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Sam Mendes: "Lucho por el derecho a ver películas sin superhéroes ni estrellas"

  • Se estrena 1917, una inmersión en la I Guerra Mundial que está rodada como si fuera un solo plano
  • RTVE.es entrevista al director británico, triunfador en los Globos de Oro

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Sam Mendes: "Hace 100 años, la gente entendía que su deber como ser humano era sacrificarse por algo mayor"

Alfred Hitchcock decía que todo cineasta sueña con hacer una película en un solo plano. Y Sam Mendes (Reading, 1965) ya ha cumplido ese sueño. 1917 es un viaje inmersivo a la I Guerra Mundial en la que la cámara acompaña sin descanso la epopeya de dos soldados británicos internándose en tierra de nadie y tras la línea alemana para transmitir un mensaje a un batallón lejano y evitar una tragedia. Una ficción (inspirada por el abuelo del director, combatiente británico), que es el primer guion original de Mendes.

Mendes, que proviene de la dirección teatral y cuyas virtudes siempre se asociaban a la dirección de actores, debutó en el cine a lo grande con la oscarizada American Beauty, pero no fue hasta sus dos películas de la saga Bond (Skyfall, Spectre) cuando dice que se interesó a fondo por las posibilidades expresivas del lenguaje cinematográfico. Una experimentación que culmina ahora con la ayuda de un genio de la dirección de fotografía, Roger Deakins, y la virguería de contar un día de guerra en apenas dos horas, ocultando los pocos cortes de su película.

1917 es un arabesco que, citando otra vez a Hitchcock, sacrifica la profundidad de los personajes por la acción pura. De momento, 1917 ha sido bendecida en los Globos de Oro y se posiciona como una de las favoritas para los Oscar en un año especialmente incierto.

P.: ¿El plano secuencia es el que mejor refleja el modo en el que percibimos las cosas en la realidad?

R.: Sí, lo pienso. Porque no es algo totalmente naturalista: la cámara no sigue simplemente a los protagonistas, ni trota por detrás siguiéndoles, sino que hay una evolución y relación constante de la cámara con ellos. Como espectador, te mueves por el mismo espacio de los actores y tu perspectiva no cambia por el montaje o las cámaras múltiples. Sí, creo que está más cerca de la realidad. Pero lo diría de otro modo: Está más cerca de la experiencia que ellos vivieron. Lo único que ves es una dirección, da igual el lugar de la película que elijas. La películas es una línea la mires por donde la mires.

P.: Durante el rodaje, ¿te sorprendía el resultado de lo que ibas filmando?

R.: Una película es como hacer algo capa a capa. Y esperas accidentes felices: estamos hablando de tomas de 10 minutos, donde creas un entorno en los que lo actores pueden vivir en ese espacio y olvidarse de las cámaras. Y cuando haces tomas tan largas suceden cosas divertidas con la luz, el clima, una línea de diálogo errónea, alguien se cae. Y todo parece más vivo y real. Por lo tanto, es justo decir que cada toma mejoraba lo que había imaginado y había días que estaba emocionado detrás del monitor.

P.: La I Guerra Mundial cambió el mundo y la guerra para siempre. ¿Qué valores han cambiado 100 años después?

R.: Hace falta alguien más que yo para decir lo que ha cambiado el mundo en 100 años. Pero siento que fue un punto de inflexión en la historia. Fue el nacimiento de la guerra moderna: empezó en 1914 con caballos e infanterías y terminó en 1918 con tanques, bombas, aviones y armas de destrucción masiva. Pero, a la vez, la comunicación no se había desarrollado, era algo muy difícil. No tenían otro modo de comunicarse más allá de 25 metros que gritar. Por lo tanto, tienes ese momento terrible con un vasta cantidad de destrucción, pero sin comunicación.

En aquella época, la gente entendía que su deber como ser humano era sacrificarse por algo mayor

Y tengo la sensación de que la gente tenía un sentido del sacrificio, que entendían que parte de su deber como ser humano era sacrificarse por algo mayor a lo que ellos eran y, sí, pienso que ya no vivimos en ese tipo de cultura. Por ejemplo, el cambio climático es algo que podría unir a la gente, pero no sé si es algo por lo que iríamos a la guerra. Arriesgar tu vida ya es diferente.

P.: ¿Piensas que las salas del cine quedarán solo para las franquicias y el gran espectáculo, qué las historias complejas están desapareciendo?

R.: El debate versa más sobre asegurarse de que los espectadores tengan opciones en las salas de cines y no solo vean un tipo de películas. Y es una preocupación legítima, que no está equivocada. Pero también vivimos una época dorada de la televisión, y hay películas pequeñas que funcionan bien en la televisión también. Yo mismo he hecho películas pequeñas que funcionan tan bien en televisión como en el cine.

Creo que tenemos que centrarnos en utilizar las posibilidades de la gran pantalla: sonido envolvente, IMAX, la dimensión de la pantalla, ambición narrativa. Y lucho por el derecho de la gente de ver películas como está: sin grandes estrellas, que no sea una franquicia, sin superhéroes. Pero quiero ver gente en el cine, para eso estoy aquí, para persuadir a la gente de que se siente junto a 300 personas en la oscuridad y darles algo que es una película y una experiencia a la vez. No es solo imagen, sino sonido y música. Es importante hacer este tipo de películas, pero cada vez es más difícil.

P.: Christopher Nolan hizo Dunkerque

R.: Creo que es parte de nosotros que nos fascinen esas guerras. No creo que mi película sea especialmente nacionalista. Creo que estos dos soldados podrían ser alemanes o franceses. Va más de la experiencia de la guerra que de la perspectiva de uno de los bandos. Por supuesto, lo veo desde la perspectiva británica porque soy británico, pero no creo que vaya del espíritu británico y eso. Habla de la dificultad, de los viajes extraordinarios que hicieron. La guerra elimina las capas sociales, te reduce a tu esencia: entender que es ser humano, qué es tener un hermano, un amigo, querer volver a casa. Verdades universales. Cuando salen alemanes están confundidos y tienen miedo: su viaje es igual de complicado. Todo el mundo está perdido en este viaje, nadie sabe qué está bien o qué está mal, qué es real o qué una alucinación.