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¿Todos los animales juegan?

  • El tamaño del cerebro influye en la capacidad de jugar
  • Tener una capacidad extra de energía determina el juego
  • Todos los episodios de ¡Qué animal! Disponibles siempre -gratis y online- en RTVE Play

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¡Qué animal! - Juego

De pequeña me encantaba jugar a la rayuela. Me podía pasar horas y horas entretenida con este juego, sola o con los amigos del pueblo. ¡Las tardes pasaban volando! Solo necesitábamos un palo y una simple piedra para pasarlo en grande.

El juego

El juego… ¡Cuántos recuerdos me evoca! y cómo lo he disfrutado en el último capítulo de esta temporada dedicado al juego de los animales. Dejé salir a la niña que llevo dentro. Me pasé el rodaje jugando y divirtiéndome con el equipo. Como adultos nos permitimos poco entrar en el mundo del juego, pero esta vez lo hicimos y diría que fue sanador. Disfrutar con el juego es realmente un bálsamo a cualquier edad.

En este episodio, grabado en Huesca, nos hemos preguntado ¿por qué jugamos? Y los animales, ¿todos juegan? ¿Y a qué? ¿Qué dice la ciencia sobre este comportamiento aparentemente poco útil, pero tan placentero?

El juego desarrolla habilidades

El juego desarrolla habilidades RTVE

A lo largo del capítulo hemos ido respondiendo a todas esas cuestiones, ¡mientras lo pasábamos en grande! Además de divertirme y mucho, este programa ha tenido un significado muy especial para mí. Primero, porque han participado mis hijos, Neo y Bru. Cuando estoy de rodaje me separo de ellos, de mi familia, y poder tener la oportunidad de compartir un rodaje con mis hijos ha sido una experiencia maravillosa. Me emocionó poderlos hacer partícipes de mi trabajo y, sobre todo, a través de una de las maneras de aprendizaje que para mí es de las más importantes: el juego, la diversión, el entretenimiento, que es también uno de los objetivos del programa, entretener mientras compartimos conocimiento.

En este capítulo hablamos sobre el juego parental y fabriqué con mis hijos un slime, una masa viscosa. Además de pasarlo genial, Neo y Bru mejoraron sus habilidades de manipulación y ¡aprendieron algo de química! El juego en familia es una muy buena opción para aprender.

El segundo motivo por el que recuerdo especialmente este programa es porque me enfrenté a uno de mis miedos: ¡las alturas! Me siento más a gusto en las profundidades que a muchos metros de alto. Y conseguí superar ese pavor, ¡jugando! Crucé un puente colgante acompañada por algunos compañeros del equipo para explicar que jugar con individuos de la misma especie refuerza el vínculo y aumenta la sensación de pertenencia a un grupo.

¿Por qué juegan los animales?

Pero no siempre se dan las condiciones adecuadas para jugar, ni todos los animales juegan con la misma intensidad. Distintas investigaciones apuntan a que los animales con cerebros más grandes en relación con el tamaño de su cuerpo juegan más que los que tienen cerebros más pequeños. Pero el tamaño del cerebro no es lo único que cuenta. Se deben dar diferentes circunstancias para que los animales jueguen. Lo primero es tener una reserva extra de energía. Con el estómago vacío no tenemos ganas de jugar. Pero no es la única condición.

No solo los humanos juegan

No solo los humanos juegan RTVE

El animal no tiene que estar estresado, si no, canalizará su energía y atención en otras ocupaciones para recuperar su equilibrio y confort. También debe estar un poco aburrido y necesitar estímulos. Además, su estilo de vida debe ser flexible para poder alterar sus rutinas, como buscar alimento, sin poner en peligro su vida.

Algunos animales juegan con objetos

Algunos animales juegan con objetos RTVE

Solo si se dan todas estas condiciones, los animales juegan. Por eso se cree que el juego es mucho más habitual en los mamíferos que en otros grupos de animales. Los reptiles, los anfibios o los peces tienen estilos de vida menos flexibles porque son animales poiquilotermos, lo que popularmente llamamos de sangre fría, y necesitan ahorrar el máximo de energía, por eso, se divierten menos.