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El presidente de EE. UU., Barack Obama, ha asegurado en Hannover (Alemania) que su país, y todo el mundo, "necesitan una Europa fuerte, próspera, democrática y unida". Ha avanzado, además, el envío adicional de 250 soldados a Siria para apoyar a las milicias locales que combaten en el terreno al autodenominado Estado Islámico (EI).

Las conversaciones para lograr la paz en Siria que se desarrollan en Ginebra bajo mediación de la ONU penden de un hilo. La principal coalición opositora ha decidido posponer su participación en ellas, aunque de momento no se retira, porque el alto el fuego pactado no se está respetando. De hecho, la organización Médicos sin Fronteras lanza una voz de alerta: los combates entre el régimen de Bashar al Assad y el Estado Islámico han dejado más de 100.000 personas atrapadas en Alepo y se aproximan cada vez más a los campos de desplazados controlados por yihadistas. Más de 35.000 personas se han visto forzadas a huir y se dirigen hacia la cercana frontera turca. Hablamos con Pablo Marco, coordinador de Operaciones de MSF en la región.

Siria atraviesa este miércoles una encrucijada en la que se juega gran parte de su futuro después de cinco años de guerra civil con la reanudación de las conversaciones de paz auspiciadas por Naciones Unidas en Ginebra, que coinciden con la celebración de elecciones legislativas en las zonas que controla el régimen de Bachar al Asad.

La falta de garantías no ha impedido que se abran los colegios electorales. En Damasco, donde estos días apenas se oyen bombas ni proyectiles, se respira ambiente electoral: según cuenta EFE, la capital siria está inundada con infinidad de carteles de los distintos candidatos, muchos de ellos jóvenes y mujeres, que conviven con el omnipresente Bachar al Asad. Las últimas elecciones legislativas, celebradas en mayo de 2012 ya bajo las bombas, le dieron a su partido, el Baaz, una holgada mayoría absoluta.

El presidente griego ha calificado este lunes de inaceptable la actuación de las fuerzas policiales macedonias, que este domingo reprimieron con dureza un amago de protesta por parte de los refugiados del campamento de Idomeni, frustrados al comprobar que la frontera no se iba a abrir como se había propagado entre la gente hacinada en el este lugar. Hablamos con Celine Gagné, responsable del equipo de Save The Children en el campamento.