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Turismo rural

Aumentan los retiros en los monasterios este verano

  • Desde la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara creen que se debe a la pandemia
  • Se han incrementado entre un 50 y 60% los visitantes con respecto a años anteriores

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Monasterio de Santa María de Buenafuente del Sistal, Guadalajara
Monasterio de Santa María de Buenafuente del Sistal, Guadalajara

Bajo los cipreses y grandes árboles del patio del Monasterio de Santa María de Buenafuente del Sistal, en la provincia de Guadalajara, hay un grupo de personas que conversan entre sí. Se trata de uno de los ejercicios espirituales que realiza el padre don Ángel Moreno, el vicario episcopal para la Vida Consagrada en la diócesis Sigüenza-Guadalajara. “Probablemente por el tema de la pandemia, por el tema del confinamiento, el porcentaje sube en relación con otros años. La fenomenología es distinta a otros años prepandémico. Vienen gentes que ya tienen costumbres, otros por situaciones de crisis familias o por haber llegado al límite”.

Reconocen que en el último año se han incrementado el número de visita que vienen a pasar unos días de retiro a este enclave del Alto Tajo. Sobre todo, los visitantes han aumentado en verano. Desde junio, están recibiendo en sus instalaciones una media de 34 personas a la semana, es decir, entre un 50 y un 60% más a otros años. Esto se traduce en 34 huéspedes de media cada semana. “Para venir hay que ponerse en contacto con el Monasterio o nuestra casa de acogida para ver si tenemos capacidad. Aquí tienen pensión completa, comida y estancia”, detalla Moreno.

Ejercicios espirituales en el monasterio

Un joven veinteañero, Tomás Garrido, nos dice que es la primera vez que realiza un retiro y que lo ha hecho para encontrar un poco de paz y silencio entre tanto ruido producido por la pandemia. “Yo he dedicado parte de mis vacaciones para pasar aquí una semana. He venido a aprovechar unos días para hacer algo distinto y replantearme mi futuro, qué quiero hacer con mi vida, reponer fuerzas”, afirma Tomás.

“No tiene precio”

Los responsables y voluntarios del monasterio les ofrecen desde alojamiento hasta desayuno, comida y cena. Un servicio totalmente gratuito, porque no cobran. “La economía no puede ser nunca una excusa para que una persona no pueda venir a meditar”, concluye don Ángel Moreno, que sí confirma que aceptan donativos a través de su Fundación. Un dinero esencial para el mantenimiento y subsistencia de lugares en peligro como éstos.

La economía no puede ser nunca una excusa para que una persona no pueda venir a meditar

En el Monasterio de Buenafuente del Sistal solo quedan cinco monjas de la orden del Císter. La misma orden que se despidió el pasado mes de julio de Brihuega, tras cuatro siglos de vinculación con este pueblo alcarreño.

No es obligatorio participar en los actos litúrgicos. “Aquí se aceptan todas las personas, vengan de donde vengan, que quieran encontrarse con su yo interior, consigo mismos”, admite Moreno.

No son casas rurales

Conocedores del valiosísimo patrimonio natural que les rodea, los extensos bosques del Alto Tajo, don Ángel Moreno recuerda que estos lugares no tienen intención de convertirse en casas rurales y que tampoco están destinados al ocio. Además, insisten a sus huéspedes en que deben respetar el espacio y el medioambiente, un enclave de gran valor ecológico que ofrece rutas de senderismo muy valoradas. En el caso de Buenafuente, desde hace 8 siglos es un lugar austero y asilado, que se rige por un régimen comunitario, ideal para el recogimiento y el retiro de las grandes ciudades.

Solo quieren que todos los visitantes que vengan se encuentren con su yo interior y, para los católicos, con el mismo Dios, a través del silencio y la naturaleza que ofrece el lugar. Un silencio solo roto por la fuente que brota en el centro de la plaza y que da de beber un agua hace siglos considerada curativa. Un manantial del que bebe todo aquel sediento de respuestas.