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Elecciones históricas en México: las más grandes, decisivas y violentas

  • El 6 de junio se vota, entre otras cosas, por el control de la Cámara de diputados o por 15 de los 32 gobiernos estatales
  • El proceso electoral está marcado por la violencia. Desde septiembre, han asesinado a 89 políticos, 35 de ellos candidatos

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Un hombre sosteniendo una bandera electoral frente a un cartel de Juan Carlos Loera, candidato del partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) a gobernador en el estado de Chihuahua, México.
Un hombre sosteniendo una bandera electoral frente a un cartel de Juan Carlos Loera, candidato del partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) a gobernador en el estado de Chihuahua, México.

Las del próximo 6 de junio no son unas elecciones generales, pero son las más grandes de la historia y se vota en todo México. Más de 90 millones de ciudadanos están convocados a las urnas en los 32 estados del país para elegir a los 500 diputados federales, a cientos de congresistas locales, 15 gobernadores y cerca de 20 mil puestos municipales.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, AMLO, no está en las papeletas electorales, pero el proyecto político que encabeza, la llamada Cuarta Transformación, sí se somete a examen. Tras tres años en el poder, la mitad del sexenio, estas elecciones son un primer referéndum sobre su gestión. Con el país más polarizado que nunca en torno a su figura, la mayoría del electorado parece moverse entre el triunfalismo del gobierno y el catastrofismo de la oposición.

Entre el triunfalismo y el catastrofismo

Para López Obrador, México ya no es lo que era. Es un país menos corrupto, más justo e igualitario y, si los mexicanos quieren que aún lo sea más, deben votar el 6 de junio por su partido, Morena. El objetivo es ensanchar su poder territorial con nuevas gubernaturas y consolidar o ampliar su mayoría en la Cámara de Diputados.

Enfrente, tiene a una oposición que se presenta en bloque. El conservador PAN, el otrora hegemónico PRI y la histórica oposición de izquierdas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) han unido sus fuerzas para poner freno a un presidente al que consideran un peligro para México. Aseguran que el país está peor que nunca, que la democracia, la división de poderes y las instituciones están bajo amenaza y piden un voto en contra del gobierno que sirva de contrapeso.

Más popular que su partido, a pesar de la prensa

La mayoría de los principales medios nacionales e internacionales comparten esa visión crítica con el gobierno. Esta semana, sin ir más lejos, The Economist ha causado un gran revuelo con una portada en la que aparece AMLO bajo el título "El Falso Mesías". El aludido ha respondido tachando de "grosera" y "mentirosa" a la publicación británica.

Andrés López Obrador suele quejarse de que es el presidente de la historia y, sin embargo, su popularidad apenas se resiente. Conserva una aprobación del 60 % y esa es la principal baza electoral de su partido. Lo sabe Morena y lo sabe el presidente, que no se presenta, pero trata de estar presente lo máximo posible en esta campaña. El Instituto Nacional Electoral (INE), una de los organismos autónomos con los que mantiene una dura pugna, ya le ha dado varios toques de atención por saltarse la veda que le impide hacer campaña.

México elige a más de 20.000 cargos públicos con extravagantes candidaturas como la del 'Tinieblas'

El discurso del presidente a favor de los pobres y en contra de las elites sigue funcionando, a pesar su cuestionada gestión de la pandemia (cuarto país con más muertes), de la economía (el país ya se asomaba a la recesión antes del virus), o de la violencia. Después de dos años con récord de homicidios, se redujeron mínimamente el año pasado aunque siguen en torno a los 100 asesinatos diarios.

Campaña sangrienta

Esta campaña es un nuevo recordatorio de lo mucho que queda por hacer en este sentido. Durante el largo proceso electoral, que arrancó en septiembre, han muerto asesinados 89 políticos, de los que 35 eran candidatos.

No hay día en que algún aspirante no sufra algún ataque. Este viernes, mataron a un candidato a regidor en Chiapas, balearon a otro en Puebla y hombres armados retuvieron temporalmente a otros en Tamaulipas. El jueves tirotearon a un candidato en Acapulco, el miércoles mataron a una candidata en Guanajuato, secuestraron a uno en Michoacán y agredieron a otros dos en Guerrero y Estado de México.

El recuento diario de estos casos es "amarillismo" para el presidente López Obrador, pero su secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ha tenido que admitir que hay más violencia hacia los candidatos que en anteriores procesos electorales.

Uno y otro, coinciden en que detrás de estos ataques está el crimen organizado, pero la explicación es, según los expertos, más compleja.

Se amplía el catálogo delictivo

Con el descabezamiento de los grandes cárteles, hay más grupos delictivos que antes compitiendo por el control no solo de los cultivos de droga y de las rutas del narcotráfico, sino de territorios enteros. Su cartera de negocios se ha ampliado y su aspiración ahora es conquistar una zona y exprimirla al máximo. "Se dedican a extorsionar o a ofrecer protección tanto a negocios legales, como ilegales. Se meten en la tala ilegal, en la minería, en la agricultura" explica Falko Ernst, analista del International Crisis Group.

Tener a un candidato de su lado o imponer al suyo, deshaciéndose de los otros, les da acceso al botín municipal. Se ganan la protección de la policía, pero también pueden saquear las arcas públicas u obtener información sobre los contribuyente. Una mina para extorsionarlos u otros fines delictivos.

Esta explicación, sin embargo, podría valer para entender la violencia electoral en algunas zonas del estado de Guerrero, pero quizá no explique por qué matan a un candidato en Veracruz.

El comodín del narco

"La mayoría de las víctimas señalan como responsables de los ataques a sus rivales políticos", asegura Ruben Salazar, director de la consultora Etellekt, que ha documentado la violencia en este y anteriores procesos electorales.

Según sus datos, hay candidatos atacados de todos los partidos, pero coincide que el 80% están en la oposición en sus municipios o dónde quiera que estén compitiendo por un cargo.

"Muchas veces-continúa Salazar- los políticos atribuyen toda la violencia al narco para eludir su responsabilidad, para tapar sus arreglos con los criminales u ocultar que ellos mismos lo son. En México ya no hablamos sólo de narcopolítica, sino de política criminal".

La violencia política en México no es nueva. Es casi una tradición desde los tiempos de la Revolución, pero parece verse favorecida también por el clima de impunidad. Más del 90% de los crímenes no se resuelve. Saber que sus actos no tendrán consecuencia, puede alimentar la guerra sucia entre candidatos e incluso hacer que alguno pueda caer en la tentación de eliminar a su rival, haya o no intereses delictivos de por medio.

El resultado es que más de 100 aspirantes han tirado la toalla. Hay pueblos donde no hay candidatos opositores, todos han abandonado por miedo, salvo el que ha impuesto el narco o el cacique local. Los que deciden seguir a pesar de las amenazas, lo hacen sin pisar la calle o haciéndolo solo con escolta. Unos 150 candidatos reciben algún tipo de protección.

En México, no se vota hasta próximo domingo día 6, pero en muchos de sus municipios no son los electores quienes eligen quien va a ganar. Ya lo han decidido las balas.