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Tour 2018 | Jornada de descanso

El traicionero descanso

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Jornada de descanso antes de poner a prueba a los favoritos

No es exagerado afirmar que la consciencia de tener que hacer frente a tus demonios provoque una desagradable sensación fisiológica, a mitad de camino entre una bola en el estómago y una lluvia de meteoritos-alfileres dentro de la cabeza.

Como quien alarga las cañas de un domingo por la tarde o aplaza el momento de descubrir qué nos depara el borrador de Hacienda, ese momento de toma de consciencia de la implacable realidad provoca un cansancio extra y un alivio posterior cuando uno cumple con sus obligaciones.

El Tour, con más de un siglo de experiencia en el trato con almas –algunas cándidas- humanas, sabía perfectamente que la etapa del pavè iba a durar más de las 3 horas, 24 minutos y 26 segundos que invirtió el ganador de la misma John Degenkolb.

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Una historia que viene de lejos

Por todo es sabido y temido los peligros a los que se expone el ciclista en una etapa de este calibre. A muy pocos les gusta correr por esta superficie en una prueba de resistencia en la que te juegas el trabajo de todo un año. Desde el pasado octubre, cuando se presentó el Tour, hasta el mismo ‘día D’, las voces críticas han salpicado las noticias y las redes sociales. Momentos antes de la salida, el corredor del Lotto Soudal, Thomas De Gendt respondía de esta guisa a su community manager:

Otro que no tenía ninguna gana de que comenzara la etapa era Eusebio Unzue. El director del Movistar ha sido uno de los más fervientes detractores de este tipo de etapas. Sin grandes especialistas –salvo Imanol Erviti- sus tres líderes son corredores bajitos, de poco peso y no excesivamente duchos sobre los adoquines. A priori, los Valverde, Quintana y Landa, sufrirían o –directamente- evaporarían sus opciones en la carrera francesa. Pensar en que alguno de los tres, o quizás, los tres perdieran un par de minutos entraba en las quinielas., lo cual ha añadía un punto de presión a sus corredores. Sin embargo, e incluso pese a la caída de Landa, los Movistar mantienen -de momento- sus opciones intactas.

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Lo quie viene a partir de ahora

Una vez lidiados los demonios de los adoquines toca hacer lo propio con la jornada de descanso. Aunque no se compita, ese día el cuerpo genera molestias, tensiones, hematomas y dolores que aparecen de forma fantasmagórica tras un estrés como el vivido durante esta primera semana del Tour. El cuerpo humano es un motor que no carbura como un pistón, matemático y preciso, sino que es caprichoso. Aunque estés cansado, dormir puede resultar una ardua tarea si se ha expuesto el organismo a un sobreesfuerzo.

Es muy probable que, tras Roubaix, e incluso la noche siguiente, los corredores tengan dificultades para dormir. A esto hay que añadir el ‘bajón’ que el cuerpo sufre cuando se ha superado (sin entrar a medir el éxito o fracaso) esa etapa que tanto pavor suscitaba, el miedo también desgasta. A partir del martes factor fisiológico va a ser determinante como lo lleva siendo el psicológico.

Los nervios y el tipo de etapa que superen generan sensaciones y estados del cuerpo fugaces, que no se sostienen en el tiempo. El esfuerzo, dependiendo de su intensidad y tiempo de exposición provoca modificaciones en la percepción de las emociones y en el sistema nervioso.

Calibrar en las primeras horas cómo ha afectado al cuerpo una etapa como la del domingo es dificilísimo. Un estado de euforia –como se le presupone a Valverde tras la etapa- puede revertirse en tedio, pesadez de piernas o languidez 24 horas después. En el caso de Landa -hasta la caída en una posición inmejorable- todo dependerá de cómo se sienta sobre la bici en la jornada de descanso. Ya en frío, a buen seguro hará un ligero entrenamiento para probar el alcance de sus posibles lesiones.

La montaña espera el martes con una emboscada a 90 kilómetros de meta y 2 kilómetros de camino de tierra en el altiplano de Glières, lugar de enfrentamiento entre republicanos españoles y el ejército de Hitler. Ese será el lugar donde los fantasmas de la guerra –la de Roubaix- harán acto de presencia. Nadie habla de ello con temor. Casi mejor pasarlo por alto, como el borrador de Hacienda cuando te sale a devolver