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Semana de la Movilidad

Compartir coche o reinventar vías de tren, los pueblos luchan contra la "desconexión": "O nos movemos o no hay futuro"

  • La falta de transporte público en el mundo rural ha hecho que sus vecinos intenten buscar otras alternativas de movilidad
  • El 42% de los municipios españoles está en riesgo de despoblación

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Un adulto y un niño pedalean por un camino rural
Un adulto y un niño circulan en bicicleta por una vía verde.

El valle de Basaburua, en Navarra, no tiene transporte público regular desde hace unos 30 años. La decena de localidades que lo forman se encuentran a menos de 40 kilómetros de Pamplona, pero ni su cercanía con la capital navarra, sus bosques milenarios o haber sido escenario de Hollywood, les ha servido a sus cerca de mil habitantes para contar con este servicio.

Esto llevó a uno de sus vecinos a organizar un grupo a través de WhatsApp para compartir trayectos en coche con otros residentes cercanos. Aunque la pandemia supuso un primer ‘frenazo’, tras mucho empeño y conseguir financiación de la administración, esta iniciativa ha acabado convirtiéndose en una aplicación móvil, Kudea>Go, que ya da servicio a más de 300 localidades en Navarra y Álava y agrupa, no solo el coche compartido, sino taxis locales, transporte a demanda, alquiler de bicicletas o información sobre el autobús público cuando se dispone de él.

“Los pueblos no pueden parar ahora. O nos movemos y nos adaptamos o no habrá futuro. Con esta herramienta, que surgió por pura necesidad, agrupamos todos los medios de transporte de la zona y se da opciones a sus ciudadanos para desplazarse o para cambiar su movilidad hacia una más sostenible, no teniendo que depender siempre del coche propio.”, explica a RTVE.es con motivo de la Semana de la Movilidad, el impulsor de la aplicación, Patxi Miranda.

Aunque el proyecto ha ido avanzando hasta sumar unos 1.500 usuarios, Miranda reconoce que aún se está adaptando a otra de las dificultades en el mundo rural: la brecha digital. “Hay pueblos que tienen problemas de cobertura y hay algunos vecinos, especialmente, mayores o con discapacidad, que no cuentan con habilidades tecnológicas, por lo que estamos trabajando en una app-web con mejor accesibilidad y menos actualizaciones”, afirma. Pero – apostilla – la mayor dificultad está siendo promover “el cambio de hábitos” en otra parte de la población. “Se está muy acostumbrado al coche particular. Es comprensible, pero también es importante apostar por los recursos públicos que hay para que estos permanezcan, aumenten y se genere empleo”, asevera, por lo que pide incidir en la sensibilización o poner incentivos para que más personas se unan.

Es importante apostar por los recursos públicos que hay para que permanezcan y se genere empleo

La complicada situación de la movilidad en este enclave navarro no es única en la geografía española. Muchas localidades no cuentan con transporte, lo han ido perdiendo en los últimos años ante el descenso de viajeros y de rentabilidad; o lo tienen, pero de manera muy limitada. El 42% de los municipios españoles está en riesgo de despoblación y tienen un peor acceso a los servicios básicos que los de otros países de Europa, según un informe del Banco de España. En muchos casos, incluso tienen que recorren más de 25 kilómetros – algo aún más complejo sin transporte público o vehículo privado- para llegar a un centro médico o a un supermercado.

Mejorar la movilidad dentro y fuera de los pueblos de Pontevedra

Tan importante es conectar el pueblo con el resto de la comarca como facilitar los desplazamientos dentro de la localidad. Esta es la filosofía que se está intentando aplicar en O Rosal y As Neves, Pontevedra, donde se han optado por poner al peatón en el centro y adaptar sus espacios urbanos a nuevos modelos de movilidad.

En el caso de O Rosal, de más de 6.000 habitantes, ya está en marcha la adaptación de antiguas carreteras y se están incorporando nuevos materiales y arbolado para hacer más accesibles las calles. Mientras, en As Neves, con más de 3.000 residentes, se está trabajando en las plazas e instalando calles de un único sentido, entre otras medidas.

“El coche va a seguir siendo importante en la movilidad de los pequeños municipios, ya que muchos carecen de un sistema de transporte público eficaz o viven en zonas con alta dispersión. Pero, con pequeñas actuaciones, se busca que los vecinos que viven más alejados puedan visitarse o ir al bar del pueblo caminando y que el espacio de un casco urbano, por pequeño que sea, no esté siempre hipotecado al vehículo privado y se pueda combinar con el autobús o la bicicleta”, señala Valerio González, socio de PlanificaciónTec y uno de los diseñadores de planes de movilidad de estos pueblos, que también se están intentando implantar en los municipios de Ponte Caldelas, Catoira, Arbo y Oia.

Se busca que el espacio de un casco urbano, por pequeño que sea, no esté siempre hipotecado al vehículo privado

Para la planificación, se han realizado encuestas a los vecinos sobre su manera de desplazarse y se han intentado centrar en las necesidades de cada municipio y su capacidad económica. “En las actuaciones en los pueblos, para evitar la desconexión, hay que tener en cuenta desde una persona mayor que va a ver a un familiar hasta la llamada ‘movilidad de los cuidados’ (colegio, acompañar al médico, etc.) y que requiere facilitar paradas en sitios clave o señalización, etc.”.

Su aplicación práctica, sin embargo, está siendo paulatina debido a una financiación a veces reducida y por la “resistencia” de algunos ciudadanos a cambiar “como ha sido siempre el pueblo”. “Tan solo con mejorar la señalética, disminuir la velocidad en algunos tramos y colocar bancos o árboles para separar espacios, una persona puede sentirse más segura, por eso intentamos que las actuaciones sean a largo plazo y fáciles de mantener”, enumera.

El transporte rural, un servicio público indispensable para desplazarse

En cuanto a la conexión con otras zonas, González señala la “limitación de competencias” en los ayuntamientos ya que, generalmente, no pueden organizar transporte fuera de su territorio a no ser que se unan con otros consistorios que, en ocasiones, tienen otros colores políticos o convicciones. “Hemos propuesto un taxi-bus bonificado por los ayuntamientos para que los mayores no tengan que depender de alguien para hacer sus trayectos, transporte a demanda para aldeas dispersas - algo muy común en Galicia – o buses lanzadera .... pero está constando más que se acepten estas iniciativas”, lamenta.

En este sentido, desde la Asociación Española contra la Despoblación (AECD), se propone que sean las propias comunidades de vecinos las que, dotadas de infraestructuras y presupuestos, decidan qué funciona en su territorio”. “Cada territorio presenta características particulares, por lo que las soluciones también son diferentes. Hay que devolverles las competencias e incentivar las iniciativas que vayan surgiendo para que no se dependa solo de un despacho en una ciudad”, considera el secretario técnico de la entidad Julio de la Torre. En cuanto a la financiación, llama a que sean grandes agrupaciones de vecinos o comarcas las que presenten “proyectos adaptados a su realidad”, incluso si traspasan “fronteras tradicionales como las provincias o comunidades”.

La bicicleta se abre paso en las comarcas gerundenses

Si nos trasladamos a la comunidad catalana, hace mucho tiempo que en algunas comarcas rurales del interior, la costa y el Pirineo de Girona no se oyen los raíles de los trenes. En su lugar, se escuchan las ruedas y el tintineo de los timbres de las bicicletas, así como los pasos de los vecinos. Son ellos los que ahora transitan por los antiguos caminos ferroviarios de los “carrilets" (pequeños trenes) que, tras años en desuso, se han reinventado para convertirse en las llamadas ‘Vies verdes’ (Vías verdes).

Esta iniciativa, en este caso impulsada por el Consorcio de Vías Verdes de la Diputación de Girona, suma ya 217 kilómetros de sendas acondicionadas para transitar a pie o en bicicleta, así como una ruta ciclable circular (Prinexus) con 340 km, que conecta Girona y Francia. “La acogida ha sido muy buena y cada vez tenemos más municipios interesados. Empezamos con 23 localidades y ahora somos 78, con posibilidad de incorporar más ayuntamientos en los próximos años”, asegura el presidente del Consocio, Quim Roca i Ventura, sobre este proyecto, que cumple este año su 20 aniversario.

Aunque la iniciativa no pretende sustituir a otros tipos de transporte necesarios como autobuses, coches o los mismos trenes – especialmente ante inclemencias climáticas o con dificultades físicas, - sí que se presenta como una herramienta complementaria para intentar conectar a los ciudadanos de otra manera.

De hecho, - explica Roca i Ventura - la utilización de este tipo de vías varía en función de la localidad. En algunos municipios, los usuarios son vecinos que se desplazan diariamente para estudiar, trabajar o ir a comprar, pero en otras se han convertido en un activo turístico y de ocio - al conectarse con rutas europeas - o para el deporte, especialmente, en las zonas montañosas del Pirineo. Por modalidad, el 57% de los trayectos son a pie y el 43% en bicicleta, según recoge el Consorcio.

“Estamos intentando conectar localidades de montaña, mar e interior y así aprovechar la riqueza del paisaje y de territorio a locales y visitantes”, indica Quim Roca i Ventura, que asegura que “se está trabajando” para evitar tramos desconectados, mejorar las señalizaciones e informar de las rutas, así como de sus servicios asociados (alojamientos, reparación de bicicletas, etc.) a la población. “Es importante mantener una conexión entre municipios medianos o pequeños con las ciudades capitales de comarca”, incide Roca i Ventura. “Una movilidad segura y sostenible puede ser también un anclaje para la población rural”, concluye.