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Tres veces vino Nelson Mandela a España en los dos años siguientes a su liberación. Desde la primera, en 1991, recibió el cariño de la gente; en la segunda, el aplauso del mundo entero en los Juegos de Barcelona. El reconocimiento definitivo llegó ese mismo 1992 con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional compartido, como el Nobel un año después, con el presidente Frederik de Klerk.

Nelson Mandela pasó un tercio de su vida en la cárcel, pero salió de ella sin ánimo de venganza. Madiba quería una nueva Sudáfrica, que acabara con el odio y la desconfianza entre negros y blancos que se había cultivado durante los años del apartheid.

Una Sudáfrica libre del el apartheid, con negros y blancos reconciliados. Ese fue el legado de Nelson Mandela. Sudáfrica es hoy un país democrático, pero muy imperfecto. El país más rico de África es también uno de los más desiguales del mundo, y más afectado por el SIDA, con altísimos niveles de paro y corrupción.

En la figura de Mandela era muy importante el factor humano. Su personalidad, su trato, incluso sus pasiones y sus aficiones, contribuyeron de forma determinante a sus logros.

La música eleva el espíritu y la moral de quienes la escuchan, decía Mandela. Y los músicos de todo el mundo se unieron muchas veces para pedir su libertad. La intensa vida de Nelson Mandela llegó también a la gran pantalla.

La Casa Real, el Gobierno, partidos políticos y presidentes autonómicos han lamentado la muerte del expresidente sudafricano Nelson Mandela, a quien han definido como una figura clave en la historia, un símbolo y un ejemplo de lucha contra el racismo y por la igualdad y la paz entre los pueblos.

Los líderes de África, desde una punta a otra del continente, se despidieron hoy con palabras de admiración y agradecimiento de Nelson Mandela, su "hijo más querido", quien inspiró su lucha por la libertad y les dio esperanza. La figura de Mandela fue un ejemplo de dignidad y de lucha por la libertad que inspiró a África. Por eso se vive un día de luto en todo el continente.

No se puede comprender la historia del siglo XX sin la figura de Mandela. Un hombre carismático, que supo liderar el cambio y la reconciliación en Sudáfrica.

La enfermedad de Mandela ha sido larga y penosa. Desde hace seis meses, su estado era grave y falleció la noche de este jueves poco antes de las 22. 00 horas, en su domicilio familiar de Soweto, en Johannesburgo.

A la hora de valorar la figura de Nelson Mandela, siempre se destaca su superioridad moral, pero John Carlin, el periodista que mejor lo conoció, cree que hay que hay que subrayar al mismo tiempo su enorme habilidad política. Política y decencia, dice, no son dos conceptos incompatibles. "Se pone todo el enfasis en su capacidad de perdón, en su instinto de reconciliación y su ausencia de rencor después de tantos años en la cárcel. Todo esto es verdad, pero si uno no tiene en cuenta también que fue un gran estratega, un político muy hábil, como un jugador de ajedrez que estaba siempre tres o cuatro jugadas por delante de su rival, pierde el punto y lo que yo creo que es realmente su legado, el de un brillante liderazgo político", ha explicado el periodista británico, autor del libro La sonrisa de Mandela (06/12/13).

El periodista de TVE Xaquín Lopez informa desde Ciudad del Cabo: "La noche ha sido tranquila más allá de las rachas de viento habituales". "A las siete de la mañana, el arzobispo Desmond Tutu ha oficiado una ceremonia religiosa y ha pedido que se mantenga la calma. En diversas ciudades la gente se concentra de forma espontánea y grupos de raza negra bailan: su forma de homenajear al fallecido".