Si hubo una medalla celebrada como nunca fue el oro de Ruth Beitia. La veterana atleta cántabra lo logró con un salto de 1,97 que la convirtió en campeona olímpica, un hito que la confirmó como la mejor atleta española de todos los tiempos.
Con una remontada espectacular, el español Marcus Cooper sorprendió a todos sus rivales y se impuso en el K1 1000. Cooper subió a lo más alto del podio olímpico con apenas 22 años. Un diamante en bruto.
Esa medalla que muerden las jugadoras de la selección española es la primera que consigue el baloncesto femenino español en unos Juegos Olímpicos. Las de Lucas Mondelo consiguieron la plata al caer en la final ante la todopoderosa Estados Unidos.