Enlaces accesibilidad
La vida desde una gran pared

La torre de pequeño Amín

  • La vida desde una gran pared
  • La cima del Amín se encuentra a unos 6.000 metros
  • La pared suelta avalanchas de piedras y nieve

Por
Al filo de lo imposible - La torre del pequeño Amin

La torre de pequeño AmínLa torre de pequeño Amín

Emisión. Domingo 21 de julio a las 19 h Por La 2

Equipo: Jon Lazcano, José Carlos Tamayo, Adolfo Madinabeitia, Antonio Perezgrueso, Manuel Úbeda

En una aldea perdida del norte de Pakistán vive un niño afortunado llamado Amín. Es el hijo de Ibrahim, viejo amigo de tantas expediciones. Él le hizo un magnífico regalo a su primogénito varón bautizando con su nombre un monolito de roca que se eleva como queriendo tocar el cielo, en un valle próximo a su aldea.

Nos hemos propuesto trazar una ruta directa que recorra la pared noroeste del Amín Brakk hasta su cumbre. 1.300 metro

Nos hemos propuesto trazar una ruta directa que recorra la pared noroeste del Amín Brakk hasta su cumbre. 1.300 metros de pura verticalidad que nadie ha recorrido. Veinte días, con suerte, de exilio voluntario en un mundo vertical.

El estilo conocido como cápsula que hemos elegido para escalar el Amín, consiste en vivir en la roca, retirando la cuerda fija que nos facilitaría una hipotética retirada, añade a la envergadura y la dificultad de las grandes paredes una complejidad más: la altitud.

La cima del Amín se encuentra a unos 6.000 metros. Esto supone realizar un gran esfuerzo suplementario en un lugar donde el organismo recibe la mitad de oxígeno que a nivel del mar.

Durante los primeros días de fatigosos porteos, ascendemos a tientas convirtiendo cada grieta en un escalón que nos lleve un poco más alto. Pero pronto descubrimos que no todo lo que se mueve en esta pared está empeñado en subir y observamos con preocupación como la pared suelta avalanchas de piedras y nieve.

La clave de un buen trabajo en una gran pared reside en el reparto de las tareas fundamentales: abrir la vía, asegurar y portear. Sin lugar a dudas, la primera es la más apetecida. Abrir la vía ofrece un atractivo trabajo creativo de búsqueda.

Iniciamos la escalada progresando a buen ritmo gracias a artilugios que, a primera vista, dejan mucho que desear en cuanto a solidez y seguridad.

En una de esas pequeñas repisas, a 600 m. del inicio de la ascensión montamos las tiendas de pared.

Mañana será día de mudanzas en la Torre del pequeño Amín. Del entresuelo nos trasladaremos al quinto... piso. Ya no volveremos a bajar hasta el final de nuestra aventura, sea éste cual sea.