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  • La discusión está en los balcones, en la calle y, cómo no, en las redes sociales
  • Partidarios de cada opción defienden su postura con pasión, e imaginación
  • Verdades y mentiras para explicar cómo sería la salida del Reino Unido de la UE

Guerra de carteles, de balcones, de argumentos, de discusiones, soterradas y a grito limpio en la calle. El referendo por el Brexit divide a los británicos más allá de las adscripciones ideológicas usuales. Vecinos de bancada en el parlamento o vecinos del barrio, las opiniones chocan con ruido y con pasión, Cameron y Johnson, Corbyn y Castle, y dos vecinos que muestran su opinión en la misma fachada de un edificio, tan británico como sus caracteres. Amor y odio, y humor, británico, de la mano de los dibujos animados de Europeos sin fronteras.

En Reino Unido, partidarios y detractores de la permanencia en Europa no solo despliegan sus argumentos y sus armamentos. También lo hacen mezclados en una extraña confrontación de conservadores contra conservadores (por ejemplo Cameron por la permanencia, Johnson por la salida), y liberales contra liberales (por ejemplo Jeremy Corbyn por la permanencia, Barbara Castle por la salida). Salvo los claramente enemigos de la Unión, el UKIP de Farage, el debate del Brexit deja un extraño panorama de grietas antinatura al otro lado del Canal de la Mancha.

El referéndum sobre la permanencia o no en la UE ha hecho que los miembros del partido conservador jueguen en un equipo y en el contrario. De hecho el primer ministro David Cameron ha encontrado en otro conservador, Boris Johnson, su principal oponente.El que fuera alcalde de Londres hace gala de su campechanía para recordar machaconamente que el Reino Unido debe recuperar su soberanía económica, política y especialmente en materia de inmigración.

"Esta organización me vuelve loco a veces", ha dicho el primer ministro británico David Cameron refiriéndose a la UE en una entrevista emitida el jueves en el canal Sky News. Pero fuera de la Unión, "no estaremos mejor", ha dicho el mandatario.

Respecto a la crisis migratoria, Cameron ha defendido que la inmigración puede ser controlada dentro de las fronteras comunitarias, y ha prometido reducir a 100.000 las llegadas anuales. El mandatario ha dicho que el Reino Unido tiene la ambición de recortar la inmigración, si bien reconoció que es un desafío, y ha agregado que espera que haya un menor ingreso de comunitarios a medida que las economías de otros países de la UE se recuperaran.

"Hay buenas y malas maneras de controlar la migración", ha afirmado. Entre las "buenas", Cameron ha citado el impedir que los comunitarios que recién entran en el Reino Unido puedan reclamar ayudas estatales, un tema sensible entre sus conciudadanos, o que dejen el país a los seis meses si no encuentran trabajo, puntos que fueron negociados con Bruselas antes de convocar el plebiscito.

Cameron, fuerte defensor de la permanencia británica en la UE, ha advertido que "sería una locura tratar de hacerlo (por el control de la inmigración) destrozando nuestra economía y saliendo del mercado único".

  • Cameron vuelve a apostarlo todo con el referéndum sobre el 'brexit'
  • Su propio partido le ha forzado a convocar la consulta, según los analistas
  • La campaña del referéndum ha dividido aún más a los tories
  • Tan importante como la victoria es el margen que obtenga