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Abandono y trato degradante: el relato "dantesco" de la investigación de 87 muertes en una residencia de Premià de Mar

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Fallecieron 87 personas como consecuencia de "las negligencias cometidas y consentidas por los querellados"
Fallecieron 87 personas como consecuencia de "las negligencias cometidas y consentidas por los querellados"

"La previa situación de desorden tornó en caos provocando un grave brote que concluyó con la muerte de numerosos residentes, a muchos de las cuales ni siquiera se les dio un final de vida digno, y con la causación de graves lesiones y padecimientos a otros por falta de alimentación, hidratación, curas, higiene y dispensación de medicaciones prescritas". Así describe la fiscal Montserrat Poderoso lo vivido en la residencia Ca N’Amell de Premià de Mar (Barcelona) entre el 1 de marzo y el 30 de mayo de 2020. Una extensa querella de 62 páginas que ya investiga el juzgado de instrucción 2 de Mataró.

Fallecieron 87 personas (62 en el centro residencial, 24 en dispositivos sanitarios y uno en su domicilio) como consecuencia de "las negligencias cometidas y consentidas por los querellados", afirma.

Y destaca "la gravedad del sufrimiento provocado a los usuarios dada la desatención a la que fueron sometidos", ya que ni el director de la residencia ni la directora médica "adoptaron las medidas necesarias para evitarlo". Por eso les acusa de homicidio y lesiones por imprudencia profesional grave y de trato degradante.

Situaciones "dantescas", abandono de pacientes y falta de higiene

La querella describe situaciones "dantescas". La Fiscalía explica que la residencia ya presentaba "graves déficits, conocidos y aceptados por los querellados", antes de la pandemia. Entre otras cosas, no había suficiente personal y las noches y los fines de semana tampoco personal médico ni enfermero en el centro.

Así que los residentes dependientes no se alimentaban, nadie se aseguraba de que tomaran medicación quienes la tenían pautada y no se ofrecían curas paliativas. Amén de falta de higiene y otras graves deficiencias. Por ejemplo, los empleados ni siquiera tenían esponjas para asear a los ancianos: por orden de los querellados se usaba papel de manos "por ser más económico". O los timbres de alerta estaban inutilizados.

En estas circunstancias de precariedad, el no adoptar las medidas necesarias favoreció la rápida expansión del virus cuando se dieron los primeros contagios, a mediados de marzo, razona la fiscal. Ya el 20 de marzo el servicio de vigilancia epidemiológica dio instrucciones de cómo proceder (los conocidos planes de contingencia). Pero según la Fiscalía, ni se formó a los trabajadores, ni se les dotó de material de seguridad, ni se aisló a los enfermos que “deambulaban libremente por el centro sin control y sin mascarillas”.

También se implicó el equipo de atención primaria de Premià de Mar, que durante los siguientes días y en sucesivas visitas constató y documentó la "total desatención de los protocolos" y, además, "los obstáculos que ponía la dirección del centro a su actuación".

Los informes que incorpora la querella relatan situaciones terribles. Seis ancianas halladas aisladas en el gimnasio, pasando frío, sin baño ni pulsadores de aviso. Tres pacientes con sospecha de neumonía para los que se solicita oxígeno, pero la bombona carece de las conexiones necesarias.

Detectan pacientes con sábanas sucias y pañales dobles. O aún peor. Con pañales con heces y orina. Cuidadores que hacen salir a los residentes para darles comida en zonas comunes. Pacientes desorientados por los pasillos. Otros perdidos. Otros sin identificar. Algunos que se automedican. Bombonas de oxígeno vacías. Residentes que han sufrido caídas -rotura de fémur incluida- y no se ha registrado. EPIs sucios "por todas partes". Un residente muerto del que no saben decir cuando falleció. Pacientes descalzos y a medio vestir. Otros no desayunan porque son dependientes y nadie les ha ayudado.

El Consorci Sanitari del Maresme asumió la dirección técnica provisionalmente

Los informes hablan de caquexia (desnutrición severa, una paciente perdió 15 quilos), xerostomía (sequedad de la boca), deshidratación, diaforismo (sudoración abundante), pacientes sarcopénicos (disminución de masa y fuerza muscular).

En cuanto al personal: se fuma en el centro, una sola enfermera para toda la residencia, un médico no colegiado. "La capacitación del personal auxiliar de enfermería es muy baja". No funcionan las líneas telefónicas. No hay cubos para residuos en las habitaciones ni soluciones desinfectantes. Solo disponen de dos termómetros y dos pulsiómetros.

A partir del 18 de abril de 2020, la Generalitat intervino la residencia y el Consorci Sanitari del Maresme asumió la dirección técnica provisionalmente. El director no fue apartado pero se desentendió, insiste la fiscal. En todo caso, fue muy difícil normalizar la situación. En junio se incoó expediente sancionador y se suspendió del servicio a la sociedad responsable. En octubre de ese año, se autorizó el cambio de titularidad. Ahora es la residencia Vila Clavellina.

Tercer caso en Cataluña que llega a los juzgados

En Cataluña otras dos residencias están siendo investigadas por sendos juzgados. El juzgado de Tremp (Lleida) investiga la residencia Fiella. En la segunda ola, entre el 19 de noviembre y el 25 de diciembre de 2020, murieron 64 de los 142 residentes, más del 42 %.

Están investigadas la directora y la responsable higiénico-sanitaria en dos piezas separadas. Una por homicidio imprudente y vejación injusta y otra por delitos contra la seguridad de los trabajadores. En esta residencia se han encontrado registros de medicación o de toma de temperatura a residentes que ya estaban muertos. O se han constatado casos de familiares a los que habían informado de que sus parientes estaban bien cuando en realidad ya habían fallecido. Se enteraron de la verdad por la funeraria o vecinos.

La residencia de Tremp registra otras cuatro muertes y ya son 53 los fallecidos

Y un juzgado de Sabadell tiene sobre la mesa la denuncia de fiscalía por la muerte de más de 40 ancianos en la primera fase de la pandemia. En este caso, en la residencia Palau, en Palau Solità i Plegamans (Barcelona). Y la fiscalía acusa al director y al médico por negligencia y falta de diligencia