Enlaces accesibilidad

¿Por qué deberíamos moderar el consumo de carne roja procesada?

  • La carne roja curada concentran proteínas, vitamina B y hierro pero también grasas saturadas y sal
  • Los aditivos producen nitrosaminas, relacionadas con la aparición de algunos tipos de cáncer
  • Más consejos de salud en Saber Vivir en RTVE Play y en la web de Ciencia y Futuro

Por
¿Por qué deberíamos moderar el consumo de carne roja procesada?

Salchichón, chorizo, fuet, panceta, bacon, jamón…La lista de los productos que podemos incluir dentro de la carne roja procesada es amplia y está muy presente en nuestra dieta pese a que se recomiende un consumo muy moderado. ¿Cuáles son los motivos?

Como cualquier carne, estos embutidos contienen proteínas de alta calidad y además, al ser carne curada, están concentradas como la vitamina B y el hierro. Pero también concentran grasas y sal. En concreto, el 40% del salchichón es grasa y alrededor de un cuarto de esta grasa es saturada. El chorizo tiene un 30% de grasa animal. ¿Y el jamón? Depende. Por ejemplo, la grasa del jamón de bellota es rica en ácidos oleicos, parecidos al aceite de oliva, y aunque tenga también una alta concentración de sal, es una opción menos dañina.

Los aditivos de la carne roja procesada

En la actualidad podemos consumir estos productos durante todo el año gracias a los aditivos que llevan, que evitan la proliferación de bacterias y garantizan un largo periodo de conservación. Pero estos aditivos son también problemáticos: el doctor Gonzalo Guerra señala que dichos aditivos, nitratos y nitritos, producen también nitrosaminasunos compuestos que se han relacionado con algunos cánceres digestivos como el de estómago y el de colón. Este aspecto, sumado a los problemas digestivos que pueden llegar a provocar las grasas saturadas, convierte al salchichón o al lomo embuchado en alimentos que deberíamos tomar muy puntualmente.

¿Por qué deberíamos moderar el consumo de carne roja procesada?

El consumo de carne en España es bastante elevado, unos 50 kilos por persona al año, una cifra que supera con creces los 21 kilos como máximo que recomienda la Organización Mundial de la Salud. De hecho, esta organización también ha puesto el acento en la carne roja procesada, con campañas que invitan a evitar su consumo.

Si consumimos estos alimentos de forma ocasional, ¿hay algo más que podamos hacer para reducir su impacto en nuestra salud? Podemos compensar la ingesta de estos alimentos con la práctica de ejercicio físico de forma habitual y sobre todo, con una dieta que tenga como protagonistas las verduras, las frutas y las legumbres. Si además evitamos los alimentos demasiado cocinados, estaremos ayudando a reducir las probabilidades de padecer un cáncer de colon.