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  • Cansado de la cerrazón de la oposición, Papandréu planteó un órdago
  • La perspectiva de ser expulsado del euro conmocionó a su Gobierno
  • El ministro de Finanzas Venizelos cambió de opinión en 24 horas
  • La oposición ofreció un Gobierno de unidad al que se aferra Papandréu
  • La votación de la moción de confianza este viernes, próximo capítulo

Sigue la incertidumbre, porque queda en suspenso la convocatoria de referendum. Papandreu tiene que negociar con la oposición para que el plan de rescate se apruebe. La oposición ha dicho que apoyará ese plan si dimite el primer ministro y se forma un gobierno de transición.

Los líderes europeos se habían comprometido a llegar la cumbre del G20 en Cannes con una solución para la crisis de deuda, pero Grecia se ha colado en su agenda. A primera hora los miembros del Eurogrupo mantenían una larga reunión para intentar evitar que el problema se extienda.

Respaldar el acuerdo del 26 de octubre de Bruselas, es la moneda de cambio que ha pedido el gobierno griego a la oposición para no convocar el polémico referéndum. Tras un consejo de ministros extraordinario, el segundo en cuatro días, Papandreu lo anunciaba ante su grupo parlamentario. Papandreu ha dicho que hay contactos con la oposición para analizar los pasos a dar. Y ha sido rotundo, anticipar las elecciones sería una catástrofe. Pero desde la oposición, el líder Antonis Samaras, ha avanzado que apoyará el rescate siempre y cuando el primer ministro dimita y acceda a formar un Gobierno de transición que desemboque en la celebración de elecciones dentro de seis semanas. Mañana se votará en el parlamento la moción de confianza de Papandreu.

El primer ministro de Grecia, Yorgos Papandréu, ha dado marcha atrás sobre el referéndum sobre el rescate de su país tras grandes presiones internas y externas. Ha dejado en suspenso su celebración y ha abierto una negociación con la oposición para formar un gobierno de concentración, aunque desde estas filas le piden la dimisión.

  • La obra del autor griego retrata la Atenas en escala de grises de la crisis de hoy
  • Nos adentra en los males de un país que pasó de golpe de la euforia a la ruina
  • En Portada dibuja, citando a Márkaris, el perfil de la sociedad griega actual
  • Su testimonio es uno de los hilos conductores del reportaje "Sintagma"

Son horas de gran confusión en Grecia después de que este mediodía Papandreu, que regresó anoche a Atenas desde Cannes, convocara una reunión extraordinaria del consejo de ministros. Varios medios aseguran que al terminar el consejo Papandreu se reunirá con el presidente del país, Carolos Papulias, para presentarle su dimisión. Los acontecimientos se han precipitado después de que, tras la rebelión en sus propias filas, Papandreu se haya quedado sin apoyos para llegar a la mayoría absoluta en la cuestión de confianza prevista para mañana.

En Grecia todo se mueve muy rápido, sobre todo en el seno del partido de Papandreu, que mañana se va a someter a una moción de confianza en el Parlamento, cuyo resultado es muy incierto (03/11/11).

Alemania y Francia, las dos grandes potencias de la zona euro, han emplazado este miércoles a Grecia a que se pronuncie, lo antes posible, sobre si quiere seguir en el euro y han congelado la ayuda de 8.000 millones de euros hasta que se despeje esta incertidumbre. Por su parte, el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, ha manifestado que la consulta podría realizarse el próximo 4 de diciembre.

El presidente Zapatero va ya camino de Cannes para estar mañana en la Cumbre y en la reunión de la eurozona convocada por Sarkozy. Y mientras Papandreu se somete al examen de sus socios europeos en la costa azul, el parlamento griego debatía si le da o no el voto previo de confianza.

Los líderes europeos y del Fondo Monetario Internacional piden a Papandreu claridad y que Grecia decida si quiere quedarse en la eurozona o salir de ella. Todos ellos participan mañana en la cumbre del G20, pero improvisaron esta reunión ante el terremoto que provocó Grecia.

Atenas, 28 de septiembre de 2011. Un equipo de En Portada es testigo de la crispación cada vez más evidente en las calles de Atenas. La ciudad vive una huelga de 24 horas del transporte público pero nadie sabe por qué los autobuses que pasan están fuera de servicio. Los paros se suceden y los ciudadanos deben de comprobar las convocatorias a diario