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Entrevistamos a Nati Camacho, pionera del sindicalismo, que representó a las trabajadoras de la industria textil desde mediados de los años 60, que sufrían unas condiciones extremamente duras. Era en las primeras Comisiones Obreras, en la clandestinidad.

Granada ha acogido hoy el acto de reconocimiento y reparación del poeta malagueño, Antonio Sánchez Rodríguez, y de su hijo, Salvador Sánchez Taboadela, represaliados en la Guerra Civil por el franquismo. En un emotivo acto se ha entregado a sus familias las Declaraciones del Gobierno de España que anulan sus condenas de cárcel y establecen la ilegalidad del tribunal que los juzgó.

Los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera han salido del valle de Cuelgamuros, tras 64 años enterrados junto al altar mayor de la basílica, y han sido trasladados por decisión de la familia al cementerio de San Isidro (Madrid). Fernando Martínez López, secretario de Estado de Memoria Democrática, confiesa que es un día muy importante porque "se ha hecho justicia con las víctimas del franquismo". Martínez López asegura en el 24 horas de RNE que "La Ley de Memoria Democrática se aplica en igualdad de condiciones para todos" y que están eleborando "un catálogo para reflejar todos los nombres que deben ser eliminados del callejero de todos los pueblos y ciudades de España".

La exhumación de Primo de Rivera desentierra los recuerdos de Antonio, nieto de un fusilado republicano. "En el caso de mi abuelo, estaba trabajando en la dehesa del pueblo con otro jornalero y con mi padre. Llegaron dos parejas, falangistas ellos, dejaron allí a mi padre y se llevaron a mi abuelo. Determinaron que había que darle el paseo de la muerte", cuenta a TVE.

José Antonio, hijo del dictador Miguel primo de Rivera, fundó la Falange tras contactar con el fascismo italiano de Mussolini. Y, aunque, lo fusilaron por un delito de rebelión militar a los meses de estallar la Guerra Civil, Franco lo convirtió en un símbolo. "Utilizó a la Falange como embrión fundamental del partido único del Estado", cuenta el historiador y presidente de Foros por la Memoria, Arturo Peinado.

La figura de Primo de Rivera ha condicionado a varias generaciones, que lamentan que haya grupos de extrema derecha que sigan ensalzándolo. Pero creen que su salida de Cuelgamuros es un paso más, como marca la memoria democrática, para que no permanezcan en lugares que favorezcan la exaltación de los responsables de la dictadura. Foto: EFE

Los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera han salido este lunes del valle de Cuelgamuros, tras 64 años enterrados junto al altar mayor de la basílica, y han sido trasladados por decisión de la familia al cementerio de San Isidro (Madrid), donde se han vivido momentos de tensión y altercados con la policía por un grupo de falangistas que quería acceder al recinto.

La operación ha durado más de lo previsto, según fuentes oficiales, por la existencia de un tabique con el que no se contaba y que ha tenido que ser retirado. El responso lo ha oficiado el prior Cantera, al que han ayudado los monjes benedictinos y niños de la escolanía del valle. En el exterior, sobre todo, periodistas y algunos simpatizantes del fundador de la Falange.

En la puerta del cementerio de San Isidro, en Madrid, se han producido este lunes momentos de tensión y forcejeos entre la Policía Nacional y grupos de partidarios de José Antonio Primo de Rivera. Los restos del fundador de la Falange han sido exhumados este lunes de la basílica de Cuelgamuros (antiguo Valle de los Caídos) y deben reposar en el cementerio madrileño. Los admiradores de Primo de Rivera, algunos vestidos con camisas azules, han alzado en brazo en el saludo fascista, han coreado su nombre y han cantado el "Cara el Sol", himno de la Falange. La Policía no ha llegado a cargar pero sí les ha impedido el acceso al cementerio. 

Foto: REUTERS/Juan Medina

Está previsto que sea a primera hora de este lunes cuando los restos de José Antonio Primo de Rivera sean exhumados del Valle de los Caídos, donde han permanecido desde la inauguración del recinto, hace 64 años. Se extraerá su féretro discretamente y con el templo cerrado al público. Presentes, únicamente, familiares y trabajadores.

El prior de la abadía benedictina, Santiago Cantera, rezará un responso antes de que el ataúd salga de mausoleo rumbo al cementerio madrileño de San Isidro. Allí, tras su incineración, los restos serán depositados junto a los de otros familiares como sus hermanos. Su exhumación, que coincide con la fecha de su nacimiento, se mantiene exenta de la expectación mediática que en 2019 generó la del dictador Francisco Franco.

Foto: EFE

  • Se cumplen 65 años de la reforma del Código Civil que impulsó esta abogada, oscurecida por su juventud falangista
  • Emprendió una campaña contra situaciones claramente discriminatorias para las mujeres, sobre todo en casos de separación
  • "La lucha de Mercedes Formica", en Objetivo Igualdad, el domingo a las 14:25 en Canal 24H

Continúan los trabajos de exhumación de la fosa 95 del cementerio de Paterna (Valencia). De este lugar se espera encontrar cerca de 90 cuerpos. Hoy la ha visitado la Consejera de Cooperación y Calidad Democrática, Rosa Pérez Garijo. 

"Los fusilaron el 17 de noviembre de 1939. Él estuvo casi 8 meses en la cárcel de Sagunto", explica Pedro Luis Alonso, nieto de uno de los represaliados, que ha estado presente en la exhumación. 

Nos cuenta que el mismo día que trasladaron a su abuelo a Valencia, lo fusilaron por la tarde y lo enterraron también en esta fosa. 

"Si siguen los proyectos como en un principio, se espera que en un mes o así se hayan sacado los restos. Otra cosa es el proceso de identificación, que es algo más complicado", declara Vicente Gabarda, doctor en Historia por la Universidad de Valencia.

En este cementerio se ejecutaron a dos mil doscientos treinta y ocho represaliados, desde abril del 39 hasta noviembre del 56. Hay contabilizadas más de 180 fosas. Al no existir un libro de enterramientos que sirva para identificar a quienes están aquí, se han tenido que ir abriendo una a una para determinar su procedencia.

Rosa Pérez Garijo ha subrayado que "con todo este trabajo no estamos devolviendo la dignidad a las víctimas. Porque las víctimas nunca perdieron la dignidad. Hemos de tener claro que ellos fueron asesinados precisamente por defender los derechos y libertades que tenemos ahora. Que lo que estamos haciendo es dignificando nuestro país."

Los trabajos se están encontrando con algunas dificultades provocadas por la forma en que fueron enterrados. "Es muy difícil porque los cuerpos no están colocados, ni están tirados, sino que están parece ser, vaciados, están volcados, están todos revueltos", según Isabel Gómez Iranzo, de la Asociación de Familiares Fosa 95.

Los familiares esperan pacientemente recuperar los restos y ofrecer así el lugar de descanso que merecen sus seres queridos.

Informa Santos López / Imagen: Alejandro Guillén

(Entrevista de Manuel Sollo). Recién terminada la Guerra CivilFranco impone su dictadura encarcelando o fusilando a los derrotados. Madrid es una ciudad devastada, en la que la reconstrucción no oculta que apenas se sobrevive entre el hambre, el miedo y la represión. Este es el escenario de la nueva novela de Ignacio Martínez de PisónCastillos de fuego (Seix Barral). Dividida en cinco partes, de 1939 a 1945, narra la atribulada existencia de una treintena de personajes, gente corriente, que luchan por resistir y salir adelante. Entre los victoriosos, hay falangistas que medran y rapiñan en el reparto del botín y quien purga su pasado comunista ascendiendo en la policía franquista. Entre los perdedores, un joven buscará venganza en el maquis, un profesor depurado se consuela en la religión, chicas jóvenes y valerosas aspiran a una vida normal entre el amor y el desconsuelo. En uno y otro bando, hay enfrentamientos y purgas. Sin rastro de épica ni maniqueísmo, en estas historias comunes nadie está a salvo, sobre todo los que se juegan la vida, los torturados, los asesinados. Los fusilamientos llegan hasta casi el final de la II Guerra Mundial, cuando el régimen aspira a consolidarse mientras sus opositores sueñan con que la victoria aliada sobre el nazismo traiga la libertad.

La Ley de Memoria Democrática amplió los supuestos para que los descendientes de españoles exiliados en la Guerra Civil y el franquismo puedan obtener el pasaporte español. Miles de personas han iniciado ya los trámites en países como Venezuela, Cuba o Argentina. TVE ha hablado con algunos de ellos.