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Coronavirus

Clubes de lectura virtuales: el refugio de los 'devora libros' durante la pandemia

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El único requisito para participar en los clubes de lectura es poseer el carnet de la biblioteca
El único requisito para participar en los clubes de lectura es poseer el carnet de la biblioteca

Menos conocidos que sus gemelos presenciales, los clubes de lectura virtual han emergido del anonimato y se han transformado en flotador cultural en mitad de la tormenta del coronavirus. A él se han agarrado los usuarios ‘devora libros’ además de nuevos lectores con hambre de letras y compañía literaria.

La Comunidad de Madrid, una de las regiones más golpeadas por la pandemia, cuenta con ocho salas operativas de lectura virtual dependientes de sus bibliotecas públicas: Brújula literaria (literatura española), Crónica negra (novela policíaca), Los sabedores (ensayo), La buena vida (viajes y gastronomía) y Comando lector, orientada a jóvenes de 13 a 16 años.

A estas cinco primeras se han sumado otras tres por el incremento de las peticiones: La vuelta al mundo en 80 libros, narrativa contemporánea, Cuando el futuro nos alcance, volcada en la ciencia ficción y un punto de encuentro de novela histórica.

“Se ha notado muchísimo el aumento de la demanda a raíz del tiempo libre por el confinamiento. Hemos pasado de 3.000 a unos 5.000 usuarios. Un incremento de entre el 25%-30%. Están funcionando muy bien y por eso la apertura de nuevos espacios para leer”, señala a RTVE.es, Amaya Ruiz, coordinadora de los clubes de lectura virtuales de la Comunidad de Madrid.

Del ensayo a la novela negra

¿Y cómo funcionan? Todo es gratuito y el único requisito para el usuario es poseer el carnet de la biblioteca, que comparte los libros a través de un sistema de licencias digitales [El acceso se realiza a través del enlace del Portal del Lector].

Cada club está coordinado por un especialista en la materia que propone un libro durante un tiempo medio de tres semanas: lo que suele durar el préstamo. Una lectura en grupo que ejerce en tiempos turbulentos de palanca reflexiva y de evasión vía una pasión común.

“El moderador va colgando contenidos sobre el autor, sobre los personajes… Luego hay un chat muy fluido de opinión y debate, más un foro de preguntas y respuestas. El club que cuenta con más seguidores es el de ensayo donde las conversaciones se derivan hacia lo que estamos viviendo con el coronavirus. Ahora mismo están leyendo Happycracia (un ensayo de la socióloga israelí Eva Illouz y el psicólogo español Edgar Cabanas sobre la obsesión por la felicidad y sus claroscuros)”, cuenta Amaya Ruiz.

Cada menú se divide en géneros al gusto de cada lector: de las grandes preguntas que abarca el ensayo, centrado en los retos del siglo XXI como el cambio climático o el uso de las redes, hasta el placer mundano de las narrativas que propone La buena vida, coordinado por la periodista Mabel Orgaz, que explora temas como el amor, la gastronomía o “las cosas que nos hacen reir o disfrutar en general”.

Una pasión común

Gemma participa en un club de lectura feminista de una biblioteca pública desde hace años y cuenta su experiencia. “Creo que la novela más interesante que he leído gracias al club es Del color de la leche escrito en primera persona por una joven que apenas ha aprendido a leer. También es entretenido The Power una novela de ciencia ficción sobre una distopía feminista. Y he descubierto a Toni Morrison en La bendición que siempre me había dado pereza y me ha sorprendido gratamente”, apunta.

Esta traductora de alemán detalla que leen “ensayos, novelas, poemas, cuentos y relatos”. El grupo está formado por doce mujeres y un par de hombres que se amoldan al retrato robot del lector medio en España: mujer, mayor de 55 años, y con estudios universitarios, según el último Barómetro de Hábitos de Lectura, que también arroja una brecha lectora entre sexos: El 68,3% de las mujeres lee libros en su tiempo libre, frente al 56% de hombres.

“Recomendaría mi club a alguien que quiera reflexionar sobre el feminismo con una perspectiva cercana y sin bagaje académico previo”, opina Gemma.

En Madrid, el escritor Lorenzo Silva coordina junto a la periodista Noemí Trujillo desde 2018, Crónica negra, el grupo online de novela policíaca. “Me encanta participar porque es sacar la lectura digital de la economía sumergida porque así no hay pirateo. Y yo siempre he defendido una biblioteca pública virtual”, explica el autor.

El club consagrado al noir es otro de los favoritos entre los participantes y cuenta con entre 500 y 600 personas conectadas en red.

“También organizamos quedadas con los escritores y la gente se implica mucho. Ahora estamos detrás de Manuel Marlaska porque hemos leído Cazaré al monstruo sobre el pederasta de Ciudad Lineal, y nos ha conmovido mucho”, concluye Silva.