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La policía de Macedonia ha vuelto a lanzar gases lacrimógenos contra un grupo de migrantes que protestaban en la valla fronteriza del campo de Idomeni. Muchos de ellos llevan más de 50 días atrapados en este campamento de refugiados.

Los enfrentamientos han estallado cuando medio centenar de migrantes se han acercado a la valla de púascerrada a cal y canto desde hace mes y medio, y han intentado echarla abajo, según informa la agencia Reuters. La policía griega antidisturbios han intervenido rápidamente y han dispersado a la multitud.

Cerca de 300 refugiados, entre ellos mujeres y niños resultaron heridos el pasado domingo cuando las fuerzas de seguridad macedonias dispararon gases lacrimógenos, balas de goma y granadas de aturdimiento para alejarles de la valla. Los incidentes comenzaron, como en otras ocasiones, por un rumor sobre la apertura de la frontera. Suelen ser folletos o mensajes en las redes sociales árabes los que los desencadenan.

El primer ministro griego, Alexis Tsipras. Grecia acusa a Macedonia de uso excesivo de la fuerza contra refugiados indefensos, y Macedonia a Grecia de pasividad ante el intento de asalto a su frontera. Solo dos de los 300 refugiados heridos o afectados por los gases siguen en el hospital local. Médicos Sin Fronteras asegura que atendió a tres niños heridos en la cabeza. Las autoridades griegas no logran convencer a sus 11.000 ocupantes de que es inútil esperar y que estarían mejor en centros de acogida oficiales, donde pueden pedir asilo, pero también se arriesgan a ser deportados.

El presidente griego ha calificado este lunes de inaceptable la actuación de las fuerzas policiales macedonias, que este domingo reprimieron con dureza un amago de protesta por parte de los refugiados del campamento de Idomeni, frustrados al comprobar que la frontera no se iba a abrir como se había propagado entre la gente hacinada en el este lugar. Hablamos con Celine Gagné, responsable del equipo de Save The Children en el campamento.

La policía macedonia ha utilizado gases lacrimógenos y balas de goma contra medio millar de refugiados que querían saltar la valla por la fuerza. Médicos sin Fronteras ha atendido a 260 heridos.
 

Algún día Ibtisam tendrá que contarle a su pequeño que llegó al mundo en el segundo mayor campo de refugiados del planeta, el de Zaatari, en Jordania. Tendrá que contarle que no pudo nacer en su país, Siria, porque llevaba cinco años en guerra. Lo mismo tendrá que contarle Mohammad a su niña, Rima, el bebé número 5.000 que veía la luz en esta tierra de acogida. Mientras en el campo de refugiados de Idomeni, en Grecia, los niños utilizan el papel y los rotuladores de colores para plasmar la tragedia de los refugiados.

Las condiciones de vida de los refugiados en Idomeni, en la frontera entre Grecia y Macedonia, empeoran cada día. El Gobierno griego intenta realojarlos en otros campamentos y espera que Idomeni se vacíe en el transcurso de la próxima semana. Pretende que la gente entienda que no tiene sentido esperar allí ante una frontera clausurada.