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El marketing de alimentos infantiles, un imán peligroso: zumos, galletas o yogures que ocultan un "chute de azúcar"

  • Un estudio revela que 9 de cada 10 anuncios de televisión para niños incumplen la normativa de alimentación saludable
  • Los especialistas en nutrición piden a las familias revisar el etiquetado de los productos antes de comprar

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Dos niños acompañan a su padre a hacer la compra en un supermercado.
Dos niños acompañan a su padre a hacer la compra en un supermercado.

Si un niño o una niña recorre junto a sus padres los pasillos de un supermercado, lo más probable es que se detenga frente a los productos cuyos envases son más coloridos y llamativos para ellos. A menudo, el reclamo son personajes de animación que conocen bien y que se sitúan en la parte frontal del paquete junto a palabras que también sirven de anzuelo para los padres como "rico en vitaminas", "ingredientes de origen natural" o "fuente de calcio".

Si a esto se añade un precio habitualmente bajo y un formato que suele resultar práctico para llevar al 'cole' y que, por tanto, ahorra tiempo de preparación a las familias, el producto parece idóneo. El problema, subrayan los expertos, es que en nutrición tampoco es oro todo lo que reluce.

"Desde el punto de vista del marketing es perfecto. Parece que todo el mundo sale ganando, el niño, el padre y la industria, pero la realidad es que un gran número de los productos alimentarios que no son nutricionalmente sanos son más baratos, se encuentran fácilmente en supermercados y son agradables para el paladar a pesar de que a medio y largo plazo son muy dañinos para los niños, para la sociedad en general e, incluso, para el sistema sanitario", subraya a RTVE.es Gloria Jiménez Marín, investigadora del departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad de Sevilla.

Esta profesora lleva años analizando junto a su grupo de investigación cómo la publicidad puede inducir a una mala alimentación y por eso defiende la necesidad tanto de revisar el cumplimiento de los códigos a los que se adhieren las marcas como de concienciar a los padres sobre la importancia de prestar atención a las etiquetas nutricionales de los productos que vayan a comprar.

"Se venden como saludables numerosos productos que no lo son", advierte Jiménez.

9 de cada 10 anuncios de TV incumplen el código PAOS

Uno de los estudios más recientes que ese grupo de la Universidad de Sevilla ha llevado a cabo, junto a otros investigadores de la Universidad de Cádiz, concluye que 9 de cada 10 anuncios publicitarios de alimentos y bebidas en la televisión incumplen la normativa del Código de Publicidad de Alimentos y Bebidas Infantiles (Código PAOS), destinado a promover el bienestar físico y la felicidad de los menores a través de una dieta saludable.

Tras analizar un total de 177 piezas durante la emisión publicitaria de cinco canales de televisión dirigidos al público infantil, los autores del estudio se han topado con que hay “un incumplimiento sistemático de este código que se traduce en hábitos alimentarios inadecuados entre los niños”, lo que evidencia, dicen, que "la autorregulación de las empresas publicitarias por parte de los organismos competentes es insignificante e insuficiente".

Las conclusiones de la investigación también revelan que “el 83,05% de los alimentos anunciados no son esenciales” y señalan que “los anuncios de productos lácteos son los que más infringen las normas, seguidos por los de bollería industrial, con un 31,25% y un 25%, respectivamente.

Por otro lado, los científicos consideran que también “se incumplen estándares éticos" relacionados con el lenguaje comunicativo de los anuncios, por ejemplo, cuando se recurre a elementos fantásticos o se generan "expectativas inalcanzables" para el público infantil. Del mismo modo, han detectado casos de lo que definen, directamente, como "publicidad engañosa".

A juicio de los investigadores, resulta especialmente preocupante que, en España, alrededor del 50% de los espacios comerciales de bebidas y alimentos dirigidos a menores de 12 años sean productos no saludables”, y por eso, piden adoptar "de manera urgente" medidas legislativas obligatorias que protejan la salud infantil.

"El código PAOS es un código con buenas intenciones, pero es un mecanismo de adhesión voluntaria, con lo cual solo se suma a él quien quiere y, una vez adherido la realidad, es que tampoco se cumple, entre otras cosas porque no hay ningún premio o sanción", critica Jiménez.

¿Cómo leer las etiquetas nutricionales?

La nutricionista Patricia Nevot, que trabaja en el centro Júlia Farré y forma parte del grupo de especialización en Nutrición Pediátrica de la Fundación Española de Dietistas y Nutricionistas, también cree que conviene revisar la aplicación de las normas publicitarias y considera que sería positivo aplicar un 'marketing' más atractivo a los productos que verdaderamente sean saludables.

Mientras tanto, lo que sugiere a los padres y madres es que se acostumbren a darle la vuelta a los envases de los alimentos dirigidos a niños para revisar la etiqueta nutricional, antes de comprarlos: "El mensaje que se da en la primera carátula no suele ser la realidad y la gente no gira el envase para mirar realmente los ingredientes y ver si lo que dice es verdad o no. Tú miras si pone 'sin azúcares añadidos', 'bajo en sal' o 'bajo en colesterol', pero si lo compruebas quizá te das cuenta de que puedes estar ofreciendo algo insano a tu hijo sin saberlo", dice Nevot.

De partida hay que saber que, en la etiqueta, los ingredientes van de mayor a menor contenido, explica la nutricionista: "El primero que te encuentras es el que está en mayor contenido, así que si estás mirando unos cereales integrales y el primer ingrediente que te encuentras es chocolate o una harina refinada, eso ya lo tienes que descartar. Si estás comprando un cereal integral y el primer ingrediente, efectivamente, es cereal integral puedes seguir mirando", explica Nevot.

Otro consejo que puede ayudar a detectar los productos menos sanos es este: "Cuantos más ingredientes lleve, peor. Si estás comprando unas galletas y en vez de llevar cuatro ingredientes lleva 15, será mejor la de cuatro, en general. Cuanto más le añades significa que menos lleva de todo, que menos llevará del ingrediente principal", aclara la nutricionista.

Más allá de esos "trucos", recomienda evitar al máximo los ultraprocesados y moderar el consumo de alimentos que lleven altos niveles de azúcar o de harinas refinadas.

La doctora Rosaura Leis, coordinadora del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría, advierte de que los niños españoles están "perdiendo la adherencia a las dos grandes dietas" de nuestro país, la mediterránea y la atlántica, y urge a revertir esa tendencia.

"En las consultas estamos presenciando unas dietas no saludables en nuestros niños, pero también una disminución importante de la actividad física por el mayor tiempo que dedican a las pantallas. Al final lo que conseguimos es un balance positivo de energía, con un aumento de grasa corporal y una mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad, y de todas las enfermedades que van asociadas a ellas", explica Leis.

El último informe Aladino, relativo a niños y niñas de entre 6 y 9 años, refleja que un 40,6% de escolares tiene exceso de peso. De estos, el 23,3% está en niveles de sobrepeso y el 17,3% sufre obesidad, unas cifras que se agravan en el caso de familias con rentas más bajas.

Lo que esconden zumos, galletas o yogures bebidos

Un momento del día en el que proliferan los hábitos de alimentación poco saludables es la hora del recreo, ya que las meriendas de los escolares, asegura Nevot, no son "nada saludables", en líneas generales.

"Solo tienes que irte a la salida de un colegio y mirar las bolsas de basura que hay alrededor y ver que peladuras de plátanos hay pocas. Acaban siendo envases de yogur bebido, batidos de chocolate, zumos, bolsitas de galletas, de patatas…", lamenta la experta, quien considera que, en muchos casos, es el agitado ritmo de vida de los padres lo que les lleva a elegir productos "fáciles" y que gustan mucho a los niños.

Se lo dan creyendo que es sano y en realidad lo que le están dando es un chute de azúcar

En otras ocasiones es la falta de información y de conocimiento nutricional lo que lleva a pensar que los niños están tomando un producto saludable a la hora de la merienda, cuando ocurre justo lo contrario.

"Algo muy típico son bebidas como los yogures bebidos (menciona una marca muy conocida). Se lo dan creyendo que es un lácteo y que es sano porque lleva calcio y en realidad lo que le están dando es un chute de azúcar. Lo mismo pasa con todos los zumos, que, aunque sean sin azúcares añadidos, no son saludables", recalca Nevot, quien también apunta a los cereales que a menudo desayunan los niños como productos que suelen tener un alto nivel de azúcar.

En este último caso recomienda no dejarse llevar por el contenido en vitaminas que destacan los paquetes de cereales: "Cuando compras un cereal no debes buscar que lleve vitaminas, porque al final eso te lo van a cubrir los vegetales y las frutas. Es importante buscar las fuentes de nutrientes en alimentos que realmente las contengan, porque quizá este que compras lleva vitaminas añadidas, pero a cambio le han puesto mucho azúcar. No por llevar más vitaminas es más saludable", insiste la nutricionista.

Del mismo modo, que unas galletas o bizcochitos para niños contengan leche, incluyan varios tipos de cereales o no incorporen edulcorantes artificales no quiere decir que sean una buena opción.