Enlaces accesibilidad

Najwa, 10 de diez

  • La actriz y cantante Najwa Nimri publica su décimo disco, Rat Race

Por
Najwa se reinventa con 'Rat Race'

Habíamos programado la entrevista para un viernes por la tarde. El miércoles anterior me llama su chica de prensa y me cuenta que hay que cancelarlo porque el padre de Najwa acaba de morir y ella viaja ya rumbo a Jordania. Me quedo noqueada y cuando puedo reaccionar balbuceo “claro, claro, por supuesto, lo entiendo”.

La vida es extraña a veces. Bueno, en realidad, casi siempre. En mi día a día el “entrevistado” es mera información en un papel; una hora escasa de interacción; un ser completamente ajeno al que trato durante un corto espacio de tiempo, básicamente en su dimensión profesional, y con el que intento simpatizar pero no implicarme demasiado. Y, de repente, ocurre algo así y aparece el ser humano, lo real. La vida se impone y te coge de las solapas para soltarte a bocajarro “¡ey, tú, que esto es lo único verdadero!”, como el esclavo que va gritando ¡memento mori! detrás del conquistador. Y entonces dejas de ser periodista y te conviertes en la hija que no puede dejar de empatizar.

Así que acudí a esa entrevista (apenas cinco días más tarde) con un profundísimo pudor y la sensación terrible de estar mancillando un duelo. Y así se lo hice saber a Najwa. Me miró con dulzura sobrecogedora y, tirando de tablas (porque de eso tiene de sobra) me animó a que encarásemos la entrevista con calma “porque ya después de esto me voy a casita y descanso, no te preocupes”. A partir de ese momento en el que dos seres humanos evidencian su fragilidad fue como si dos colegas charlaran durante una hora. Se acordaba de mí, me dijo. Le entrevisté hace algo más un año, haciendo su primera incursión en el mundo del teatro con la Antígona de Rubén Ochandiano, y me contó que fue precisamente ahí donde empezó a gestarse Rat Race.

“Estaba quemada de estar en el teatro todos los días. Los lunes libraba y gracias a Matías (el bajista Matías Eisen) conozco a Didi (Didi Gutman, de Brazilian Girls) y empezamos a juntarnos pero sólo para tocar. No pensábamos hacer un disco ni nada pero después de pocos meses ya teníamos diez canciones”. Nace así éste su décimo álbum de estudio bailable de principio a fin “porque bailar es lo que toca”, maravillosa terapia. “Yo intento que no todo salga de la necesidad de desahogarme porque entonces todos los discos serían un bajón -me cuenta-.

"Muchas de las cosas que compongo tienen que ver justo con esos momentos de o-escribo-o-me-tiro-por-la-ventana pero, a la vez, me gusta que tengan un impulso de felicidad. Teñir las canciones de algo positivo aunque el corazón no esté bien”. Y esa es precisamente la sensación que te queda, la de felicidad, tras escuchar los diez temas de su “carrera de ratas”. Un décimo disco de diez. Aunque, claro, qué voy a decir yo si soy una apasionada de su música desde aquel primer “No Blood” que casi me dejó sin sangre a finales de los 90. Hoy lo que toca es bailar. Danzad, danzad, malditos.