismo que esperaban desde el miércoles frente a las puertas del Congreso se disolvieron tras conocer la derrota de la iniciativa oficial.

A pocos kilómetros, los dirigentes de las patronales rurales, que siguieron el debate desde pantallas gigantes, saludaron el revés sufrido por el Gobierno y celebraron su triunfo.

El presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, considera que este resultado permite "construir con esperanza un país federal" y ha elegiado "la valentía y la acción demócrata" del vicepresidente.

Cacerolazos de alegría

Los "cacerolazos" y "bocinazos" que se escucharon en barrios acomodados de Buenos Aires a últimas horas del miércoles contra el Gobierno y a favor de las posturas de los productores agrarios se repitieron tras conocerse el resultado de la votación.

El proyecto gubernamental llegó al Senado tras ser aprobado por la Cámara de Diputados, por 129 votos a favor y 122 en contra el pasado día 5, en una sesión que también duró más de 17 horas.

El conflicto entre el campo y el Gobierno se desató el 11 de marzo, cuando el Ministerio de Economía impuso impuestos móviles a las exportaciones de trigo, girasol, soja y maíz.

El rechazo al nuevo esquema tributario derivó en cuatro huelgas comerciales, bloqueos de carreteras y desabastecimiento de alimentos y de bienes para la industria, además de provocar millonarias pérdidas al país.