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Cerca de 70 jefes de Estado y de Gobierno asisten este domingo, 11 de noviembre, a la ceremonia conmemorativa del centenario del armisticio entre las Potencias Aliadas y Alemania de la Primera Guerra Mundial que se celebra en el Arco de Triunfo de París.

El presidente francés, Emmanuel Macron, es el maestro de ceremonias en unos actos a los que asisten entre otros la canciller alemana, Angela Merkel; los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump; de Rusia, Vladimir Putin, y en los que también participan una quincena de dirigentes de organizaciones internacionales. Entre los participantes se encuentra también el rey Felipe VI y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.

La mayoría de los mandatarios han sido recibidos por Macron el elíseo y después han recorrido a pie, bajo la lluvia, unos metros de la avenida de los Campos Elíseos para llegar hasta el Arco del Triunfo, donde les esperaban Trump y Putin.

El presidente francés ha dado comienzo a la ceremonia, seguido por su primer ministro, Édouard Philippe, y su ministra de Defensa, Florence Parly, con una breve revista de tropas y un homenaje a la bandera mientras sonaba el himno nacional francés, "La Marsellesa".

"El patriotismo es justo lo contrario del nacionalismo. El nacionalismo lo traiciona", ha declarado Macron en su discurso.

Por la tarde, Macron inaugurará el Foro por la Paz, que pretende promover el multilateralismo y no repetir los errores que condujeron a la Gran Guerra. Trump no participará en este foro.

Hace ahora 100 años, dos trenes atravesaron la ciudad francesa de Compiègne, devastada por las bombas, y se detuvieron en un bosque cercano. Allí, en el vagón que el mariscal francés Ferdinand Foch, comandante supremo de los aliados utilizaba como despacho móvil, nueve hombres firmaban a las 5:20 de la madrugada, el último y definitivo armisticio que ponía punto final a la Primera Guerra Mundial y que sellaba la derrota del Imperio alemán.

Cerca de 70 jefes de Estado y de Gobierno asisten este domingo, 11 de noviembre, a la ceremonia conmemorativa del centenario del armisticio entre las Potencias Aliadas y Alemania de la Primera Guerra Mundial que se celebra en el Arco de Triunfo de París.

El presidente francés, Emmanuel Macron, es el maestro de ceremonias en unos actos a los que asisten entre otros la canciller alemana, Angela Merkel; los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump; de Rusia, Vladimir Putin, y en los que también participan una quincena de dirigentes de organizaciones internacionales.

La mayoría de los mandatarios han recorrido a pie, bajo la lluvia, unos metros de la avenida de los Campos Elíseos para llegar hasta el Arco del Triunfo, donde les esperaban Trump y Putin.

Macron y Trump coinciden en que Europa debe aumentar su aportación a los presupuestos de la OTAN. Rebajan así la tensión horas después de que Trump calificara de "insultantes" unas declaraciones de Macron sobre la necesidad de un ejército europeo y criticara la escasa contribución financiera de Europa a la Alianza Atlántica.

Trump asegura que Estados Unidos quiere ayudar a Europa pero que hace falta un reparto justo de los gastos de defensa y ha defendido una Europa fuerte. Lo ha dicho tras reunirse con su homólogo francés, Emmanuel Macron en París, donde asistirá al centenario del fin de la primera guerra mundial. Antes del encuentro Trump había calificado de insultantes unas declaraciones en las que Macron urgía a crear un ejército europeo y a defenderse de Rusia, China e incluso Estados Unidos.

  • Una exposición recupera parte de los recuerdos del pintor Eduardo Arroyo en sus estudios en el Liceo Francés
  • La muestra del autor, recientemente fallecido, también exhibe cuatro óleos, un collage, caricaturas y 30 obras en papel

Ramón González es uno de los supervivientes del atentado terrorista en la sala de fiestas Bataclán en París. Fruto de su experiencia es el libro que acaba de publicar con el título "Paz, amor y death metal". Aquel viernes 13 sonaba sobre el escenario una canción sobre el diablo antes de que se desatase el infierno.

González decidió escribir este libro dos semanas después de sobrevivir a la masacre. Dejó su trabajo como ingeniero y ahora se dedica a dar clases de español en París al tiempo que cultiva su pasión por la escritura. Esta obra es el primer fruto de su nueva vida.