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El asesino confeso de Sara Pina, José María Uruñuela, ha declarado esta mañana en el juzgado de Tudela para continuar con la investigación. Ha sido por videoconferencia. Con ella se amplía su declaración inicial en la que ya admitió haber cometido el crimen. La Plataforma Luchamos por Sara se ha concentrado para pedir justicia.

El Tribunal Superior de Londres dictamina que el rey Juan Carlos no tiene inmunidad legal en Reino Unido tras su abdicación y puede ser juzgado por acoso tras la demanda que presentó en su contra Corinna Larsen. El tribunal concluye que, desde su abdicación, "el demandado no es ni soberano ni feje del Estado de España" y, por tanto, "no tiene derecho a imunidad personal" propio a ese rango. Larsen demandó en julio de 2021 al rey emérito y a los servicios secretos españoles ante el Tribunal Superior británico por acoso y por someterla a "vigilancia ilegal" en el Reino Unido. Solicitó una orden de alejamiento contra el monarca y una indemnización por los costes de su tratamiento médico de salud mental. Informa la corresponsal en Londres, Sara Alonso.

El expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández podría ser extraditado a EEUU para ser juzgado por narcotráfico. Ha recurrido y será la Corte Suprema quien decida. Fue detenido el pasado mes de febrero a petición de las autoridades de Estados Unidos, que apoyó su controvertida reelección en 2017. Cayó en desgracia al ser señalado como cómplice en varios juicios a narcotraficantes hondureños en Nueva York. Uno de los condenados fue su hermano, el exdiputado Tony Hernández. Juan Orlando asegura que las acusaciones en su contra son una venganza de estos narcotraficantes que fueron extraditados durante su mandato.

Foto: Juan Orlando Hernández (Orlando SIERRA/AFP)

Una odisea burocrática es lo que han tenido que vivir unos abuelos durante siete años para cambiar el orden de los apellidos de su nieto. El niño se quedó huérfano después de que su padre asesinara a su madre y se suicidara. Sus abuelos acaban de saber que a finales de mes su reclamación, a la que tienen derecho por ley, será atendida.

Entre el 14 y el 18 de enero de 2015 Argentina vive en shock. Todo el país está pendiente de las pruebas que dice tener Nisman. Su teléfono no para en esos cinco días. Habla con decenas de personas. Envía mensajes a centenares.

Diego Lagomarsino ha concedido decenas de entrevistas. Según él, porque no tiene nada que ocultar. Cuando le entrevistamos para En Portada en 2015 arrojó una teoría que causó gran conmoción en Argentina: “¿Y si se la pegó jugando?”. La frase ocupó las portadas de los principales diarios porteños porque abría una línea de investigación inédita hasta entonces. Un descuido. Un juego.

En diciembre de 2015 toma posesión de la Presidencia argentina el empresario Mauricio Macri. Nombra ministra de Seguridad a la diputada Patricia Bullrich, ferviente defensora de la teoría del asesinato. Un año y pico después, la Gendarmería argentina presenta una pericia que pretende asentar las sospechas de asesinato. Surgen muchas dudas sobre la profesionalidad de ese oficio.

Días antes de su muerte, Nisman asegura dispone de pruebas que involucran directamente a la presidenta y a un pequeño grupo de colaboradores por encubrir a los responsables del mayor atentado de la historia argentina, el de AMIA en el que murieron 85 personas. AMIA es una mutualidad judía y siempre se ha sospechado de un comando iraní

En el caso Nisman hay un personaje clave: Jaime Stiuso. Un agente de inteligencia esquivo y sinuoso, como corresponde. Se sospecha que las pruebas contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que iba a presentar Nisman ante el Congreso al día siguiente de su muerte se las había filtrado Stiuso. Nunca se pudo probar, incluso que existieran esas pruebas.

Además de Lagomarsino hay otros cuatro procesados. Son los cuatro escoltas, o custodios como prefieren decir en Argentina. Se les acusa de incumplimiento del deber, pero no son sospechosos de la muerte del fiscal.

Diego Lagomarsino es el único procesado por la muerte de Alberto Nisman en calidad de partícipe necesario por prestarle la pistola con la que murió el fiscal. Lagomarsino trabajaba para Nisman como informático. Tenían una relación bastante especial, más allá de la que tiene un jefe con su empleado. Había cierta dosis de admiración y sometimiento. Conoce la causa como pocos en Argentina. Lleva siete años estudiándola. Le conozco desde poco después de la muerte de Nisman. Hemos hablado varias veces e incluso nos hemos reunido de forma confidencial a las afueras de Buenos Aires. Por eso nos tuteamos en una charla de más de una hora de la que extraemos estos testimonios.